Prólogo

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Restos de cenizas flotan por el aire en un isla, ahora, chamuscada por la explosión ocurrida hace tan solo unos momentos.

Se preguntaran, que fue lo que causó la gran explosión? Bueno les diré que fue un enorme dragón, conocido como la Muerte Roja, un dragón gigantesco al que los dragones eran sometidos a obedecerles y llevarle comida o si no se los comía.

Y digo fue porque ya no existe. Esta muerta. Como? Debido a un valiente y joven vikingo del que nadie se esperaba que lograra algo ya que era muy pequeño y escuálido para ser uno de ellos.

Su nombre es Hipo. Hipo Horrendo Abadejo III. Hijo del jefe de Berk, Estoico el vasto. Uno diría que no parecen padre e hijo ya que Estoico es lo que se considera como un vikingo normal: alto, fuerte, todo lo contrario a Hipo.

Pero hay algo que diferencia a nuestro joven vikingo del resto. Él es el primer vikingo en ser amigo de uno de sus enemigos mas temibles. Un dragón. Específicamente un Furia Nocturna llamado Chimuelo. El mas temido de todos los dragones.

En fin, volviendo a la historia. Luego de que la "reina" fuese derrotada por nuestro dúo, Estoico el vasto se dispuso a buscar señales de vida de su pequeño hijo.

Siguió buscando por un largo rato hasta que se encontró con algo que hizo que su corazón se destrozase.

Allí, en el suelo, con manchas de sangre, estaba el arnés que su hijo usaba para controlar al dragón.

-Hipo- dijo con voz temblorosa mientras que se arrodillaba frente al objeto semi quemado.- No, tu no.- y dicho esto ultimo se largo a llorar por el dolor inmenso de haber perdido a su único hijo, su única conexión después de perder a su esposa, Valka, en las garras de un dragón con cara de búho.

Estaba tan concentrado en su dolor que no notó que el resto de los vikingos se reunieron atrás suyo junto con los dragones.

Todos vieron el arnés y supieron que ya era tarde. El heredero, el heroe, estaba muerto.

En eso, llega corriendo, o mejor dicho cojeando, Bocón, el herrero del pueblo y amigo de estoico, siguido de Astrid, una de las mejores vikingas jovenes de Berk y que también había ayudado a salvar a Chimuelo hace unos momentos.

Ambos pararon en seco el Ver la escena que se producia delante de ellos. El jefe arrodillado llorando sobre los restos de un arnés de cuero semiquemado.

Ambos estaban totalmente en shock. Bocón era como el tío de Hipo, de hecho era su padrino, lo había tratado como un hijo cuando mas lo necesitaba y se encargaba de cuidarlo para que no se metiera en tantos problemas. Y Astrid, bueno ella había emplazado a aceptar los sentimientos especiales que tenia ella hacia Hipo.

Mientras que todo esto ocurría, un joven muchacho de cabellos castaños con un toque pelirrojo, ojos verdes bosques y con una pierna algo herida, junto con un dragón negro con una aleta caudal llena de hollín, los observaba atentamente.

-Vámonos amigos. Nosotros ya no pertenecemos aquí.- dijo el muchacho hacia el reptil negro.

Luego se subió al animal, como pudo ya que su pie izquierdo le dolía como nunca, y se marcho dejando atrás a su antiguo pueblo.

-Nos vemos Berk - dijo simplemente para luego desaparecer entre las nubes.

Y para los que no se dieron cuenta todavía ellos eran Hipo y Chimuelo. Que no se esperaban la aventura que vivirían a partir de ahora.

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