Hoy si... Hoy le diré todo lo que siento.
¡Ay! Tengo miedo y estoy muy nervioso. No me puedo imaginar la respuesta de Sebastian. No creo que se lo tome a mal...
Llegue al colegio y no me encontré con Sebastiano por ningún lado, trate de esperarlo frente a mi taquilla pero el nunca llegaba. Sentí que pasaron años, pero sólo eran los minutos.
Tocaron la campana para entrar y yo seguía preguntándome... ¿en donde estaba Sebastian?
Entre al salón y me senté. Sentí que pasaron miles y miles de años pero cuando vi la hora me di cuenta que estábamos a mitad de clases.
Me quede viendo la ventana, estaba distraído y solo pensaba en Sebastian. Todo era color de rosa hasta que la puerta del salón se habrio de golpe.
-Profesor... Lo siento... Me tropese... -dijo aquel chico sacandome de mis pensamientos... Espere... Ese chico es Sebastian... ¡¿tiene mi mismo orario?!
-no se preocupe. Pase, tome asiento y que no vuelva a ocurrir... -dijo el profesor siguiendo con la clase.
Sebastian paso, y se sentó a mi lado. Yo estaba mas rojo que nunca, no podía ver mi rostro pero estaba seguro que me ruborice... Si hasta cuando me imagino a Sebastian me sonrojo de la nada, literalmente.
(•••)
Tocaron para el receso y Sebastian salio, yo lo seguí hasta que se dio la vuelta sorprendiéndome... A este paso tendré un paro cardiaco.
-¿que tanto me sigues?
-es que tengo que hablar con tigo -le dije algo nervioso
-vale, escucho...
-pero primero... ¿Quieres tomar un café? Yo invito -dije, para que pudiera relajarme a la hora de decirle.
-vale, vamos...
Caminamos juntos a la cafetería, compramos los cafés y nos instalamos en un de las mesas. Rápidamente saque muchos temas de Conversación, no quería decirle todo de un golpe, aunque... Los nervios se me están pasando.
Lo mire, el estaba sonriendo y eso hacia que yo me perdiera en su hermosa sonrisa... Sus ojos eran dos luceros encantadores que me tenían hipnotizado, su voz grabe resonaba en mi cabeza y yo era feliz con un simple "hola"... Estoy sufriendo el llamado "amor"
Debo decirle...
Debo decírselo...
Le diré que lo amo...
Ya no tengo miedo...
-tengo que decirte algo, Sebastian...
-ok, ok...
-me gustas... No... Lo que siento es mayor... Te amo, Sebastian... No te puedo sacar de mi mente... -le dije, yo había bajado la mirada pero sentí que el me observaba. Lo mire y vi que tenia una expresión de desprecio, de asco hacia mi persona...
-¿que? ¿es una broma sierto? ¿Te gusto? Eres un Rarete, me das asco, Lucas. ¿un marica enamorado de mi? Bah, que estupidez. Tu lo único que haces es humillarte, estúpido... Eres un marica que nunca sera amado. Abre los ojos, Lucas... Los Homosexuales son ANORMALES... Y no, no te quiero. Te desprecio y me importa un Rábano que tu me ames... Eres un Hombre, se un hombre... Te comportas como una nena de 15 años... Me equivocó... Eres igual que una niña... Todos los homosexuales valen mierda... Merecen... La muerte... -dijo mirándome asqueado y se levanto. Vi como se alejaba y yo seguía shockeado por sus palabras.
Sentí una lágrima caer por mi mejilla... No podía creer que fuera capaz de herirme de esa forma... Me dolió tanto que hasta pude escuchar que mi corazón se rompía en mil pedazos.
Quise gritar, llorar a gritos y desahogar ese dolor profundo que se formaba en mi corazón... Tiene razón... Nadie amaría a un marica como yo... Soy una mierda... Eso es lo que soy... El tiene razón... Sabia que saldría mal si me enamoraba de un Homofóbico...