Hola, me presento, soy Dylan Campbell, y no, no soy hombre.
Aunque lo duden, es la presentación de todos los días (no literalmente), ya que las personas al escuchar el nombre de Dylan lo atribuyen automáticamente a un varón.
Mi madre y mi padre hace casi 16 años estaban esperando a dos gemelos, hombres los dos. Fue una gran sorpresa cuando llegué yo al mundo y no otro igual a mi hermano Nathan.
Pero en lugar de ser un par de padres normales y cambiar el nombre que estaba destinado a mi yo hombre, decidieron que era un buen plan dejarme ir por el mundo con el nombre de un hombre.
Tampoco me quejaba, me gusta mi nombre, pero las personas atribuían mi collar que decía "Dylan" a un novio, y no a mi misma. Por esa misma razón es que no tenía muchas amigas... no tenía ninguna amiga.
Estaba acostumbrada a que mis padres nos tuvieran que cambiar de escuela (y de país) constantemente a Nathan y a mi por su trabajo, a mamá la transferían casi cada año, por lo que no nos quedaban muchas opciones.
Por primera vez, habíamos durado casi dos años en un mismo lugar, pero volveríamos a mudarnos, y obviamente a Nathan y a mi no nos gustaba nada la idea, por lo que nuestros padres encontraron la mejor solución que se les ocurrió: un internado.
Según ellos era la opción perfecta, nosotros haríamos amigos en un lugar específico, y ya no tendríamos que volver a despedirnos.
Así que aquí estamos, en una comida de despedida con nuestros mejores amigos, Carlos y Grant, no haciendo nada para hacernos sentir mejor por irnos de ahí.
—Los vamos a extrañar —dice Carlos dándome un gran abrazo de oso, enterrando mi cara en su olorosa axila.
—¡Hazte a un lado, animal! —le digo empujándolo, pero dejando un olor fétido en mi nariz.
—Estas rechazando mi amor... —él se hace hacia atrás con la mano en el corazón, haciéndose el ofendido—. Bien, no vuelvan nunca.
Yo sigo su juego y me cruzo de brazos y volteo la cara, fingiendo indignación.
—Vamos, nombre de hombre, no te enojes —dice Grant tratando de animarme.
—Tu no te mudarás por décima vez en tu vida, y ni siquiera a una casa, sino a un estupido internado. Por no hablar que ni siquiera está en el continente.
—Tienes razón... ¡buen viaje!
De acuerdo, ahora si me ofendí.
Camino en dirección hacia mi hermano, el cual no se separa de la mesa de comida que mamá había puesto a nuestra disposición.
—Diles algo, Nathan —le digo y apunto acusadoramente a Carlos y a Grant.
—Algo —me dice él con la boca llena de comida.
—Te odio —le respondo de regreso.
—Relájate, hermana, nuestros padres lo hacen por nuestro bien...
—Lo hacen por comodidad —dije fríamente—. Pero no se librarán de nosotros tan fácil, causaré muchos problemas hasta lograr ser expulsada —dije contando mis ilusos planes, pero fui interrumpida antes de seguir con mis locuras.
—No lo creo, niña —dice mi papá apareciendo por la puerta trasera de la casa.
Nuestro padre realmente había quedado un poco traumado al respecto de que fuimos niño y niña en lugar de dos niños, por lo que nos llama 'niño' y 'niña'. De hecho, estoy casi segura que en mis casi 16 años me había llamado más veces Niña que Dylan.
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¡IDIOTA A LA VISTA! ~PAUSADO~
Novela JuvenilDylan Campbell y su hermano Nathan son enviados por sus padres a un internado en Nueva York. Cuando llegan ahí les notifican que hubo un error e inscribieron a Dylan como hombre, teniendo que compartir habitación con su hermano y con otros dos hombr...