Capítulo 4.

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—Creo que no nos hemos presentado correctamente —dijo ella, y dando un paso hacia a mí me tendió su mano—. Soy Kimberly Danielle Boston. Tu loca amiga.

Kimberly Danielle Boston.

Su nombre me suena bastante.

Kimberly Danielle Boston.

Tu loca amiga.


"Tienes una amiga, que se llama Kimberly. Sueles decirle Kim.", me apareció la voz de Steven en mi mente, haciéndome recordar las palabras que me dijo antes de que entrara al bachiller.

¿No será ésta Kimberly... la Kimberly a la que se refería Steven?

—Ehhhh... —fue lo único que conseguí decir—.

—Ehhhh... —me imitó Kimberly—.

—Ahhh...

—Ahhh... —me imitó devuelta—.

Sonreí apenas, y hablé por fin:

—St... Steven me dijo que... yo tengo una amiga que... que se llama Kimberly —hice una pausa, esperando a que ella respondiera—. ¿No estaba hablando de ti?

Kimberly se echó una pequeña risa.

Profe para mí, papá para ti —suspiró—. Y, a menos que él conozca a otra Kimberly Danielle Boston, ésa debo ser yo —sonrió—.

Le sonreí de la misma manera.

—Puedes decirme Kim. Basta de tanta formalidad —me golpeó el hombro suave y amistosamente—.

Me eché una pequeña risa, y luego una duda vino a mi mente.

—¿Tú eras... la chica con la que hablé por Facebook hace unos días atrás? —le pregunté—.

Me sonrió.

Como siempre.

—Ya deberías saberlo —dijo Kim, respondiendo indirectamente a mi pregunta—.

Le sonreí, afirmando lo que necesitaba saber, y cuando escuchamos que la campana sonó a lo lejos, nos miramos unos segundos.

—Ahora tenemos Historia —dijo ella, bufando con irritación y poniendo sus ojos en blanco—.

Yo imité su acción. Odio Historia. Siempre odié Historia, y siempre lo haré. ¿Para qué necesitamos saber de la vida de todos los próceres de nuestro país que han muerto hace muchos siglos? Capaz que a algunos les interese, pero a mí para nada.


Un momento... ¿de dónde viene tanto odio de mi parte hacia Historia?

**

Las dos malditas horas de Historia pasaron como una tortuga caminando dos millas completas. El puto profesor (que se apellida Carter) se la pasó hablando de la maldita Segunda Guerra Mundial, de la cual me he olvidado por completo en qué década se llevó a cabo, por qué se llevó a cabo ésa guerra, qué países formaban parte de aquel caos, etcétera, etcétera. No pude durar ni cinco minutos prestándole atención a mi profesor que tenía la voz más grave y más ronca que Steven. Y también es muchísimo más viejo que Steven, de físico y de años.

Aunque no lo parezca, Steven tiene cuarenta años, y Julianna también. ¡Pero NO PARECEN DE CUARENTA AÑOS! Por Dios. ¿Qué rayos hacen para que parezcan tan jóvenes? He visto a gente de su misma edad (en el poco tiempo que he pasado fuera de la casa) que se ven como de sesenta años (o más), totalmente demacrados, con bolsas debajo de los ojos que le llegan casi hasta las mejillas, con manchas en la piel, pero ellos no. Ellos no hacen ningún tipo de ejercicio ni se van a ningún lugar para mantenerse como quieren (según lo que me dijeron), pero no parecen de cuarenta. Parecen de diez años menos, y cada vez que los veo me pregunto en mi cabeza exactamente lo mismo.

Amnesia. «Muda 2».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora