We kissed under the moonlight.
Nos besamos bajo la luz de la luna.15 semanas antes.
El día estaba perfecto, el cielo azul plagado de esponjosas nubes blancas y el sol brillando en todo lo alto, irradiando calidez sin llegar a acalorar; Alec llevaba sus mejores ropas, una camisa azul manga larga de botones blancos que, según su madre, le aclaraba el color de los ojos, pantalones de pana y zapatos previamente abrillantados. A diferencia de las otras personas, él no buscaba atraer atención sobre su persona, pero quería verse presentable y arreglado; sin embargo, se rehusó totalmente a ponerse un traje. La fiesta era elegante y fina, pero al mismo tiempo bastante sencilla e informal, la Clave celebraba su primera —y única, hasta el momento— victoria contra las fuerzas de Sebastian, no había sido capaz de tomar el instituto de Londres. Alec sonrió con tristeza, si supieran que, de hecho, Sebastian los había dejado ganar, no estarían tan contentos. El moreno se había convertido en el amante del enemigo, y lo tenía muy claro, Sebastian se escurría en su habitación por las noches, lo tomaba de la mano y Alec accedía a irse lejos con él; siempre se escabullía por la ventana a la mañana siguiente, se cambiaba de ropa y trataba de ocultar los ojos brillantes y los labios hinchados, y el hecho de que no había dormido más de un par de horas del resto de su familia. Una noche especialmente apasionada, en que lo habían hecho tantas veces y de tantas formas distintas, Alec se había arriesgado a entablar una conversación real con su amante.
" —Jonathan —tanteó, ladeando la cabeza sobre el pecho del contrario para poder verle la cara.
Estaban recostados sobre las pálidas mantas de algodón que les había proporcionado el más caro y lujoso hotel de París en que se hospedaban, Alec había sido alimentado con los deliciosos platillos estrella y emborrachado con el más dulce vino por cortesía del rubio, luego habían comenzado a besarse con lentitud hasta que el moreno fue empujado sobre el colchón, y el resto era historia. Lo sintió tensarse, los músculos del abdomen se le contrajeron, su relajada respiración cesó de repente y las caricias a su cuero cabelludo se interrumpieron. Su corazón comenzó a latir con rapidez, Alec se mordió la lengua para evitar maldecir y cerró los ojos apesadumbrado, iba a morir. Sabía que a Sebastian no le gustaba nada que le llamasen por su verdadero nombre, pero simplemente no había podido evitarlo, no podía decirle por un nombre que ciertamente no era el suyo y pertenecía a alguien más, muerto o no.
— Repite lo que has dicho —murmuró el rubio, sin moverse ni un milímetro de su posición bajo Alec.
—Jonathan, te he llamado Jonathan. Es tu nombre —musitó en voz baja, apoyando nuevamente la cabeza sobre su tersa piel, sonriendo al escuchar el rápido aleteo que producía su excitado corazón; al menos no soy el único que está nervioso, pensó.
—Sebastian es mi nuevo nombre, ni mi padre ni mi madre han sido particularmente benévolos conmigo jamás y preferiría no llamarme de la manera en que las personas que más me odian lo...
Y, seguramente por primera vez en su vida, alguien fue lo suficientemente valiente para contradecirlo, y no sólo eso, sino también para interrumpirlo, todo en una sola noche. Alec Lightwood le hablaba con un tono de voz que no dejaba lugar a reproches, en su tono de voz neutral y con la simplicidad que lo caracterizaba, acariciando los huesos de sus caderas mientras repartía besos suaves por su pecho.
—Es tu nombre, Jonathan, el que te fue dado al nacer. No es de tu madre o tu padre, es tuyo y sólo tuyo. Es parte de tu verdadera identidad, no lo ocultes, no de mí.
No besaba su abdomen ni sus genitales, Jonathan estaba consciente de que no lo hacía con la intención de excitarle, sino con el simple motivo de hacerlo sentir bien. Era sólo una muestra de afecto, no una petición ni una orden, simplemente le decía que lo quería y se lo demostraba.
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An unexpected love. {Jonalec}
Action«La sangre bañaba las callejuelas estrechas que conformaban las antiguas calles de Alacante, haciendo más difícil la movilidad sobre aquél suelo pedregoso. Alec resbaló incontables veces mientras corría, estaba sin resuello y la cabeza le palpitaba...