Capítulo 5

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Capítulo 5.

 

Cuando vi el reloj ya faltaban veinte minutos para las diez y yo aún no había terminado y ya estaba rendida así que decidí irme y dejar para mañana el resto del trabajo, me levante, recogí mis cosas, apague la luz y salí de mi oficina, cuando salí al pasillo me di cuenta de que la oficina estaba completamente sola y de que yo era la única que quedaba, así que me dirigí al elevador. Ya en el estacionamiento vi que mi coche no era el único que quedaba, a un lado de mi coche estaba uno lujoso, un BMW para ser más especifica, era de color gris y  del año, me le quedo mirando por un momento y entonces es cuando me doy  cuenta que en la oficina se encontraba otra persona, pero quien y por que no la vi.

“siempre te quedas así parada como idiota viendo las cosas que jamás podrás tener” me murmuraron en el oído y salte del susto dejando salir un pequeño grito. Cuando voltee me encontré cara a cara con el asno de Sean quien vestía una sonrisa satisfecha en el rostro.

“creí que ya te habías ido”

“tenía que terminar unos papeles” me dijo encogiendo los hombros.

“oh ok, buenas noches” me di media vuelta para irme pero pare en seco al notar que uno de mis neumáticos estaba ponchado, gruñí y camine hacía mi auto.

“oh pero que mala suerte, bueno hasta mañana, a y no llegues tarde o me veré en la penosa necesidad de descontarte otro día” me dijo con una sonrisa maliciosa y dirigiéndose a su auto, se subió, arranco y se fue dejándome sola en el estacionamiento de la oficina con un neumático ponchado, bueno tendré que hacer el trabajo sucio por mi misma, a por cierto el auto lujoso era de él, volteo los ojos para mi misma.

Estaba arreglando el estúpido neumático lo más rápido que podía, de verdad que ya me quería ir a casa, estaba muy cansada. Ya casi terminaba sólo me faltaba poner el neumático de repuesto, camine hacía la cajuela y lo tome con dificultad nunca me imagine que estuviera tan pesado así que al momento de caminar con él no aguante su peso y me caí golpeándome la cabeza y lo último que recuerdo es que todo se volvió negro.

Cuando desperté seguía en el frío y oscuro estacionamiento, cuando trate de moverme y levantar la cabeza sentí un fuerte dolor que me taladraba el cerebro, de inmediato me toque la cabeza y fue ahí cuando me di cuenta de que estaba sangrando, me levante muy despacio para que el dolor no empezara y con mucho esfuerzo termine de poner el neumático de repuesto, me subí a mi auto y salí de ahí.

Al llegar a mi departamento de inmediato fui asediada por la señora Ferguson pidiéndome la renta del mes.

“señora Ferguson, buenas noches” 

“buenas noches carolina, siento molestarte a esta hora pero necesito el pago de la renta”

“si, lo se señora, es solo que no me han dado mi cheque, si me pudiera esperar hasta fin de mes”

“lo siento Carolina pero ya no te puedo esperar mas”

“por favor señora Ferguson deme unos cuantos días para pagarle” dije preocupada.

“Carolina te doy dos días, lo siento no puedo darte más”

MALOS ENTENDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora