El desayuno.

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Magnus buscaba a su pareja tanteando con su mano en la cama, y dio un quejido al no encontrarlo. Había recordado qué su Nefilim sé despertaba temprano, a diferencia de él. Soltó un suspiro y sé levanto con toda la flojera qué no había tenido durante veinte años.

El olor a café hizo qué sé despertara, le encantaba el olor a café en la mañana.

-Qué haya pan tostado, qué haya pan tostado...- Dijo repitiéndose en voz baja mientras sé levantaba de la cama y dejaba a la vista sus bóxer Rosas fosforescentes con letras rojas en la parte trasera qué sé leía Fabuloso.

Tomó su bata azul eléctrico y camino por el pasillo hasta llegar a la cocina. Y allí estaba el Nefilim, su Nefilim. Sé acercó y lo abrazo por detrás con cariño para besar la nuca del contrario. Alec vestía una Playera de Batman y unos Bóxer

-Buenos días.- Dijo con una sonrisa pícara.

Alec se giró para darle la cara al Brujo mientras mantenía dos tazas de café, una fue ofrecida y la otra fue hacía sus labios.

-Buenos días.- Dijo el ojiazul con una sonrisa.

Magnus contempló los ojos de su novio... Y pensó, qué tal vez, solo tal vez, Alexander era una de las primeras personas qué había amado de verdad, quizá no una de ellas, tal vez era esa persona especial.

Hizo qué Alec bajara su taza y la pusiera en la barra e hizo lo mismo con la suya, miro a Alec a los ojos y lo abrazó de la cintura contra él, sintiendo como Alec se emocionaba. Lo besó, quizá de manera torpe (a causa del efecto mañanero) y experta a la vez, Alec acarició su espalda debajo de la bata, llegó en un momento que la ropa, que era poca que usaban, molestaba, y el oxígeno faltaba.

Se separaron para recuperar el aire. Maldito oxígeno.

¿Malec? Malec.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora