Jueves, 25 de Septiembre

134 1 0
                                    

Hoy, en la clase de álgebra, sólo podía pensar en la posibilidad de que el señor Gianini le dé un beso con lengua a mamá mañana por la noche, durante su cita. Me limité a estar allí, sentada, mirándole. Me hizo una pregunta de lo más sencilla -lo prometo, siempre me reserva las más fáciles, como si no quisiera que me sienta marginada o algo así- y ni tan siquiera la oí. Sólo dije: «¿Qué?».
Entonces Lana Weinberger hizo ese ruidito que siempre hace y se inclinó hacia mí, lanzando su melena rubia sobre mi pupitre. Una oleada de perfume me dio en plena nariz y Lana susurró, con esa voz tan desdeñosa: «BICHO RARO».
Pero no lo pronunció en cuatro sílabas, sino como si se escribiera «BITCHORRRARO».
¿Por qué personas buenas como la princesa Diana mueren en accidentes de tráfico y personas mezquinas como Lana no? No entiendo qué ve Josh Richter en ella. Vale, sí, guapa es. Pero también muy mezquina. ¿Es que él no se da cuenta?
Claro que Lana quizá sea agradable con Josh. Yo también lo sería, no me cabe la menor duda. Es el chico más atractivo del instituto Albert Einstein. La mayoría de los chicos tienen un aspecto grotesco con el uniforme de la escuela, que en su caso consiste en pantalones grises, camisa blanca, jersey de manga larga negro o chaleco negro. Sin embargo, Josh no. Parece un modelo con el uniforme. En serio.
En fin. Hoy me he fijado en que el señor Gianini tiene la nariz muy respingona. ¿Por qué querría alguien salir con un tipo con la nariz tan respingona? Se lo pregunté a Lilly durante el almuerzo y ella contestó: «Nunca me he fijado en su nariz. ¿Vas a comerte ese pastelillo?».
Lilly dice que debo dejar de obsesionarme. Dice que estoy proyectando la ansiedad que me provoca el hecho de llevar sólo un mes en el instituto y tener ya un suspenso en la ansiedad que me provoca la relación entre el señor Gianini y mi madre. Dice que eso se llama desplazamiento.
Es un fastidio que los padres de tu mejor amiga sean psicoanalistas.
Hoy, después de clase, los doctores Moscovitz intentaron analizarme por todos los medios. Lilly y yo jugábamos tranquilamente al Scrabble y cada cinco minutos, lo mismo: «Chicas, ¿queréis un poco de zumo? Chicas, en el Discovery Channel emiten un documental sobre calamares muy interesante. Y, por cierto, Mia, ¿qué te parece que tu madre empiece a salir con tu profesor de álgebra?».
Yo contesté: «Me parece bien». ¿Por qué no podré ser más asertiva?
Pero ¿y si los padres de Lilly van corriendo al Jefferson Market para ver a mi madre? Si les dijera la verdad, sin duda se chivarían. Y no quiero que ella sepa lo extraña que me hace sentir este asunto, y menos aún cuando ella parece tan feliz.
Lo peor fue que el hermano mayor de Lilly, Michael, oyó la conversación. Se echó a reír a carcajadas, aunque a mí no me parece que la cosa tenga ninguna gracia.
Dijo: «¿Tu madre sale con Frank Gianini? Ja, ja ja!». Fantástico. Ahora Michael, el hermano de Lilly, lo sabe.
Así que tuve que empezar a suplicarle que no se lo explicara a nadie. Va al quinto turno de la clase de genios y talentos, lo cual, por cierto, es la mayor ironía del curso, porque a la señorita Hill, encargada del programa G y T en el Albert Einstein, no le importa lo que hagamos con tal de que no armemos demasiado jaleo. Le fastidia mucho tener que salir de la sala de profesores, que está enfrente del aula de G y T, al otro lado del vestíbulo, para gritarnos.
El caso es que Michael supuestamente asiste a esta clase para trabajar en su revista digital, Crackhead. Se supone que yo lo hago para ponerme al día con los deberes de álgebra.
De todos modos, la señorita Hill nunca controla lo que hacemos en clase de G y T; quizá es mejor que no lo haga, ya que nos pasamos la mayor parte del tiempo ideando maneras de encerrar al nuevo alumno ruso, un presunto genio musical, en el armario donde se guarda el material, para así no tener que oírle tocar más piezas de Stravinsky con su estúpido violín.
Sin embargo, no creas que sólo porque Michael y yo estemos conchavados contra Boris Pelkowski y su violín él haya evitado el tema de mi madre y el señor G.
Lo que Michael dijo una y otra vez fue: «¿Qué vas a hacer por mí, eh, Thermopolis? ¿Qué vas a hacer por mí?».
Pero no hay nada que yo pueda hacer por Michael Moscovitz. No puedo ofrecerme para hacerle los deberes ni nada parecido. Michael es un alumno veterano (como Josh Richter). Michael ha sacado siempre excelente en todo (como Josh Richter). Michael seguramente irá a Yale o a Harvard el próximo año (como Josh Richter).
¿Qué puedo hacer yo por alguien así?
No es que Michael sea perfecto, ni nada por el estilo. A diferencia de Josh Richter, Michael no forma parte del equipo. Michael ni siquiera forma parte del grupo de debate. Michael no cree en los deportes organizados, ni en la religión organizada, ni en nada organizado. Por el contrario, Michael se pasa la mayor parte del tiempo encerrado en su habitación. Una vez le pregunté a Lilly qué hace allí dentro, y ella me dijo que la familia emplea con Michael una política de «ni preguntas, ni explicaciones».
Apuesto a que está fabricando una bomba. Quizá tiene previsto volar el Albert Einstein como travesura de veterano.
Michael sale de vez en cuando de su habitación y suelta comentarios sarcásticos. Y a veces no lleva la camisa puesta. Aunque no cree en los deportes organizados, me he fijado en que tiene unos pectorales realmente bonitos, y los músculos del estómago extremadamente bien definidos.
Nunca se lo he comentado a Lilly.
En fin, supongo que Michael se cansó de que yo me ofreciera para hacer cosas como sacar de paseo a su sheltie, Pavlov, o llevar al supermercado Gristedes las latas vacías de refrescos light para recuperar el depósito, lo cual constituye su tarea semanal, porque al final Michael sólo dijo, con un tono de voz disgustado: «Olvídalo, ¿vale, Thermopolis?» y volvió a su habitación.
Le pregunté a Lilly por qué se había molestado de aquel modo y ella dijo que él me había acosado sexualmente pero que yo no me había percatado.
¡Qué vergüenza! ¿Te imaginas que Josh Richter empezara a acosarme un día (ojalá) y yo no me enterara? ¡Dios! A veces soy idiota de remate.
El caso es que Lilly me dijo que no me preocupara por la posibilidad de que Michael le explicara a sus amigos en la escuela lo de mi madre y el señor G., puesto que Michael no tiene amigos. Entonces Lilly quiso saber por qué me preocupaba que el señor Gianini tuviera una nariz respingona, ya que no soy yo quien tiene que mirársela, sino mi madre.
Y yo le dije: «Perdona, tengo que mirársela de 9.55 h a 10.55 h y de 14.30 h a 15.30 h CADA PUÑETERO DÍA, salvo los sábados y los domingos y las festividades estatales y el verano. Eso si no suspendo, claro está, ni tengo que asistir a clases de recuperación en verano».
Y si se casan, tendré que vérsela TODOS LOS DÍAS, SIETE DÍAS A LA SEMANA, VACACIONES INCLUIDAS.

Definición de conjunto: colección de objetos; un elemento y un miembro pertenecen a un conjunto.
A= {Gilligan, Skipper, Mary Ann}

La regla especifica cada elemento.
A = {x/x es uno de los náufragos de la isla Gilligan en la serie de televisión}

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 24, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Diario De La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora