Distancia

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Entonces le pregunté: "¿Cómo te llamas?" y ella no dijo una palabra, tan solo hizo un ademan con la mano indicando que fuera hacía ella. Inconsciente caminé en dirección a ella hasta que me topé con una realidad, la luna en la que se encontraba estaba demasiado lejos de la punta del acantilado.

Desesperado, le sugerí lo primero que se vino a mi mente "¡Salta que yo te atrapo!, confía en mi, yo no puedo llegar hasta allí arriba..."

Ella se acurrucó, flexionando sus rodillas, sujetando sus pies y con la cabeza gacha. La comprendí, no solo tenía miedo, también era una arriesgada y pésima idea.

Impotente ante aquel desafío imposible, grité, grité con todas mis fuerzas, grité hasta desgarrar mis cuerdas vocales, ¿lo había perdido todo antes de siquiera obtenerlo? No, no lo admitía.

De repente una criatura apareció desde las profundidades de las aguas que se encontraban bajo la hermosa luna, una especie de serpiente marina que mediría como mínimo un kilómetro de largo, la cual exclamó: "¿Cuales son tus intenciones con ella?", con mis cuerdas vocales desgarradas, no pude responder, tan solo comencé a llorar desconsoladamente.

"¿Crees que alguien tan débil como tú puede hacer algo por ella?, ¿que tienes que ofrecerle?".

Las lágrimas frenaron de golpe, mis pupilas perdieron su brillo y me desplomé en el suelo... "Tiene razón" pensé, "¿Cómo puedo ayudarla a ella si ni siquiera puedo ayudarme a mi?"

Ella comenzó a reír y mi corazón se detuvo al escucharla, si tenía algo que ofrecerle, y así no fuese mucho era todo lo que tenía, arranqué mi corazón de mi pecho y se lo ofrecí. La criatura al parecer entendió mi mensaje, sonrió y dijo "Te la encargo, por favor cuídala", acto seguido levanto su cola enrollando la luna en la punta y bajándola, ahora sí podía subir con ella.




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