Era al fin 21 de junio, ya no había más examenes, ni clases, ni deberes, ni madrugones solo libertad. Llevaba meses esperando ese momento para poder irme a Asturias, a la casa del pueblo, a pasar las vacaciones. Nunca fui la típica marginada que se queja de que pasan de ella en clase, tengo algunas buenos amigos aquí, pero nada se compara a mis amigos del pueblo.
Baje del autobús del instituto y subí corriendo a casa por las escaleras y porque el ascensor se había averiado, una vez más. Al llegar encontré un montón de maletas en la entrada y es que mi madre nunca ha entendido la diferencia entre irse de vacaciones y una mudanza. Por ejemplo en lugar de pedir a la vecina que riegue las plantas se las lleva todas, lo que significa que ver a mi madre facturar en el aeropuerto era toda una fiesta y llevar las maletas, un suplicio. A lo mejor era por eso que llegaba tan cansada al avón y siempre acababa durmiendo todo el vuelo.
Al aterrizar en Avilés recorrí con la mirada todo el aeropuerto en busca de mis abuelos hasta que al fin la vi, allí estaba mi abuela esperado nerviosa con una de sus faldas y el pelo perfectamente colocado. Mi abuela es una de esas señoras a la que los años podrán arrugarle la piel pero no quitarle el estilo. Entonces llegó el momento, su mirada se encuentro con la mía y empezamos a correr la una hacia la otra hasta que un gigante bulto rojo apareció corriendo más rápido y me abrazó antes, Kevin, como no.
-Susana, primita mía que dura es la vida sin ti, te necesito, te quiero, no sabes cuanto te echo de menos... - me dice con falso dramatismo.
-A veces me preocupais, no os lieis que no quiero bisnietos tontos.- Dice la abuela, la abuela Sofía y su sentido del humor.
-Abuela deja de soñar y tú, intento fallido hermano sueltame. ¿Cómo es que no está el abuelo este año?
-Ya sabes que venía sobre todo para que yo no tuviese que conducir tanto pero este año como el enano se ha sacado el carnet me he aprovechado. Aunque para conducir así ya me encargaría yo...- comentó mientras lanzaba su mejor mirada de reproche a Kevin.
A la abuela no le gustaba conducir y ahora utilizaba la excusa de la vista para que mi abuelo la llevase a casi todos los sitios y él como taxista retirado y amante de la conducción nunca decía que no.
-No sé que esperabas el abuelo fue taxista 40 años yo estoy empezando.
Mis padres que hasta ahora se habían dedicado a mirar la escena con cierto humor saludaron a la abuela y comenzaron a hablar con ella del horrible vuelo con turbulencias. Poco a poco y sin darnos cuenta yo y Kev nos fuimos quedando atrás de ellos conversando y es que para mi pade todos los vuelos era horribles y nos sabíamos el discurso de memoria.
-Espero que no vengas cansada del vuelo, ya he quedado con todos para ir a cenar una pizza e ir a la discoteca después.-Comenta poco antes de que nos subamos los cinco al jeep de Kevin.
Y justo al oír eso y entrar en coche, tal vez el coche más incómodo conocido por el hombre, supe que era oficialmente verano.
¿Ganas de conocer a los demás? El próximo capítulo será de los largos, os aviso.
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Tal vez mañana
HumorMientras otras chicas sueñan con vivir en grandes ciudades Susana desea las vacaciones para ir al pueblo. Después de un año duro y una ruptura complicada todo lo que necesita es paz y tranquilidad. ¿Pero que pasa si su pueblo y sus amigos no eran t...