Junio:El de la fiesta con la panda

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Anteriormente: Susana y sus padres han llegado al pueblo. Después de ser recibidos por Kevin, primo de Susana, y la abuela los dos primos han decidido quedar por la noche con unos amigos.

Hasta los diez años viví en una casa bastante pequeña del pueblo , muy acogedora, ahora ha pasado a ser solamente  la casa de verano y Navidad.  Es una zona cerca del centro del pueblo y está batante poblada  pero a la vez las viviendas están separadas por sus grandes fincas , excepto la de los abuelos y la nuestra porque compartimos jardín y huerto.

Pero lo mejor de todo no es estar cerca de los abuelos sino que en casa de los abuelos también viven Kev y su madre. Yo soy hija única y  Kevin es diez años más joven que su hermano por lo que nunca han tenido mucho en común. Supongo que si estoy unida a Kevin es porque al estar tan cerca eramos como hermanos y ni él ni yo teníamos algo parecido.

Gracias a esa costumbre nuestra de no separarnos nunca nació nuestro grupo de amigos del pueblo .  Las chicas entraron en el grupo poco poco, ellas eran  amigas mías mientras los chicos lo eran de Kevin y empezamos a juntarnos cuando a mi primo y a mí se nos ocurrían travesuras  y necesitabamos más gente.  En el grupo están Marcos, el gracioso,  los gemelos: Dani y Gabi, el sensato y el loco respectivamente y las chicas son Marta y Cristina que en resumen son la versión femenina de los gemelos. ¿Qué en qué sentido son la versión femenina de los gemelos? Si Marta y Dani son igual de responsables y controladores Gabi y Cristina son igual de alocados

Tenía tantas ganas de verlos de nuevo que me preparé lo más rápido que pude,  me despedí de mis padres con un grito y fui directa al coche de Kev. Lo cierto es que soy tan impaciente que casi siempre ando con prisa. Él ya estaba con su cara de "llevo esperando mil años", como si él no pasase una hora preparandose en el baño casi cada vez que sale.

-¿Madrileña  no pensarás salir así, no?

-Pues la verdad es que sí.  A ver  dime, ¿qué tiene de malo mi aspecto?-Me miro a mí misma de arriba a abajo pensando que puede haber de malo si solo me he puesto unos vaqueros, unas sandalias planas doradas y una blusa blanca.

-Ya sé que llevas mucho viviendo en el medio y medio de España donde en verano te mueres de calor pero en el pueblo salir una noche sin chaqueta no es un gran plan.-Al pensarlo bien me echo a reír y vuelvo a casa a por mi cazadora de cuero negra y  regreso al coche.

Por el camino iba fascinada con la cabeza asomada por la ventanilla mirando de un lado al otro buscando algún cambio desde Navidad. Al vivir aquí parecía que nunca cambiaba nada y después sin embargo no sé si porque había crecido y estaba más atenta o porque me había ido que cada vez que vengo me encontraba algún árbol nuevo, una estatua, una fuente o una nueva tienda.

Al entrar en la pizzería  me los encontré a todos  discutiendo como locos y me apostaría la vida a que era por una estupidez. A medida que me acercaba pude ver que Marcos estaba sujetando el servilletero en pose amenazante, como si alguien creyera que él fuese a pegarle con un servilletero. Sin saber bien cómo reaccionar me quedé ahí parada al lado de la mesa intentando decidir si eso me parecía patético o gracioso hasta que mi primo fingió tos para que nos mirasen y todos se giraron para vernos al fin. Al momento ya nadie discutía solo nos estábamos abrazando de forma colectiva conmigo en el medio como si fuese el relleno de un bocadillo.

- Ay que ilusión, esto me supera.-Solo Marcos es capaz de poner una voz de drama tan ridícula.

-Y a mí.-Bueno la verdad es que Gabriel también tiene lo suyo.

-¿Sabes quien no lo va a superar? Mi costilla, cabrones, dejad de aplastarme..-Añadió una Cris molesta que no paraba de retorcerse.

-Pues te jodes yo no me suelto. Tengo un día amoroso.-Típico, Cris y Gabi a lo suyo discutiendo y arruinando momentos bonitos.

-Ah, chicos, chicos.-Comenté revolviéndome incómoda en medio del abrazo.-Yo también tenía ganas de veros pero quedamos para cenar no para estrujarnos.

Entonces todos se soltaron serios mirando mal a Kevin. ¿Qué había dicho?

-¿Le habías dicho que estaríamos aquí?-Gritó Marcos indignado a lo que mi primo asintió. -Joder, se suponía que era una sorpresa, no era tan difícil solo tenías que decir que veníais a cenar solos, no hace falta tener ningún máster..- Por eso no habían comentado nada por el grupo de Whatsapp, a lo mejor incluso habían creado un grupo para hablarlo a mis espaldas pero mi primo siempre ha sido un bocazas.

-Perdón, no puede aguantar. Pero tampoco es tan grave ahora cenamos y nos olvidamos.

Aunque mi primo sonara de todo menos arrepentido  le hicimos caso por no discutir más y empezamos a comer, bromear y ponernos al día. Estuvimos sentados en la pizzería hasta casi una hora despés de cenar cuando Gabriel se armó de valor y tomó la iniciativa que a los demás nos faltaba para salir de fiesta.

-Bien, ahora que hay pruebas de que hemos comido abundante para subir a Instagram, toca pagar para ir ya a Brooklyn.- Si hubiera un límite de fotos de comida que una persona puede subir a Instagram la cuenta de Gabriel habría sido denunciada hace mucho.

Brooklyn es lo más parecido a una discoteca decente que había allí y por lo tanto un sitio muy frecuentado. La verdad es que llevaba dos años saliendo por la zona y la mayoría de veces no hacía falta ni entrar en el local para empezar la fiesta, con estar en esa calle o un pequeño pub cercano bastaba. Pero aquel día entramos parte del grupo ya había cumplido los 18 y podían entrar legalemnte y  yo, bueno yo me colaría como siempre. 

La música electrónica sonaba por todo el local haciendo saltar  y gritara todo el mundo al mismo ritmo. Nosotros hacíamos justo lo mismo y empezamos a saltar y a beber. La gente me veía y me saludaba me decían que se alegran de verme otra vez o que se me echaba de menos, siempre lo mismo y después me invitaban a una bebida. Había tomado unos once chupitos antes de perder la cuenta y  cada vez que me ponía a bailar me notaba más borracha pero no me importaba.

Gritaba. Bailaba. Saltaba. ¿Era Gabi aquel el de la barra? Sí, lo era. ¿Iba a beber sin mí? Iba a hacerlo pero yo no podía permitirlo. Corrí para decirle a Gabi que me pidiera un chupito más (era horrible ser menor y depender de los demás). Bebí aquel vasito de tequila y al momento sentí algo distinto en la cabeza.

Volví a la pista y estaba con Cris, Gabi y Marcos cuando de repente todo se oscureció y noté algo raro en los labios. Tarde solo un momento en darme cuenta de que nada semhabía oscurecido que yo había cerrado los ojos, los había cerrado para besar a Marcos.

Y que beso, que labios...

Tal vez mañana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora