CAPÍTULO 7

9 1 0
                                    

Agarro el despertador y lo lanzo por la ventana rompiendo el cristal el cual hace un estruendoso ruido que seguramente alarme a alguna persona que ande por la calle, pero ya me da absolutamente igual.

Me incorporo y tras vestirme decido ir hasta el parque para meditar.

No tardo en vislumbrar los toboganes y columpios y me dirijo a sentarme en uno de ellos, como se que haré esta tarde con Mimi.

Me valanceo levemente pensando en las palabras de mi gemelo rojo.

Quizá... quizá Mimi sepa algo y no me lo halla dicho. Quizá debería contárselo todo y esperar a ver como reacciona.
Quizá debería hablar con ella y pedirle que no desee una segunda oportunidad como dijo él, o quizá incluso debería ser yo el que la deje morir en paz sin pedir otro día a cambio para solucionarlo.

Hay tantos quizás... ¿Que devo hacer?

***
Miro a Mimi y ella me devuelve la mirada.

Le acabo de contar todo y ella se ha quedado sin palabras. Cuando pienso que ya no dirá nada murmura:

-- Eso es lo que me está pasando a mi.

Abro los ojos como platos al escucharla. ¿Habré escuchado mal?

-- Siempre te mueres cuando debería ser yo la que fallezca y por muchas veces que logre cambiarlo y ponerme en tu lugar, me vuelvo a despertar como si nada uviera pasado y la escena se vuele a repetir día tras día.

-- ¿También ves a un chico de rojo?

-- No, veo a una chica idéntica a mi pero toda de color azul. Siempre me sonrie de forma burlona y malvada cada vez que te veo morir.

-- ¿Que querrá decir todo esto?

Estoy desconcertado. Ella vive lo mismo que yo.

Veo el gato como se hacerca y se sube a su regazo sin más.
Esa escena que he visto tantas veces que me la se de memoria. Dentro de 13 minutos exactos el gato se escapará y todo empezará de nuevo.

-- Tiene que haber una solución.-- Murmura frustrada.

-- La hay.

-- ¿Como? ¿Sabes como parar esto?

Yo asiento.

-- ¿Y por qué no me lo has dicho antes?-- exclama.

-- Porque se que no querrás hacerlo.

-- Haiden...

-- Mimi, necesito hacerte una pregunta. -- Me paro para tomarme mi tiempo antes de preguntarselo, aunque en realidad hasta yo se la respuesta
necesito confirmarlo -- ¿Yo te gusto?

Ella abre mucho los ojos y me mira sorprendida. En cuanto veo la duda en sus ojos, la incertidumbre y la incomprensión, se confirma mi teoría.

-- Yo... Haiden eres un buen amigo, te quiero mucho y si te perdiera no se lo que haría... Pero no, no me gustas, no en ese sentido. Lo siento.

Agacho la cabeza y no puedo evitar que, a pesar de todo, una leve sonrisa florezca de mis labios.

-- Entonces eres tu quien deve vivir.

Ahora lo entiendo todo con claridad.

-- ¿Que quieres decir? 

-- Yo ya he encontrado al amor de mi vida, la tengo delante y se que no encontraré a nadie mejor que tu en mi existir. Sin embargo tú... tú aun no lo has encontrado, tu aun tienes la oportunidad de encontrar a tu alma gemela y vivir con ella la hermosa y larga vida que te queda por delante.

-- Haiden...

-- Mimi escúchame bien. -- Le agarro las manos apretandolas con fuerza para darle mi apollo y seguridad. -- Quiero que me dejes morir.

-- ¡¿Que?!

-- Escúchame ¿vale? Quiero que me dejes salvarte, no te arrepientas, no quieras solucionar nada, si tengo que morir por ti moriré feliz. Asique dejame morir feliz sabiendo que tu seguirás viva. Romperemos el ciclo sin retorno. Solo tienes que dejarme morir.

-- ¡¿Pero tu sabes lo que me estás pidiendo?!

-- Créeme lo se, pero si realmente me considerar tu amigo, si realmente me quieres... haz esto por mi. Te lo ruego.

Sus ojos se llenan de lágrimas, se levanta del columpio, tirando bruscamente el gato al suelo, y me abraza con fuerza y sollozando.

-- Te hecharé de menos.

-- Y yo.

-- Te quiero.

-- Te amo.

De pronto escuchamos el maullido desgarrador del gato y al girarnos lo vemos en el paso de cebra a merced de la muerte misma como no salga de allí.

Mimi en un acto reflejo hecha a correr en su dirección para sacarlo de la carretera. La escena no es precisamente igual pero se que el accidente será el mismo asique en el último momento agarro y empujo a Mimi lejos de la carretera y soy yo el que queda en medio.

No tardo en sentir el terrible dolor inundarme todo el cuerpo pero no permito que eso borre la hermosa sonrisa que descansará por siempre en mi rostro.

Y aun me da tiempo a pensar "Mimi cumple la promesa".

Luego lo veo todo negro y esta vez se que será para siempre.
Veo como el chico de rojo se presenta frente a mi sonriente, pero esta vez no es una sonrisa malvada, sino una agradable y sincera llena de comprensión, tristeza y apollo.

"Lo has conseguido" escucho su voz en mi cabeza. Y todo se desvanece.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora