Después de irse Joel, Sara se pasó por el centro donde empezaría a estudiar y sin querer coincidió con el director, que por un simple error lo confundió con el conserje, él, bastante ofendido declaró ser el director del centro y después de acomodarse la corbata entró en su despacho. Su expresión era muy seria, no parecía que fuese un director de centro de estudios. Ella firmó los papeles necesarios, con la ayuda del conserje, para estar oficialmente inscrita en el centro .
- Gracias por aclararme los puntos de la inscripción- le dijo sonriendo al conserje que todavía seguía un poco rojo por el incidente ocurrido con el director
- No hay de que, al fin y al cabo de eso trabajo.
- Créeme, he visto a conserjes que despiertan ganas de matar. Eres muy amable. - le guiñó el ojo y salió del centro.
Al volver a casa, se dio una ducha y salió directamente a la terraza con un vaso de agua y una manta alrededor de su cuerpo, se puso de puntillas para ver bien la terraza de su vecino, pero no vio a nadie. El vecino, invisible, tenía una mesa de madera puesta junto a la pared que separaba sus terrazas, tenía una hamaca en una esquina y una masita con un árbol pequeño que le era irreconocible. Esperaba verle al otro lado, por primera vez desde hacia mucho tiempo se sentía a gusto hablando con alguien que no fuera Joel o Laura. Después de llevarse una minúscula decepción se sentó en el puh, también recién comprado, y se quedó mirando el horizonte. Su terraza no tenía vistas al mar y eso a ella no le importaba, de hecho le gustaba aún más que así fuera, porque en vez de contemplar el mar, a lo lejos, en el segundo plano del centro de ese pueblo lleno de contaminación luminosa, estaban las montañas que presumían de unos árboles verdes y la inexistencia de vida humana en su territorio. Sin darse cuenta sus labios dibujaron una sonrisa. Le encantaba el verde, le encantaba la naturaleza. Su tranquilidad fue interrumpida por el ruido de la puerta corredora de Raimo, oyó más ruido, lo que indicaba movimiento y luego el tecleo de unas manos, parecía que estaba escribiendo algo.
- ¿ a quien le escribes con tanta prisa? - preguntó ella con una sincera curiosidad
- Hola- paró de escribir- a nadie. Solo escribo. Para mi.
- Me encantó tu cruasán.
- Me alegro
* oye- frunció ella el ceño dudosa- no estarás en uno de esos blogs de cocina publicando una receta tuya. ¿Eres cocinero?
* No, solo me gusta cocinar.
Hubo un largo de silencio, él no parecía estar de humor para hablar y ella no era de esas personas a las que le gusta insistir sin motivos. Pero luego se acordó del folleto pegado al cruasán y decidió romper el silencio.
- Raimo
- Dime
- Hoy me mandaron el mensaje desde el centro, ya soy oficialmente una estudiante. Lo bueno es que es semi-presencial y me lo puedo tomar con más clama. Fui al centro hace un rato, o me ha gustado el director, le conocí de casualidad- se le escapó una risita- le confundí con el conserje y le tenías que ver, parecía indignado el muy idiota como si ser conserje no fuese un trabajo.- esperaba a que él dijese algo, pero seguía en silencio y entonces se dio cuenta de cuanto había hablado, ella no era así, no era de contarle cosas a algún desconocido, estaba claro que necesitaba a Joel o a Laura para hablar. Empezaba a sentirse incómoda- Así que, gracias por decírmelo.
- De nada. Me alegro, en realidad no nos conocemos tanto como para hablar tanto. Quiero decir, estas aquí y es como si no te callases e intento escribir y es bastante incómodo.
- Está claro. Te dejo en paz
A pesar de sentirse mal por como había acabado la conversación con Raimo se quedó en donde estaba. No creía en la alteración de su comodidad como la solución a algo desagradable. A veces se consideraba rara a si misma y eso le gustaba, pero en extrañas situaciones le provocaba intriga y no hay nada más raro que tener intriga de ti mismo. Le vibró el móvil y descubrió el nuevo mail de Joel.
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El último piso
Mystery / ThrillerSara (20 años), una chica a la que no le importa mucho la opinión de los demás y siempre dice la verdad, pero nunca jura nada, decide irse de casa sin avisar, no es por rebeldía, sino por libertad, quiere ser libre. Intenta esconder su paradero, pe...