Narra Rose.
-Roza...-un sexy acento ruso susurró en mi oído.
-¿Mmm? -murmuré, acurrucándome más junto a Dimitri.
-Despierta, tenemos que irnos -dijo tratando en vano de despertarme.
-No.
-Si.
-Nop.
-Si, vamos, arriba -insistió.
Hice caso omiso a sus insistencias y me acurruqué más contra él. Él suspiró.
Luego de que por fin Dimitri lograra despertarme, ambos nos duchamos y nos vestimos. En nuestra habitación las maletas nos esperaban. Las trasladamos hasta la cocina, en donde Dimitri comenzó a hacer el desayuno y yo, bueno, yo me senté sobre la mesada de la cocina, balanceando mis piernas, viendo como Dimitri cocinaba.
Eché una mirada a nuestro departamento, aun no lograba acostumbrarme. Estamos en la cocina, que es pequeña pero no es como si cocine mucho. Tiene todo lo que debe tener una cocina, obviamente, también una pequeña mesa para cuatro, con cuatro sillas a juego.
Una amplia ventana dentro de la cocina daba una buena vista de la sala. La sala era muy amplia, con grandes ventanas que iluminaban la casa, tenía un gran sofá, con tres pequeños sillones esparcidos. Un librero enorme, con los libros de Dimitri, estaba bajo el alfeizar de la ventana que está cerca de la chimenea. Sobre la chimenea había cientos de fotografías, Dimitri y yo, Lissa, Christian, etc.
Una gran alfombra cubría el suelo de la sala, era de un color rojo oscuro, creo que se llamaba bordó. Frente al sofá había una pequeña mesa de madera, en donde habían varias revistas, aunque por lo general, la usamos como apoya-pies. El sofá y los sillones son del mismo color que la alfombra, sobre el sofá más grande descansaba una manta, la que Dimitri y yo usamos para taparnos cuándo nos acurrucamos a ver una película.
Una mesa de vidrio estaba junto a la chimenea, donde había una televisión de tamaño regular apagada, en la mesa también habían unos cuantos Cd's de películas.
Junto a la sala hay tres puertas diferentes -Si, lo sé, el departamento es grande-, la primera es el baño, la segunda nuestra habitación(que tiene un baño propio) y la última es una especie de "gimnasio" que usamos para entrenar.
Nuestra habitación es grande, tiene una cama matrimonial muy grande y suave, un gran armario que está perfectamente ordenado -gracias a Dimitri. Una pequeña mesita de noche de madera junto a cada lado de la cama, sobre ambas una lámpara. Cerca de la puerta del baño, un espejo de cuerpo entero está colgado.
Vivimos en los departamentos Dhampir de la Corte. Ahora que Lissa es Reina, cambiaron muchas cosas, como la vida de los Dhampir por ejemplo. La primera tarea que hizo Lissa como Reina, fue deshacer la ley del quorum, hecho eso deshizó la ley de edad -Tatiana la había autorizado en su último tiempo como Reina y Lissa tuvo que hacer mucho papeleo para cambiarla- y anunció publicamente que los Dhampirs eran libres. Y cuando digo libres, me refiero a ya no más "Los Moroi son primero", ahora las relaciones entre dhampirs están bien, podemos elegir entre ser guardianes o tener vidas normales. Lissa anunció que los Moroi podían defenderse y con los Dhampirs que aun quisieran ser guardianes, harían un buen equipo, lo que sirvió para contentar a los Moroi y Dhampirs, pero no al Consejo. A eso, aún no hemos encontrado solución, aunque hasta ahora nos hemos apañado bastante bien.
De vuelta a la cocina...
Dimitri me pasó un plato con tocino y pancakes, un vaso con jugo de naranja y una caja con cinco donas de puro chocolate. Le sonreí alegremente a mi Dios ruso, que solo desayunaba cereales con yogurt.
De un salto me bajé de la mesada y me senté junto a Dimitri en la mesa, comenzando a desayunar.
-Oye, ¿crees que hagan una fiesta?-le pregunté a Dimitri, el me miró confundido- Cada vez que voy a Baia hacen una fiesta en tu honor-me mofé.
-Si, es Navidad, claro que harán una fiesta -dijo como si fuera obvio, aunque, en realidad si lo es.
-Si, pero no la harán en tu honor -repuse triunfal al encontrar un punto.
El puso los ojos en blanco, entre exasperado y divertido, como cada vez que usaba la Lógica Rose. Luego de desayunar, entre los dos lavamos todo, mientras nos despedíamos mentalmente de nuestro hogar.
Era época de Navidad, por lo que este año decidimos ir a Baia, en Rusia, a celebrarlo con la familia Belikov. Lissa y Christian venían con nosotros, también Jill y Eddie.
Al principio, el Consejo se opuso totalmente a que nos llevemos lejos a la Reina y la Princesa Dragomir. Sin embargo, Lissa dejó completamente en claro que a ninguno de ellos les correspondía esa decisión, y que en todo caso, Dimitri, Eddie y yo somos tres excelentes guardianes.
Jill fue invitada por Lissa, lo que dejó totalmente descolocada a Jill. Y Eddie, bueno, el fue asignado como guardián de Jill, junto con una chica llamada Nina. Sin embargo, Nina tenía permiso para pasar las vacaciones con su familia, y Eddie y Jill están juntos, así que no hubo mucho problema en ese tema.
-Vamos, Lissa nos matará si llegamos tarde -dije a Dimitri.
El me sonrió, tomó las maletas y salimos de nuestro departamento. Lo extrañaría muchísimo, mi hogar, bueno, nuestro hogar. Solo de Dimitri y yo.
Ah, por cierto, mi nombre es Rose Hathaway, tengo diecinueve años, en cuatro meses veinte.
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Lo que sigue...
أدب الهواةDespués de todo lo que sucedió, ahora todo está en paz, pero más importante, Rose y Dimitri están juntos. # -Lo siento, Camarada -dijo Rose, con una sonrisita- No me casaré hasta que mi edad empiece con un "2". Dimitri sonrió, mostrando sus perfecto...