Cap 2

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Desperté encontrándome sorpresivamente en el sofá, de manera incomoda. Cuestión que me hizo preguntarme si me había levantado a mitad de noche y no había tenido la suficiente fuerza para regresarme a la cama. Pero no recordé nada.

Me levante. Rebusque entre las sabanas el control remoto y apague la tv, dándome cuenta de que tenía mi desayuno en frente de mí: Pizza de la cena.

Me levante con el máximo cuidado que mi humanidad podía lograr. Me estire un poco eh intente no caminar sobre mi pie herido. Cosa que no fue nada fácil.

Tome la caja de pizza. Llegue a la cocina y saque dos trozos de la pizza, los coloque en un platillo y los calenté en el micro.

Después de desayunar, me di una ducha, cepille mis dientes y me cambie. Realmente no tenía nada pensado, puesto que era sábado. No haría nada igual que el anterior, excepto que la Sra. Coleman me llamara para cuidar a sus hijos.

Sinceramente, era más agradable cuidar a los niños que tener comunicación con una persona.

De todas maneras, no sabría como salir de casa, puesto que la herida en mi pie no se encontraba en un buen lugar para zapatos. Tendría que colocarme sandalias.

Antes de que faltase un cuarto para las doce, el celular llamo mi atención. Después de borrar los mensajes habituales que dejaba Gia para mí, sin ni siquiera revisarlo, se encontraba debajo un mensaje del Sr. Coleman.

Sr. Ronald Coleman

Buenos días Rose, disculpa si interrumpo alguna actividad pero necesito que cuides a los pequeños a las una, ¿te será posible?

Mi sangre se sentía congelada al escuchar ese nombre. Sin embargo, no tenía opción. Los pequeños me conocían de esa manera y probablemente decirles que ahora no me llamaba de esa manera, acarrearía un sinfín de preguntas y probablemente caería llorando ante un niño que solo tenía tres pequeños años cortos de vida.

De alguna manera no me sentía de esa forma al escuchar al pequeño Matías llamarme Rose. Su pequeña voz, tan delgada y fina como un cabello, pronunciaba mi nombre con un cariño característico de un pequeño que no tenía relación alguna con un mal sentimiento, como el odio o el rencor. Solo era un pequeño niño intentando esforzándose por pronunciar un nombre.

Tecle un nuevo mensaje y respondí.

Rose

No tengo inconveniente en cuidarlos Sr. Ronald, sin embargo ayer tuve un pequeño accidente así que tal vez se me dificulte caminar. Un vidrio me ha roto un dedo del pie y me es complicado caminar, espero entienda si llego un poco tarde, de todos modos hare lo posible.

Envié el mensaje y deje el celular en la sala, después de fijarme de nuevo en la hora. 12:43 pm.

En realidad la pizza no había sido mi desayuno, si no mi almuerzo.

Regrese a mi habitación. Me cambie el pantalón de pijama que me había puesto al salir de la ducha. Me coloque una remera blanca, las únicas sandalias descubiertas que hacían que mi pie no sufriera mucho dolor y una pequeña cartera para colocar mis llaves y el celular.

Me desenrede el cabello en un intento por no parecer poco presentable y sin más que añadir me regrese a la sala, en busca de la puerta.

Cerré con llave una vez fuera del departamento. El pasillo se escuchaba tan calmado como siempre. Baje las escaleras hasta llegar a la recepción y cruce la puerta de entrada del edificio.

Me encontraba camino a la parada de bus. No pasaron menos de tres minutos antes de que llegara el siguiente bus. La chica morena de mi lado se subió después de mí y deje de verla cuando tome mi asiento.

My Secret two: The TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora