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En toda esta novela va a narrar Abraham.

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-Sé un caballero- decía mi abuelo Emilio-. Éso nunca está de más.

Me lo decía ya que mi mejor amiga Cristina se quería sentar en la silla roja en la que estaba yo.
Apenas teníamos cinco años, yo no sabía lo que significaba ser "Un Caballero" y menos con una chica... o con mi mejor amiga que es casi mi hermana.
Lo miré con intriga, ¿un caballero? Eso me hacía pensar en caballos, pero igualmente me levanté y le cedí mi asiento, me senté en la silla azul.
Sus ojos verdes oscuros me sonrieron.
Recuerdo que ella tenía un vestido de Cenicienta y su suave cabello suelto.

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Ésa noche Cris se quedaba a dormir.
Se puso su pijama de conejitos rosas que le quedaba precioso.
Era invierno, nos tapamos con una manta bien abrigada en el sofá. Prendieron la chimenea y mi abuelo se sentaba en un sillón, y nos contaban historias.

-¿De qué tratará la historia de hoy, abuelo?- le pregunté con alegría.
-¿Princesas, dragones y caballeros?- Cris era una chica muy dulce. Hice una mueca de asco. Para mí, en ése entonces, me parecía muy empalagoso. Mi abuelo rió.
-Hoy les contaré la historia de un caballero, una princesa y un baile- dijo mi abuelo.
-¿La Cenicienta?- mi amiga estaba extrañada.
-No... la historia empieza así..

Ésa historia era mágica para mí y para Cris...
Se trataba de un joven de diecisiete años que estaba enamorado de su amiga, entonces su bachillerato organizó un baile, porque ya estaban por terminar las clases. Invitó a su amiga y ella le dijo que sí.
Él buscó uno de sus mejores trajes, lo llevó a la lavandería y compró todo lo necesario para aquella noche.
La noche del baile, compró flores para su amiga, tocó su puerta, su madre y su padre lo dejaron pasar. Esperó hasta que ella se presentó en la sala de estar.
Él se puso muy nervioso al ver aquella belleza. Se tomaron una foto y se fueron en su auto al baile.
Bailaron boggie, en ése tiempo estaba muy de moda ésas canciones, luego la invitó a bailar el vals y allí descubrieron que estaban enamorados el uno del otro, pero quiso esperar hasta que la llevara a su casa para darle su primer beso.

-¡Que romántico!- suspiró Cristina- ¡A que termina muy bien esa historia!
-Lamentablemente no, pequeña...

Resulta que cuando él la llevó sabía que ella quería besarlo, pero cuando él se acercó para besarla... la besó en la mejilla.
Al día siguiente un chico se le declaró y fueron novios, se casaron y él hizo su vida y su familia.

-Que triste- comenté.
-Pero aprendió la lección, si tienes una oportunidad para poder hacer las cosas bien no la pierdas- respondió mi abuelo algo triste- Bueno, a dormir, mañana tienen que ir al jardín de infantes.
-Hasta mañana- dijimos al unísono.

Pasaron un par de minutos y la luz de la luna me daba en la cara, no podía dormir, me senté, miré a Cris, también se sentó y nos miramos serios.
Ella me sonrió.

-Cris...
-¿Qué?
-Cuando tengamos diecisiete años y nos toque ir a un baile,prometeme que irás conmigo- la miré ilusionado.
-Sí- sonrió nuevamente-, sólo si prometes besarme cuando me lleves a mi casa.
-Te lo prometo- unimos nuestros meñiques.

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Ésa promesa siguió vigente en mi corazón, seguí esperando a tener diecisiete y ahora que los tengo no tengo esa promesa tan presente... hasta hoy.
Estábamos en clase de geografía hablando de las islas Bora Bora, que me encantaría ir a viajar por ahí.
El director habló por el micrófono y su voz salió por los parlantes del bachillerato.

-Alumnos, queremos informarles que para celebrar el receso escolar por vacaciones de verano realizaremos un baile escolar de fin de clases- miré a Cris muy feliz y recordando la promesa que nos hicimos hace trece años atrás, ella hizo el mismo gesto que yo-. Éso es todo.

Me pasé la hora pensando como proponérselo, aunque nuestra promesa seguía en nosotros.
Se me ocurrió escribir en la pizarra del salón con divergentes colores: "Cris: ¿quieres ir al baile conmigo? Abraham".
Lo hice extremadamente rápido cuando tocó el timbre para el recreo. Cuando todos volvieron me vieron frente la pizarra.
Cris entró y sonrió sorprendida frente a la clase y al teacher (así le decimos a nuestro profe de inglés).

-Cris- me acerqué apuradamente a ella.
-¿Sí?- esos ojos verdes eran mi perdición.
-¿Quieres...?
-In english please- comentó el teacher, todos rieron, incluyéndonos.
-¿Will you go to the prom with me?- pregunté nerviosamente. Ella suspiró sonriente.
-¡Yes! ¡I want to go to the dance with you!- me abrazó muy fuerte.

Toda la clase aplaudió y yo, a partir de ese momento, fui el chico más feliz del universo.


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