Capítulo 1

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Miró el reloj, eran las 5:50, su autobús salía a las 6 en punto, por lo que calculó que solo necesitaría cinco minutos para guardar su portátil en la mochila, pagar la cuenta, caminar hasta el autobús y subirse a ella. Aprovechó los últimos minutos para volver a mirar viviendas, buscaba algo muy pequeño porque no podía permitirse nada lujoso, al menos hasta que empezase a trabajar. Estaba ojeando las fotos del único piso que había captado su atención, tenía 54 m2,constaba de una habitación, un cuarto de baño y la cocina abierta ocupando parte del salón. El piso estaba en el centro del pueblo donde se dirigía, todo parecía perfecto, en cuanto al precio tenía esperanzas de regatear; era muy insistente.

Pasados los cinco minutos se dirigió hacia el autobús donde el conductor ya estaba pidiendo los billetes a los pasajeros. Se puso en la fila y cuando se acercó al hombre se quitó los cascos.

- ¿Me dejas ver tu documento de identidad, por favor?- le dijo éste después de observarla un buen rato.

- Soy mayor de edad.

- Claro, pero por si acaso déjame verlo- Ella sacó del monedero el documento y se lo enseñó, no sin antes poner los ojos en blanco- ¿veinte? Parecías mucho más pequeña.

- Será por el pelo.

- Será por eso... - se hizo a un lado para dejarla pasar, pero era tan delgada que no necesitaba ni que se apartara, vio la mochila colgando de su brazo y estaba a punto de decirle que el bulto tenía que ir en el maletero,pero prefirió no decir nada como disculpa por dudar de su edad.

Llevaba tres horas de viaje cuando pensó en encender el móvil, no le había dado tiempo a comprar una tarjeta nueva por lo que no quería tenerlo encendido más de diez minutos por si coincidía con alguna llamada. Cronometró el reloj de muñeca y encendió el móvil. Los primeros mensajes en aparecer en la pantalla eran de su correo electrónico, publicidad que no le interesaba para nada, luego le llegaron las llamadas perdidas, total sumaban 33, 23 eran de su padre, 4 de su madre y los restantes de Joel, su mejor amigo. No le extrañó la ausencia de llamadas por parte de Laura, otra amiga, porque se encontraba aislada temporalmente de la sociedad.

Primero escuchó los tres mensajes que había dejado su padre, no se diferenciaban mucho unos de otros porque tenían el mismo contenido, las mismas preguntas; ¿Dónde estás? ¿Qué ha pasado? ¿Qué significa la nota?. Los dos mensajes de su madre preguntaban lo mismo y no paraba de decir que no entendía la nota, la nota que ella había dejado en la cocina, justo al lado de la cafetera. La que constaba de 39 palabras.

"He decidido que quiero cambiar de aire, me voy a vivir sola, no os preocupéis, esto no es una desaparición, me pondré en contacto con vosotros, no muy a menudo, pero lo haré. Estaré bien, se cuidarme de mi misma"

Repasó mentalmente sus palabras, por un momento pensó que era injusto lo que había hecho,era hija única y dejarlos con una nota podría ser muy cruel, pero para ella el hecho de ser hija única no significaba tener que estar atada a ellos. El mensaje de voz de Joel era el más largo y más que preocupado se le notaba frustrado. "Sara, ha venido tu padre alas 7 de la mañana, me ha despertado arrastrándome de la cama por la camiseta, preguntándome que dónde estabas y no me ha creído cuando le dije que nos había nada ¿Cómo puedes irte sin más, sin decirme a dónde? Podrías haberme dicho al menos que te ibas, no hacía falta decirme a donde. Ahora tu padre está intentando ponerse en contacto con Laura, a ver si sabe dónde estás, pero las del convento dicen que no se encuentra allí. ¿Os fuisteis las dos? ... no se ni para que te mando el mensaje, no creo que seas tan tonta de volver a utilizar este número. Para cualquier cosa ponte en contacto conmigo."

Se quedó pensativa durante un buen rato, hasta que sonó el reloj, ya habían pasado 10 minutos,entonces escribió un mensaje rápido " Joel, Laura no está conmigo, fue una decisión demasiado rápida, estoy bien, estaré bien. Voy a tirar la tarjeta, no podrás ponerte en contacto conmigo"se aseguró de que el mensaje se había enviado, luego sacó la tarjeta del móvil y lo tiró desde el hueco de la ventanilla.

El último pisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora