III

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Ésa cuenta regresiva mental podía marcar algo importante en mi vida. Era hacerlo o no.
Apenas terminé el tres, dejé la puerta del coche.

-Cris- dije caminando hacia ella.
-Abraham- también ella dejó la puerta de su casa y se acercó a mí.

Automáticamente, cuando teníamos unos centímetros de distancia, tomé su cintura con firmeza, ella abrazó mi cuello y como si todo eso no estuviera planeado desde hace trece años... nos besamos.
Apenas unos segundos nuestros labios quedaron quietos uno sobre el otro.
Nos separamos y nos miramos.

-No podía irme sin dartelo- le dije sonriendole.
-Sabía que no lo harías- respondió y me devolvió la sonrisa.

Miré su boca y luego sus ojos, sin pensarlo la volví a besar. Y volvería a besarla millones de veces más.
De su labio superior pasé al inferior y cuando estaba por meter mi lengua en su boca ella se separó de mí.

-Abraham, éso todavía no- dijo.
-Vale, como la princesa de ésta noche lo desee- la miré con dulzura.

Sentí que alguien nos observaba, miré hacia la ventana grande que daba a la calle y vi a una señora grande, de cabello blanco y enrulado que sonreía y nos observaba.
Era su abuela, al verla sonreí aún más.

-¿Q-qué ves?- la miré. Ella seguía abrazandome, voltea y busca con su mirada.

Volví a ver a la ventana y ella no estaba más.
La miré nuevamente y Cristina me vio.

-A ti- le contesté.

Esa hermosa sonrisa se dibujó otra vez en su precioso rostro.
Y se preguntarán: ¿la besaste? No. Ella me besó a mí.
Si era hermoso como yo la besaba y ella me seguía, imagínense lo mágico que sería.
Nos separamos lentamente y nos alejamos.
Ella entró a su casa y yo al auto. Arranqué el automóvil extremadamente feliz.

********
El lunes, luego de clases salimos con Cristina, puse mi brazo sobre sus hombros y ella me tomó de la mano, entrelazando los dedos.

-¿Quieres ir a tomar algo?- le pregunté muy cariñosamente.
-Vale, al bar de la esquina.
-Vale- en eso escuchamos a alguien llamándola.

Era Héctor.
Apenas lo veo quiero darle una paliza en medio de la cara.
Ella se acercó a él de mala gana y pude escuchar la conversación.

-Oye Cris- le dijo nervioso- quiero que sepas que me gustas mucho y quisiera que me des una oportunidad de poder ser aquel chico para ti.

Como en la historia de mi abuelo... ¿se repetiría o todo cambiaría?
Ella me miró y sonrió. Volvió con Héctor, mis nervios aumentaron.

-Héctor, eres un lindo chaval y todo pero...- suspiró y negó con la cabeza- no. Yo sé que no eres para mí y que yo no soy para ti. Lo siento pero no.

Se acercó a mí y me besó....

-Papi, cuentalo otra vez- me pidió Laura, la menor de mis tres hijas.
-Pero es la tercera vez que se los cuento- dije sentado en el borde de la cama se Sheyla. La mayor.
-Pero es tan romántico- dijo Shey.
-Por favor papá- suplicó con puchero Valentina.
-Vale... una vez más...

Mis hijas aman la historia de nuestro primer beso...
Fui a mi habitación, una vez que terminé de contarles la historia.

-Abraham...- Cristina se acercó.
-Mmm... ésa cara me dice o me pide algo- dije con tono seductor.
-Te digo algo- sonríe de oreja a oreja.
-¿Qué?- reí.
-¿Qué dirías si... tenemos un nuevo hijo llamado Leandro?- oh por Dios.

Le sonreí y la besé. Le coloqué mi mano sobre su vientre y acariciando a mi nuevo hijo.
Bienvenido Leandro.

Fin

We Do It Old School~ ONESHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora