Capítulo 2:" El pueblo fantasma"

14 1 0
                                    


Capítulo 2:

" El pueblo fantasma"


En el tiempo transcurrido, no me cruce con Leon en los corredores. Lo que me tenia " calmada". Había escuchado mucho más acerca suyo. El y sus primos eran uno de los tópicos favoritos de chismes. Samuel, Christopher y el más joven Leon. Eran conocidos por andar a los rugidos con sus motocicletas por Aspen, involucrarse en peleas en los bares locales, y dejar un rastro de corazones rotos entre la población femenina en su mayor parte por su negación a salir con chicas locales. Los dos más grandes Samuel y Christopher, estudiaban en la universidad.

Nuestros caminos se cruzaron una vez, pero eso fue fuera de la escuela y definitivamente no fue a mi favor. Pasé por la tienda a comprar algo de leche y terminé acorralada por la señora Hooligan. Entre interrogándome en como me estaba yendo en todas y cada una de mis asignaturas, también me insistió para que le alcanzara algunos vivires

- Celen, cariño me gustaría un frasco de salsa de eneldo - Dijo haciendo señas hacía una botella verde en el mismísimo extremo superior de la estantería.

- Bueno - Puse mis manos sobre las caderas y miré hacía arriba. Estaba fuera del alcance de ambas.

- ¿ Por qué harán estos molestos estantes tan altos ? - Resopló la señora Hooligan - Estoy pensando en llamar al gerente.

- No, no. - No quería estar allí para ese episodio en particular - Puedo hacerlo - Eche un vistaso a la góndola , preguntándome si habría alguna escalera de mano disponible y vi a Leon al otro extremo. La señora Hooligan también lo vio.

- Bueno, mira allí, si es el muchacho Dowson. ¿ Deberíamos llamarlo para que venga? - Preguntó.

- Está bien, creo que puedo alcanzarla - Me trepé al estante de más abajo, dándome impulso con el del medio y estirándome en puntas de pies. Mis dedos se cerraron sobre la botella de más arriba - casi...

Entonces mi pie se desliza y yo aterrizo sobre mi trasero, el frasco volando de mi mano y rompiéndose sobre las baldosas. La hilera de salsa de eneldo se sacudió precariamente, luciendo como dispuestas a caerse, pero milagrosamente se mantuvieron en la estantería.

- ¡ Mierda!

- ¡ No tolerare semejante lenguaje tan poco femenino! - Dijo la señora Hooligan.

La asistente llego remolcando un trapeador y una cubeta sobre ruedas detrás de ella como perro salchicha.

- No pagaré por eso Ayla - anuncio inmediatamente la señora Hooligan, señalando al lió que yo había hecho con el frasco.

Me esforcé en ponerme de pie, sintiendo el moretón ya formarse en mi columna, pero resistí la tentación de frotar la parte agraviada.

- Ha sido mi culpa .- Excavé en mi bolsillo y saque un billete de cinco dolares. Diciendo adiós a mis cigarrillos. -

- Guarda tus cigarrillos, cariño.- Dijo el auxiliar de la tienda .- Fue un accidente todos lo vimos.

sin decir una palabra, Leon se paso por allí y saco otro frasco de la estantería sin ninguna clase de dificultad y la metió en la canasta de la señora Hooligan.

La señora Hooligan le sonrió embobada.

- Gracias Leon ¿ Es Leon no ? ¿Es cierto?

Asintió con la cabeza bruscamente, echándome un ojo sobre mí con algo así como burla.

¡ Zas ! Él paralizó a su enemigo con un mínimo movimiento de pestañas.

¿Cómo están tus padres mi querido Leon ?

El secreto de Sylwia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora