La que una vez fue y ya no es

3.7K 343 117
                                    

Uno. Dos. Tres. 

- Heather -

Cuatro. Cinco. 

- Heather- 

Seis. Siete. 

- ¡Heather! ¡Por el amor de Dios, detente!- gritó Dylan.

El puño de Heather se detuvo en el aire. James la miraba impasible debajo de él, con la cara molida luego de siete poderosos puñetazos. 

Todos estábamos pasmados, incluso la misma Heather, a quien le rodó un solitaria lágrima por el rostro, mirando a James como si hubiera salido caminando de sus peores pesadillas. Sus ojos estaban posados únicamente en él, y aun sin mirarnos siquiera a Dylan o a mí, nos señaló con un dedo tembloroso y con voz igualmente temblorosa exlcamó -No te bastó con ser parte de la causa por la que mi hermano murió- le dijo-  Ahora también tenías que involucrarlos a ellos. ¿Algún otro ser querido que quieras arrebatarme Ross?.


Estaba irreconocible, no tanto por su aspecto físico descomunal por como su carácter. Hablaba con voz peligrosa y salvaje, como si en un segundo pudiera poner de cabeza al mundo con tan solo un chasquido. La furia y la desesperación que se veían en un su rostro eran tales que no sabía si me causaba lástima o miedo.


- Te equivocas - dijo Dylan, con un tono de voz que no había escuchado hace tiempo. Como si nada hubiera cambiado. - Él quiso detenernos, pero nosotros insistimos.


Heather desvió su atención de James por primera vez y miró a Dylan con ojos de fuego, como si él fuera un idiota. - ¿Y a qué han venido? ¿A llevarme a casa?.


Hizo esa pregunta con un deje de amargura especialmente fuerte en la palabra "casa", y por un momento la comprendí. Su casa había desaparecido en el momento en que Roth murió.


Pero Dylan o estaba actuando sin pensar o era un verdadero estúpido porque se limitó a contestar con toda seguridad -Pues sí.


Heather soltó una carcajada enfermiza que me erizó los cabellos de la nuca. Todos la observamos en silencio, Dylan horrorizado, comprendiendo por primera vez que la Heather delante de él no era la misma que él conoció, y James extrañamente calmo a pesar de que su rostro estuviera comenzando a hincharse de los golpes.


Cuando finalmente su risa amainó, recuperó un rostro de piedra impenetrable, pero el deje de locura no abandonó sus ojos. - Vinieron en vano- nos dijo a Dylan y a mí- porque no voy a regresar digan lo que digan o hagan lo que hagan. Es mejor que se vayan antes de que acaben muertos.


A pesar de haber dicho aquello con su rostro impenetrable, una lágrima se resbaló nuevamente de su mejilla y ni siquiera se molestó en limpiarla, como si no se hubiera dado cuenta de que en verdad estaba llorando.

- Heather -dije, sin poder evitar la vacilación de mi voz- Nada de esto tiene ningún sentido. Por favor, solo deja que la justicia haga lo suyo y vive tu vida- Lo pensé unos segundos más y con algo de miedo agregué - vívela por él.

Heather me miró al rostro, y sentí como me encogía bajo la presión de su mirada. Todo su cuerpo temblaba silenciosamente, pero al cerrar los ojos toda ella se calmó, recuperando las riendas de su temperamento. Dio un hondo respiro y al devolverme la mirada, detrás de esos ojos azules como el hielo no había nada.

- ¡Hombres! -gritó, sin apartar sus ojos de mí.

Segundos después se oyeron varias pisadas y susurros, y de la oscuridad emergieron al menos siete hombres armados.

Tenía miedo, sí, verdadero terror. Jamás habría desconfiado de mi mejor amiga pero la desconocida que ahora me arrinconaba contra la oscuridad de un oloroso sótano en las Vegas me aterraba.

- Llévenselos al aeropuerto y asegúrense de que aborden al próximo vuelo lo más lejos de aquí posible dentro de los Estados Unidos, no me importa dónde- dijo, apurando a sus subordinados con un movimiento de la mano.

Noté con asombro que se refirió únicamente a Dylan y a mí, pero de James no dijo ni una palabra.

- ¿Qué pasa con James? -pregunté.

Heather se arrodilló junto a él como si se tratara de un animal salvaje recién capturado y lo observó con un rostro de satisfacción.

- Él se va a quedar.

James le sostuvo la mirada y le sonrió una maníaca sonrisa ensangrentada.

Heather no le respondió, al contrario, se levantó con una rapidez algo forzosa.

Los hombres comenzaron a tomar a Dylan por los brazos y uno de ellos se acercó a mí como un huracán y me alzó, tomándome por la cadera y sujetándome al hombro cual bolsa de papas. Inmediatamente solté un grito.

- ¡Oye Idiota! ¡Suéltala! - gritó Dylan, forcejeando con sus captores.

- Bájala - ordenó Heather, y el hombre con un suspiro de frustración me depositó en suelo.

- Desátenles los pies y háganlos caminar - volvió a decir Heather, sin mirarnos a ninguno de los dos al rostro - Y si me entero de que pusieron un dedo encima de alguno de ellos los mataré.

Ninguno de ellos rechistó. Al parecer estaban acostumbrados a las amenazas de muerte.


Aun así, los hombres acataron sus órdenes al pie de la letra y segundos después Dylan y yo estábamos siendo conducidos fuera del centro de luz del sótano hacia la oscuridad. Miré una última vez por encima de mi hombro a James, aun atado en el suelo y escupiendo sangre a los pies de Heather.

Y después nos sumergimos de cabeza en la negrura misma.











asesina fuera de serie 3 : autodestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora