Encuentro

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Abordé la luna con pisada dulce pero firme y entonces pude contemplarla de cerca, "Es bellísima" pensé y no, no hablaba solamente de su piel, su tierno rostro ni de su brilloso pelo negro, hablaba también de sus temores, de su fuerza, de su debilidad, de su tristeza y de lo que yo esperaba fuese su felicidad. Al acercarme no contuve el impulso de abrazarla, por suerte ella no solo no rechazo aquel abrazo de un desconocido, sino que también lo correspondió, fuerte, tan fuerte como pudo y pude sentir su dolor buscando ser calmado en aquel abrazo, me sentí importante, sentí que era importante para ella y no pude evitar soltar una lágrima de alegría.

Ella de manera curiosa intercepto con su dedo la trayectoria de aquella lágrima que se dirigía a mi mentón, sostuvo mi mano y la colocó en su pecho, entonces sentí el vacío, ese mismo que me atormentó por tanto tiempo, que me ataba a la cama e insistía en que vivir era un sinsentido que solo me haría sufrir, solo pude pensar en cuan equivocado estaba, pues entendí que prefiero sufrir antes de tener que estar inerte, antes de simplemente no sentir nada.

Sabía lo que hacer, había llegado hasta ella con la intención de dar todo y eso hice, le entregué mi corazón, lo sostuve con firmeza y lo coloque en aquel agujero en su pecho, luego coloqué su dos manos sobre él y debido a mi lastimada voz tan solo susurré "Ahora es tuyo, cuídalo porque es frágil y débil, pero es todo lo que tengo" ella me observó entonces con ojos grandes mientras presionaba fuerte su pecho, no pude evitar besarle la frente. "A partir de ahora nunca me iré a no ser que tu quieras, ¿que te parece?". Volvió a abrazarme, esta vez con una sonrisa infantil en el rostro, "Tomaré eso como un si"





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