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Loki se desperto con un terrible dolor de cabeza, uno que no ha sufrido en sus muchos años de vida. Las sábanas se sentían agradables sobre su piel, él se dio vuelta en la cama, enterrando su cara en su almohada de plumas de pavo real para tratar de bloquear el sol que latía contra sus párpados. Funcionó por un segundo, el tiempo suficiente para que Loki se dé cuenta de que su rostro está presionado en una almohada, y que su cuerpo no parece sumido por la agonía o el dolor. No hay dolor.

Él se dio vuelta y se sentó  rápidamente para mirar a su alrededor de su habitación con los ojos muy abiertos. Hay una pared donde cuelga un tapiz que un aldeano agradecido le regaló en Vanaheim hace tanto tiempo ya. Hay algunos papeles cubriendo el largo escritorio frente a la puerta. Una pila de ropa se sienta en su piso, sedas y sábanas que no ha usado en años. No desde que era un príncipe y su familia era una verdadera familia.

El corazón de Loki golpeó en su pecho fuertemente. Miró  hacia abajo y comenzó a hormiguear. Si bien nunca ha estado cerca del tamaño de Thor, en los últimos años se ha puesto un poco más fuerte. Ahora, sin embargo, su pecho es estrecho y pálido, las únicas cicatrices en su piel son las de entrenamiento y aventuras adolescentes. Las marcas de torturas y engaños fallidos han desaparecido. Su piel es parcialmente lisa y suave, no tiene la herida mortal que recibió por el elfo oscuro. Su cuello no duele, incluso se siente más joven y enérgico.

Llevo una mano a su cabello que ahora es mucho más corto mientras se pellizca con la otra para saber que esta es la realidad y no algún sueño que amenace su emoción.

El dolor del pellizco en su brazo le causa alegría y ganas de llorar.

Funcionó... realmente funciono.

Loki se levantó de la cama, ignorando la forma en que le palpita la cabeza cuando se pone derecho. Una bata negra de seda yacía en la silla junto a su cama, ​​se la puso mientras abria la puerta de su dormitorio para avanzar por los pasillos de su hogar.

Su sala de estar es tranquila, el único sonido es el de los pájaros cantando en algún lugar fuera de la ventana abierta. Loki se tomó un momento para mirar a su alrededor antes de lanzarse al corredor. Corrió tan rápido que casi golpeo a una criada con una bandeja en sus manos.

Mi príncipe.—dijo, dándole una reverencia tambaleante.

Loki la miró, con los ojos desorbitados. La reconoce, es la misma criada que le llevaba la comida a su celda y siempre le llevaba recados de su madre.

Mi madre... ¿Donde esta ella?

—¿La reina? Ella está en los jardines —Respondio  sonrojándose un poco. Algo usual en ella.

Loki no se permite perder un momento para calmarla, sin embargo sonríe antes de irse corriendo por los pasillos que se vuelven casi borrosos a medida que los atraviesa, las puertas parpadean y la gente se aparta del camino al verlo de ese modo.

El sol golpeó ferozmente cuando Loki corrió hacia los jardines privados. Unas pocas gotas de sudor aparecen en sus sienes pero no le importó, siguió corriendo por el camino que bien conocía como la palma de su mano hasta que finalmente, vio a Frigga a través de los árboles.

Loki se detuvo casi de golpe, su corazón acelerado pedía clemencia tanto por lo que siente como por el esfuerzo físico tras su mareo al despertar. Sinceramente veía algo nubloso, quizás incluso similar a estar drogado con alguna sustancia alucinógena al ver el cielo y saber que no ha cometido ningún error. Es más ahora tiene una ventaja, sabe los próximos movimientos. Sabe nombres de aliados y enemigos, fechas importantes, locaciones de personas, gemas y eventos que se desarrollan o que se van a desarrollar en Midgard, secretos de Asgard y de sus enemigos.

𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐮𝐧 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐬𝐡𝐢𝐧𝐞 𝐨𝐧 𝐮𝐬 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora