EXTRA: Sólo por ella

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EXTRA: SÓLO POR ELLA

DAPHNE ARS

Robert no se tomaría ninguna licencia por duelo, legalmente él era simplemente un elemento más del departamento de traducciones y no el esposo de la jefa, así que de hecho, no tenía derecho a tomarse ningunos días. Sin embargo, el mismísimo Wathleen lo había llamado para preguntarle cuántos días se tomaría, como si él no tuviese que regirse por las reglas de la empresa, como si por ser el amante de Marta le diera un derecho especial. Era posible que Wathleen lo estuviese encaminando hacia una trampa, eso de “tómate el tiempo que quieras” podría estar escondiendo un “así puedo justificar tu despido por abandono del puesto de trabajo” Bueno, no era necesario. Él lo había pensado suficiente: renunciaría.

Mientras que el ascensor llegaba al piso 10 de la editorial, golpeó una palma de la mano con la carpeta que llevaba en la otra, donde estaban dos copias de su carta de renuncia. Irrevocable, por supuesto. Era absurdo seguir allí, en ese lugar había conocido a Marta, en ese lugar la había admirado, y sin duda, en ese lugar la había amado.

Era muy temprano, tanto que ni siquiera la secretaria de Wathleen había llegado, pero el jefe sí, había visto el auto en el estacionamiento, así que no había forma de evitar ese encuentro. Abrió la carpeta y revisó una última vez la carta de renuncia, se detuvo en la fecha de ingreso… Y como una película, recordó la primera vez que estuvo en el cubículo de Marta 

–Por favor, siéntese, señor Gale –Le dijo Marta Broccacci, la jefa del departamento de traducciones donde lo habían llamado poco después de haber dejado su síntesis curricular, la mujer se apartó del rostro el cabello que se le salía del gancho que llevaba en la cabeza, como si se lo hubiese cortado recientemente y no estuviese acostumbrada aún al corte, le había ofrecido café, pero él se negó amablemente, ella se acomodó en la silla mientras revisaba los certificados que avalaban los cursos y grados educativos que había hecho, una suerte que el certificado de griego se lo hubiesen dado hacía 5 meses, de habérselo dado un poco después lo habría perdido, se negó a pensar en ello.

–Bien, todo en orden. Los idiomas que maneja son bastante convenientes para el departamento –Dijo mirando de nuevo la lista–. ¿Cómo cree que se encuentre a nivel de traducción?

No se aclaró la garganta, porque eso podía mostrar inseguridad, lo que sí hizo fue tragar un poco, porque estaba a punto de salivar por la mujer, y no es que fuese una de esas mujeres súper producidas de las que se había hecho adepto en los últimos tiempos, pero esta mujer de piel clara como la crema, cabello negro azabache y ojos oscuros era una obra de arte. Para admirar desde todos los ángulos.

–En la universidad vimos un semestre entero dedicado a métodos de traducción, y actualmente estoy haciendo un sabatino técnico en el área –Al menos su voz no sonó como si estuviese jadeando, pero tenía el corazón acelerado.

–Bastante conveniente, señor Gale –Señaló–. Bien, ¿Cree que se sentiría cómodo en el área?

¿Cómodo? Ya se quería poner bien cómodo con ella, empezarían por quitarse la ropa, como para estar muy, MUY cómodos.

–Por supuesto, siempre pensé que mi objetivo final eran las traducciones.

–Bien –Le extendió una hoja–. Esto es una prueba diagnóstica corta, no se sienta presionado, es sólo un requisito más. Tómese su tiempo –Robert aceptó la hoja sin prestarle atención al papel, estaba idiotizado con el tono de voz de Marta Broccacci, acorde con ella, un tono suave pero denotado de autoridad, y la forma en que sus labios se movían era… hipnótica–.¿Está de acuerdo, señor Gale?

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