Aún seguía sin creerlo. No podía creerme el hecho de encontrarme de nuevo al volante de esta vieja chatarra, y aún menos que estuviese haciendo un viaje de cientos de kilómetros con ella, y por si fuera poco, era de las pocas veces que no viajaba solo, lo que disparaba aún más mis emociones, las que yo intentaba disimular, esta vez con mucho más exito que antes, pues la persona a mi lado, al parecer, no se había dado cuenta.
Tras varios minutos en silencio conduciendo por aquella calzada, los que me habrían resultado eternos de no ser por el amenizante tema que sonaba en la radio, un pensamiento me invadió la mente, lo que me hizo llevarme una mano a la cara y reducir levemente la velocidad.
-Mierda...
-¿Ocurre algo? --pude notar el tono de preocupación del contrario en sus palabras.
-Nos hemos ido de allí sin despedirnos de los demás ni comentarles a donde nos dirigíamos... ¿Tu crees que se habrán preocupado acerca de nuestra ubicación? ¿O que se habrán dado cuenta y estarán planeando alguna especie de venganza en nuestra contra? --confesé. No estaba asustado de las posibles reacciones de mis compañeros, simplemente me atormentaba saber que reaccionarían así por el maldito despiste de no haberles dicho nada.
-Ah... Solo es eso. --comentó el contrario, siguiendo sus palabras de una risa que iba subiendo de tono gradualmente.
-¿Ocurre algo? --esta vez fuí yo quien preguntó, pero utilizando un tono que indicase lo que me fastidiaba el no entender el motivo de la risa del otro. Me vi obligado a esperar que su risa terminase para obtener una respuesta decente.
-Ese asunto ya está zanjado, pues antes de marcharnos, me tomé la molestia de dejar una nota en la base indicando nuestros planes, para que los demás "no se preocupen", como tu piensas. --pude notar la burla al oir sus últimas palabras, pero le quité importancia.
-¿Una nota? --miré al ingeniero con extrañeza por encima de las oscuras gafas. [¿Y ese fue el motivo por el cual tardaste tanto?
-Sí. Y aunque sea tarde, quiero disculparme ahora por eso. Podría haber tardado menos diciéndole lo del viaje en persona a los demás, o solo a alguno de ellos, pero al parecer, no éramos los únicos que habíamos tenido la idea de marcharnos por vacaciones. --volvió a reir.
-Vaya... Ya veo. --fue todo lo que se me ocurrió decir en aquel momento.
A decir verdad, me había quedado más aliviado tras aquella pequeña charla con mi copiloto, quien me había aclarado el tema que me atormentaba. Volví a acelerar, retomando el viaje, pero a más velocidad. Después de aquello, nos pusimos a discutir amigablemente e intentar deducir y averiguar el posible destino que habrían elegido todos y cada uno de los mercenarios para su descanso. Escocia para Demoman, Boston para Scout, Rusia para Heavy... Quizá nos equivocásemos, pero aquellas fueron las ideas en común que conseguíamos sacar a travaés de nuestra investigación mental dentro de una caravana.
Ya había pasado bastante tiempo desde nuestra salida, lo que se podía notar en el movimiento del sol, que ya amenazaba con esconderse, pues poco a poco se iba acercando hacia la parte trasera de aquella montaña, oscureciendo gradualmente el paisaje. Junto con el sol, el contador de combustible tambien fue bajando gradualmente hasta que la aguja indicadora había casi alcanzado la parte baja, lo que quería decir que apenas había gasolina. Pero ese día, al parecer, la suerte estaba de mi parte, pues por casualidad, a varios metros, pude divisar una estación de servicio, (cuyo cartel anuncio indicaba que estaba abierta 24 horas) donde reponer el alimento que necesitaba el coche para poder moverse. Recé para que la caravana aprovechase hasta el último mililitro de petróleo para que me permitiese llegar siquiera hacia aquel lugar.
Una vez allí, tras afortunadamente conseguir llegar a nuestra primer parada con aquella poca cantidad de combustible, nos repartimos las tareas, que no eran muchas. Mientras Dell se encargaba de reponer con gasolina al vehículo, yo decidí entrar a la estación de servicio, pues necesitabamos abastecernos con algo de comida y bebida. ¿Quien no se encontraría hambriento después de varias horas conduciendo sin parar?
Rápidamente me hice con varias bolsas de snacks variados: Golosinas, patatas fritas, y varios tipos de galletas, que dejé en el mostrador de poco en poco a medida que iba seleccionando los productos, al mismo tiempo que la cajera, una mujer muy sonriente, los iba pasando por la caja a medida que yo los iba dejando allí. Respecto a la bebida, cogí solamente una caja de cervezas, pues creí que no necesitaríamos más que eso para el resto de viaje que nos pudiese quedar.¿Tantas cosas había cogido o aquella mujer era una torpe? Cada vez que le echaba un vistazo al mostrador, la montaña de productos que había en él se me hacía igual de grande. Me cansé de observar aquello, y miré a traves de los cristales. Bajo las últimas luces del día pude observar a mi amigo, que al igual que yo, seguía con su tarea de llenar de gasolina el depósito. Como si se hubiese dado cuenta de que le estaba mirando, se giró, dedicandome una mirada y una sonrisa. No pude evitar contagiarme y curvar mi boca para devolverle aquel gesto. Me encontraba en otro universo, en el que Dell y yo nos encontrabamos allí parados, sonriéndonos mutuamente, pero una estridente voz fue la que me sacó de aquella falsa realidad y me devolvió a la de siempre.
-80,3$, señor.
Vaya. Me rasqué la nuca y volví a mirar los productos, ya metidos en una bolsa de papel. Al parecer me había pasado cogiendo cosas, aunque eso no importaba, y el precio tampoco, pues las vacaciones no era lo único que nos habían concedido, sino también un pago de bastante dinero. Es lo que tiene ser mercenario. Combatir día a día contra los BLU's a cambio de un buen salario al terminar la temporada.
Le cedí mi tarjeta de crédito a aquella mujer, que aún no había dejado de sonreír. Después de realizar una operación técnica de pasar la tarjeta por un lector para transferir el dinero, me la devolvió, la guardé en la cartera, y guardé esta última el el bolsillo trasero de mi pantalón. Cogí aquella gran bolsa, y salí de el edificio, no sin antes despedirme de la mujer, cuya expresión no había cambiado.
Al salir, pude darme cuenta de que Dell había acabado su tarea, incluso se había tomado la molestia de pagar él mismo la gasolina, detalle que le agradecí. Abrí la puerta y entré con dificultad al medio de transporte, pues aún seguía cargando con aquella bolsa, que conseguí dejar sobre la guantera central. Una vez estuvo todo preparado, volví a pisar el acelerador, renaudando aquel viaje.
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Trucks n Vans.
RandomCompañeros en trabajo, compañeros en vacaciones. ¿Quién sabe si el compañerismo entre dos hombres quizá pueda llegar a algo más? "Los polos opuestos se atraen" Historia basada en el juego Team Fortress 2. MalexMale. Don't like, don't read.