CAPÍTULO 6

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En cuanto escucho el sonido del despertador se que algo no ba bien.

Me incorporo, lo apago y me llevo las manos a la cabeza preguntándome por enésima vez si me estaré volviendo loco.

No lo entiendo. ¡Se supone que tendría que estar muerto!

Miro mi móvil con temor y como intuía es el mismo día y la misma hora de siempre. Nada a cambiado.

¿Que es lo que he hecho mal? ¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué no estoy muerto? ¿Me sacrifiqué para nada? ¿Todo ese terrible dolor fue en vano?

Mi cabeza está hecha un completo lio. Ya no se que hacer, ya no se me ocurre nada... O quizá sí.

Solo puedo hacer una cosa.

***
Volver a ver como Mimi es arrollada por ese camión me destroza el alma, sin embargo se que era necesario vivir esta escena para lo que quiero hacer a continuación.

Y ahí aparece el individuo al que yo esperaba. Con su radiante y malvada sonrisa se me presenta diciendo la frase que ya me se de memoria.

-- Esto no es una broma.

Veo como se ríe pero esta vez no dejaré que se valla tan rápido.

-- ¿Por qué?

Él para de reír y me mira sorprendido como sino se esperase que fuera a hablarle.

-- ¿Por qué que?-- Me mira confuso.

-- ¿Por qué? Simplemente ¿por qué? ¿Por qué haces todo esto? ¿Que es lo que quieres? ¡Dímelo!

-- Yo no quiero nada.

--¡¿Entonces por qué haces todo esto?!-- exclamo ya exasperado por su extraña incomprensión.

-- Yo no ago nada.

-- ¡¿Como que no?! ¡E visto morir a Mimi millones de veces de mil formas distintas y cuando intento evitarlo me vuelvo a despertar, y se que tu tienes que ver con todo esto!

-- ¡Yo no ago nada, sois vosotros! ¿A mi que me cuentas? Yo solo puedo contemplar lo que sucede y reírme de vuestra estúpida ignorancia.

-- ¿Qué? -- Esta vez el que no comprende soy yo.

Me percato de que todo a mi alrededor se a desvanecido y me encuentro en una estancia gris sin paredes ni nada, nada más que con ese individuo tan igual a mi en físico pero tan distinto en el resto.

Él suspira exasperado.

-- Haber vosotros sois los que lo controláis todo. El destino, como vosotros lo llamáis, a determinado que uno de los dos deve morir, pero cada vez que uno fallece el otro pide una oportunidad, inconscientemente, para cambiarse los papeles y lo habéis convertido todo en un ciclo eterno sin final aparente.

Yo me quedé atónito pero aun no lo acababa de comprender.

-- ¿Como que nosotros? ¿A que te refieres con nosotros?

-- Tú y Mimi.

-- ¿Y como podemos parar esto?

-- Eso tenéis que averiguarlo vosotros solos, ya te lo he dicho, yo no pinto nada aquí más que para divertime de vuestra desgracia, aunque ya me empieza a aburrir tanta repetición.

-- ¿Quien eres? -- La pregunta me sale sin pensar, esa pregunta que lleva tanto tiempo rondando mi cabeza.

Se que es el verano pero también se que no es sólo eso.

-- Yo soy tú.

-- ¿Que? No, imposible.

-- Sí, posible. Soy tu yo de otra dimensión o también puedes decir que soy tu yo oscuro de tu interior. Lo que prefieras creer primero.

Quiero replicarle y abro la boca para hacerlo pero veo como todo lo gris que me rodea empieza a dar vueltas, el chico de rojo se desvanece y yo siento como vuelvo a ese pozo negro del que se que despertaré en mi cama una vez más.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora