"Danielle, mi niña. No sé cómo empezar a decir todo lo que tengo que decir, pero lo que sí sé es que no tienes idea de cuánto me arrepiento de no haber estado contigo todo este tiempo. Me arrepiento y me castigo con el simple hecho de pensar todo lo que has sufrido y no poder haber estado a tu lado. Te suplico me perdones y me dejes verte.
Mi niña, mi pequeña Danielle, aquí te dejo mi número, no espero tu respuesta porque no la merezco, pero te pido tengas compasión por mí.
Alan French."
-Incomodo ¿cierto? Vamos a desayunar.
Yo sabía que Eleanor trataría de hacer lo posible para que yo no me sintiera mal por el mensaje de la carta, pero lo que ella no sabía es que en realidad no me sentía mal en lo absoluto, pero mientras yo trataba de averiguar cómo me sentía, infinidad de preguntas venían a mi mente. Claramente se trataba de una carta hecha por mi padre biológico y claramente quería una respuesta a todas mis dudas.
Trate de que Eleanor no se preocupara, así que baje las escaleras y me dirige a la cocina en donde ella ya tenía dos tazones de cereal, jugo de naranja y té.
-El desayuno perfecto, ahora solo necesito mi bata de seda, una pipa y el periódico-me senté y pude notar a Eleanor nerviosa, ella se sentó frente a mí y todo se quedó en silencio, no se escuchaba más que el crujido del cereal reventándose en nuestras muelas.
-Vamos Eleanor, dilo.
Exaltada, comenzó a hablar y agitar sus brazos.
-¡¿Cómo puede pensar que después de casi 18 años va a poder mandar una carta y todo se arreglaría?!-dio un gran respiro y siguió comiendo su cereal.
Sé a lo que se refería y estaba de acuerdo con ella pero, yo quería respuestas inmediatas, un café y tal vez un pony. Pero sé que él no llegaría con un pony pero sí con una respuesta acompañada de un café.
Me despedí de Eleanor y me fui a casa.
Subí a mi habitación, tome mi celular y marque el número que venía dentro del sobre, entro la llamada, después del primer tono, el segundo, y al tercero colgué. Tenía que estar consciente de que si él llegaba a contestar esa sería la primera vez que escucharía la voz de mi padre. Respire hondo y volví a marcar, esta vez solo tuve que esperar un tono. Una voz grave que asemejaba la de un hombre mayor dijo "aló", yo no podía creer que lo primero que escuche de mi padre fue un "aló" ¿qué tipo de persona dice eso en pleno siglo XXI?
-¿Bueno, hablo con... Alan French?
-Sí, es él, ¿en qué puede servirle?
Para ser honesta el hombre parecía bastante agradable, después de todo es humano y algún motivo tuvo para abandonar a mi madre embarazada pero tampoco debía olvidar que ¡abandono a mi madre embarazada!
-Habla Dani... Danielle, y recibí su carta, tengo muchas preguntas y quiero verle-hubo un silencio por aproximadamente cinco segundos.
-Sí, claro, dime ¿Dónde quieres que nos veamos?
-En el café frente a la biblioteca, mañana a las 2 p.m. ¿le parece bien?
-Sí, me parece perfecto. No sabes cuánto he esperado este momento, mi pequeña Danielle.
-Hmm... Sí, llevaré un gorro rojo para que sepa con facilidad quien soy. Hasta mañana, adiós.
De verdad había hablado con mi padre, y además, tendría una cita con él al día siguiente. Obviamente no le contaría a mis padres lo que acababa de pasar y lo que pasaría mañana, pero se lo diría a Eleanor, la llame y hablamos durante 1 hora.