Harry Potter se encontraba caminando cerca del puente caído, todo se encontraba en ruinas y se sentía terriblemente culpable por ello. Él sabía que debía estar tranquilo y que debería ser feliz puesto que la amenaza había sido erradicada, pero no lo lograba. Muchas personas habían muerto por su causa y eso lo carcomía lentamente. ¿Sería diferente si él se hubiese entregado? Posiblemente no, Voldemort no conocía de misericordias ni oportunidades y Harry estaba seguro que apenas lo matara, iría directamente a acabar con la Orden. Ese pensamiento no le tranquilizaba, cualquier final imaginado con su muerte acabaría en desgracias para el mundo mágico, de eso estaba seguro.
El pelinegro sintió un suave apretón en su hombro, no hacía falta girarse, sabía que era su novia Ginny. Dejó escapar un suspiro entrecortado para luego susurrar: -¿Esto... esto fue lo mejor? -girándose lentamente encaró a la mujer de su vida y a sus amigos allí presentes. -¿Actué sin estudiar posibilidades? Tal vez...
-Nada, Harry. Tal vez nada -dijo Hermione rotundamente. -Hicimos todo lo que pudimos, las perdidas... eran necesarias -culminó con voz rota.
Él sabía que su amiga tenía razón. En una guerra las pérdidas son necesarias, más no así menos dolorosas. Por Voldemort perdió a sus padres cuando solo era un bebé, a un compañero de Hogwarts, indirectamente había perdido a su padrino en manos de uno de sus lugartenientes más temidos... Bellatrix. Ese día se habían ido tantas personas, tantos que eran más importantes que él.
-Aun así, yo siento que pude haber hecho más... evitar tantas vidas perdidas -su vista se perdió en el gran lago.
-Tranquilo, hermano... todo va a estar bien -murmuró Ron.
¿Cómo podía decir eso si por su culpa había muerto su hermano? Nuevamente sintió ese vacío en el estómago, esa culpa que lo consumía desde lo más profundo de su ser.
-Yo...
-¿Qué está sucediendo allá? -interrumpió de pronto Ginny con temor, desde su posición podía observar movimientos dentro del castillo y el resplandor de los hechizos.
-No lo sé, vamos a ver -dijo Harry con preocupación.
Los cuatro jóvenes brujos corrieron con prisa hacia el castillo, esquivando uno que otro escombro. Tal vez lo que consiguieron no era precisamente lo que esperaban. Muchas cosas pasaron por sus mentes, una de ellas era que mortifagos renegados habían decidido vengar la muerte de su Señor, pero no encontrarlo a él.
-Es imposible... -murmuró Ron con voz temblorosa.
-¡Oh, miren! Nuestro querido Harry Potter, salvador del mundo mágico, ha llegado -la voz distorsionada de Lucius Malfoy lograba helar la sangre de todos los presentes y con un movimiento de su varita les quitó el habla inmediatamente.
El rostro del rubio comenzaba a cambiar lentamente, así como su tamaño. Su cabello platinado desapareció para solo dejar una calva en su lugar y su color notablemente blanco paso a ser pálido enfermizo. Un suspiro colectivo dio inicio a la fecha en que se conocería como el "Día Gris". Lentamente recorrió el lugar con una sonrisa en los labios, él sabía que nadie se esperaba su presencia.
-Lucius murió demostrando su valía y su lealtad -murmuró suavemente mientras deslizaba su mano perezosamente en el hombro de Narcisa Malfoy. -Él había notado como su mujer mentía y muy convenientemente recurrió a mí en los últimos minutos. Sabía bien que yo no debía morir, no por una perra codiciosa que lo único que quería era salvar a su hijo -su voz se volvía cada vez más dura.
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Fantasía de una realidad perdida
FanficFantasía de una realidad perdida ¿Qué hacer cuando la oscuridad se cierne sobre ti? ¿Qué harías para mantener a tus seres queridos con vida? En un mundo donde magos y muggles han caído bajo las manos del Señor Oscuro, se verán reducidos al eslabó...