Acabo de despertar, y siento que la carroza para, por los hoyos que hay entre las mantas que cubren la carroza se notan rayos de luz entrando fulminantes, decido bajar, tomo el tragaluz, con el encendedor, y me arrastro para encontrar una salida, llevo puesto un vestido blanco, que llega hasta las rodillas, y nada de escote, porque en mi familia, son muy estrictos con el tema de vestuario, y no parecer una -Sonará exagerado- prostituta, así que no, los escotes fuera.
-Bravo, bienvenida pequeña...
Dijo una voz, que venía de, más o menos... Todas partes.
-...Cariño, tranquila no intentes buscar, porque no estoy a tu alcance. Ahora solo obedece.
Sentí unas ganas de gritar. Aún más fuerte, lo hice.
-¡AH! En vez de dar instrucciones, puedes solamente explicar, ¿¡QUÉ ES ESTO, DONDE COÑO ESTOY!? - No soy española pero me gusta la palabra "COÑO".
-Ah pues, no sabíamos que eras española.
-Y no, no lo soy.- Dije cruzando los brazos.- Espera... ¿Tú y quiénes?
-... -Hubo una interferencia.
-Hey, es descortés dejar a las personas hablando solas.
-Mira niñita, vas a escuchar y escucharás bien... -Esa voz sonaba más grave y ruda, que la anterior, asustaba.-Nadie te trajo aquí para cumplir lo que debes.
-¿Y entonces quién me trajo?
-Nadie...
-Espera, esa frase es confusa. Lo de "Nadie te trajo aquí para cumplir lo que debes" ¿Acaso alguien se llama "Nadie"?
-El que te trajo, niña tonta, el que te escribió la carta, y que te habló antes, se llama de esa manera, es un alias.
-Ah, pues, ¿Solo eso costaba responder? Y "Nadie" lo tienes que explicar mejor.
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Adiós, mañana nos leemos!
