Me despierto con un dolor de cabeza terrible, puede que por la fiesta de anoche o porque mi cuerpo ya siente que quedan dos días para que empiece el instituto. Que asco todo.
Cuando consigo despejarme un poco y alcanzar mi móvil después de estar buscándolo a ciegas por la mesilla durante media hora, miro la hora que es.
- Mierda, mierda, ¡MIERDA! -digo cuando me doy cuenta de que debería de haber quedado con Paula en el cruce hace una hora y media.En prácticamente treinta segundos, me visto, me lavo la cara, me hago una coleta mal hecha y me dirijo a la cocina corriendo. Obviamente, no miraba por donde iba y me choqué con alguien, alguien que me conocía demasiado bien.
- ¡Cuidado! -dijo asustada- Tía, yo te quiero, pero tengo más posibilidades de morir contigo que de morir atropellada- ¿Sabes que te amo no? -dije mientras le daba un abrazo hasta casi dejarla sin respiración.
- Lo sé. Como veía que no llegabas me imaginé que te habrías quedado dormida, como de costumbre. Así que aquí estoy. -dijo Paula intentando fingir un enfado que luego acabó en risas.
- Oye, eres mi mejor amiga pero... no recuerdo haberte dado las llaves de mi casa ¿no? Anoche no estaba tan mal, o eso creo.
- Tranquila, me ha abierto Paul. Ahora iba a ir a despertarte. -contestó ella.
- ¿En serio? ¿Está despierto? -le pregunté mientras sacaba las galletas del armario de la cocina.
- ¿Perdona? ¡Siempre me despierto antes que tú, enana! -gritó Paul desde el salón.
Cuando iba a empezar a desayunar con Paula a mi lado, un teléfono móvil comenzó a sonar.
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Se me olvidó decir te quiero
Teen FictionSofía comienza el curso en el instituto como otro curso cualquiera, pero descubrirá que «No todo es sencillo con personas complicadas»