Capitulo 4

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Al final acabamos en mi casa. Yo sabía que él estaba pasando por un mal momento con el divorcio de sus padres, además de que por muy buenos amigos que fuésemos, no se iba a quedar un viernes hasta tarde en el instituto para ver porque no volvía temprano a mi casa, seguramente querría descansar un poco de las peleas continuas. Yo había estado en su casa a la hora de la comida, y no era bonito.

-Oye Becky.

-Espera.

-No, no en serio escúchame un segundo que quiero decirte...

-No espera, ¿no hueles eso? ¡Oh Dios! ¡Los macarrones! - Salí corriendo hacia la cocina y encontré que lo único que quedaba era una pasta chamuscada de color marrón que no tenía muy buena pinta. Bueno al menos así no tenía que preocuparme de que se diera cuenta de que olvidé echarle la sal.

-No lo puedo creer- hablaba entrecortado por culpa de la risa, cosa que a mí no me hacía mucha gracia. - No sabes hacer macarrones, ¡macarrones!

-Vale, vale lo admito no se me dan bien, pero por criticarme ahora tendrás que conformarte con un bocadillo.

Metí el pan en la sandwichera y continúe regañándole. Beau parecía divertido, como si supiera algo que yo no, cosa que me pone de los nervios.

- ¿Se puede saber qué te pasa? ¿Y porque no se hace el pan? - Me acerqué a la sandwichera y la risa de Beau aumentó. Parecía que estaba rota, porque no había forma de que se calentara. - Vale, ya llevo demasiado tiempo perdido en esta cosa, está roto.

Beau se acercó a mí, cogió algo y comenzó a balancear el cable desenchufado en mi cara.

-No puedo creer que lo hayas sabido todo este tiempo y no dijeras nada, eres el peor amigo del mundo.

-Y yo no puedo creer que todo este tiempo tenías la respuesta delante de tus narices y aun así no te dieras cuenta.

Enchufé el cable enfadada y los bollos comenzaron a hacerse.

Al final acabó invitándome a un helado para que yo parara de molestarlo diciéndole que era un mal amigo.

Fuimos a mi heladería favorita, estábamos entrando cuando vi quien estaba sentado en mi mesa de siempre y no pude contener mi enfado.

-Carlos, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en mi casa?

La chica con la que estaba, quien por cierto era muy bonita, me miro como si estuviera loca.

-Yo también me alegro de verte Becky. Y, ¿no deberías de estar tu esperándome en tu casa? ¿Tu mamá nunca te ha dicho que es de mala educación no ser una buena anfitriona?

- ¿Por qué tendría él que ir a tu casa? - Por su tono, a Beau no le hacía mucha gracia que me juntara con Carlos, pero bueno, sino le gusta que se joda. Al fin y al cabo, es mi vida y no la suya.

- Cosas del colegio. - Carlos me miro suplicante, seguramente no quería que la gente supiera que necesitaba clases extra.

La chica que había estado sentada, se levantó, se acercó a Carlos y le dio un beso en la mejilla.

-Bueno cielo, tengo que irme. - Su voz tenía un ligero acento español, y era tan dulce, que dejaba hipnotizado. Y a juzgar por la mirada de Beau, no era la única que lo había notado. Me parecía que había encontrado a su nueva presa, que pena que al parecer ya estuviera cogida.

- Hope espera, yo te llevo. - Acto seguido se levantó y salió corriendo detrás de ella para alcanzarla.

¿Tenía que tener hasta el nombre bonito? Me recorrió un extraño picazón, lo atribuí al hecho de que el día no había salido como yo lo tenía planeado, y para mí, eso era lo peor.

¿Y qué hay mejor que un buen helado para subir los ánimos?

Me acerqué al camarero y pedí la tarrina súper grande de chocolate, y volví a la mesa. Total, iba a pagar Beau.



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⏰ Última actualización: Nov 24, 2015 ⏰

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