EXTRA – LA LLEGADA DE UN ÁNGEL PROHIBIDO
DAPHNE ARS
¡Contrátalo, ahora!
Marta se llegó hasta el área de la oficina donde se preparaba el café, ella tenía té, tomó un sorbo y se volvió hacia los cubículos, miró el reloj de pared y supuso que los demás estarían por llegar, les había concedido una hora para llegar tarde, ya que el día anterior habían salido a las 8 de la oficina. Miró a su cubículo en específico y sonrió, ese chico que quería entrar en la nomina de Illusions tenía un currículo impresionante para su corta edad. Aunque cuando lo veías había algo que te decía que Robert Gale no era un niño recién graduado, sino un hombre completo, con más experiencias de las que podía contar. Negó con la cabeza, estar en modo entrevistadora ya la hacía creerse psicoanalista. Todavía seguía media grogui después de que él le respondiera la sonrisa que ella le había dado, sin pensarlo, cuando él había optado por el bolígrafo y no por el lápiz, eso le daba un punto a la confianza, aunque el chico de por sí parecía más que confiado, seguro de sí mismo, empezando por un buen estrechón de mano. Eso era dar una muy buena primera impresión, además del atuendo que no era demasiado formal, sino un casual elegante, encajaba perfecto.
¡Contrátalo, ahora! Escuchó de nuevo la voz que le había gritado dentro de su cabeza en cuanto él se le había acercado y le había dicho que estaba allí por el empleo, aunque la voz sonaba jadeante, y nada profesional, había insistido en cuanto lo había invitado a tomar asiento en su cubículo. Ok, se dijo Marta internamente, esa voz se había dejado deslumbrar por la presencia del chico. Y ella tuvo que concederle la razón allí, no todos los días aparecía en la oficina un hombre como aquel, con una presencia arrebatadora, debía estar cerca del metro noventa, aún cuando ella levaba tacones tuvo que levantar un poco la mirada y pensar en no babear cuando miró directamente a los ojos grises, nada típicos, al menos era la primera vez que ella veía unos ojos de ese color, se parecía mucho al color de la camisa que llevaba, sin corbata.
¡Contrátalo, ahora!
Diablos, ¿se había golpeado la cabeza y no se había dado cuenta? En una entrevista de trabajo no te fijabas precisamente si el tipo parecía un modelo o no –a menos que trabajaras en una agencia, por supuesto–, pero en este caso sí, Robert Gale lo parecía, y estaba segura que sería todo un éxito como imagen de alguna marca de bóxers.
¡Contrátalo, ahora! Insistió la voz, y ella murmuró un bajo: Basta.
–¿Hablando sola jefa? –Marta dio un bote cuando habló Ashe.
–¿Cómo estás? –Preguntó apurando lo que quedaba de su té.
–Bien, creí que llegarías más tarde.
–Tenía que hacer una entrevista.
–¿Otra?
–No había ningún aspirante que cumpliera las expectativas.
–Eres exigente, Martita –Ella sonrió.
–Sólo buscaba alguien con capacidad.
–¿Buscabas? O sea que lo encontraste.
Y como convocado, Robert Gale salió del cubículo, con la prueba diagnóstica en la mano, la miró a ella directamente y se encaminó en su dirección. Marta miró nuevamente el reloj de pared, sólo le había tomado 10 minutos. Diablos, seguro el tipo era un engaño, el párrafo tenía que traducirlo al menos a 3 idiomas, y era un párrafo, cuanto menos, de 10 líneas, al menos le habría llevado 30 minutos. Una pena, pensó mientras Robert estaba más cerca. Ashe, a su lado, se irguió en toda su postura, la miró brevemente y se fue en dirección a su cubículo. Para esperárselo, Robert y Ashe se evaluaron descaradamente cuando se cruzaron en el camino.
2 semanas, pensó Marta. Si contrataba a Robert le tomaría cuanto mucho 2 semanas meterse entre las sábanas de Ashe. Y no es que su compañera de trabajo y amiga fuese una chica fácil, era simple lógica: dos personas así de hermosas bajo el mismo techo era la formula directa a sexo salvaje y desenfrenado en el baño de la oficina.
Cuando Robert siguió en su dirección y estuvo de espaldas a Ashe, ésta la miró y gesticuló un exagerado ¡Oh, por Dios!... ¿Había dicho 2 semanas? Mejor lo intentaba con 2 días, esos dos estarían haciéndolo en 2 días.
Casi escuchó a la extraña voz en su cabeza decir: ¿Eso quiere decir que lo contratas?
–Terminé.
Marta aceptó el papel, y no lo miró, le decepcionaría verlo en blanco.
–Gracias por haber aplicado, señor Gale –Le extendió la mano casi lamentándose de que ese sería el último contacto con el apuestísimo chico.
–¿Me darán los resultados de la prueba pronto o espero su llamada?
Qué optimista era, ¿no?
–Lo sie… –Comenzó a decir pero miró el papel, estaba escrito por los dos lados, y el párrafo estaba traducido al italiano, español, griego y portugués. Leyó la primera traducción: Perfecta. Lo mismo que en español. Su boca se abrió por la sorpresa. Y las palabras fluyeron sin filtro entre su cerebro y sus labios.
–¿Cuál es su disponibilidad para empezar?
–Inmediata.
–Bienvenido, señor Gale. Bienvenido a Illusions.
Y el señor Gale tuvo la delicadeza de sonreír y volver a estrecharle la mano. Sólo fue consciente de su voz interna diciendo: ¡Es TAN lindo!
En su mente ella comenzó a bailar sobre la mesa de reuniones. Cuanto menos, siempre sería lindo mirar al señor Gale a diario.
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