Marco y Estefania, su novia, estaban en la sala de Marco, se estaban dando la agasajada de sus vidas, Marco ya la tenía medió desvestida, le estaba agarrando la vagina por encima de su ropa, la chica estaba roja, estaba gimiendo solo porque apenas la estaba tocando, era una clara señal de una virgen, Marco sintió la textura de su ropa interior con encaje en la cadera, Estefania, con la camisa desabrochada y la falda enrollada en la cintura, abría sus piernas como vil puta, y mantenía las manos hacia arriba de su cabeza, hasta yo abría dicho que tenía experiencia, pero era una novata en el tema, Marco le bajó los calzones y mientras la chica, excitada y medio arrasada ahí en la cama reposaba, Marco bajo su pantalón y su trusa blanca que acostumbraba para tener sexo, era "la braga sexosa" que había presenciado todas las lamidas que le había dado en el baño del gimnasio, siempre creí que me cogeria como a todas las perras que se había cogido hasta por las axilas, su pene era grande, y más para Estefania, la pobre quedo asombrada luego de ver tal monstruo, de esos que se antojan de comer, la chica, aún tirada en la cama, se preparó para la mejor noche de su vida, mientras Marco se la metía una y otra vez, la chica gritaba, ya ni siquiera parecía que gritara de placer, sino de dolor, pobre chica
Luego de tan agitada noche de sexo, Marco decidió llevar a su novia a casa, la peor estupidez que pudo cometer, un sujeto sujeto a su novia por la boca y otro, a Marco, también por la boca, los subieron a una camioneta, los habían secuestrado, la chica estaba aterrado, y también Estefania, ahora sí le salió lo piruja a Marco.