Martes, 23 de Septiembre

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A veces tengo la impresión de que lo único que hago es mentir.
Mi madre cree que reprimo mis sentimientos al respecto. Yo le digo: «No, mamá. No es así. A mí me parece que es algo natural. Si tú eres feliz, yo soy feliz».
Y mamá dice: «Creo que no eres sincera conmigo».

Entonces va y me da este libro. Me dice que quiere que escriba mis sentimientos en este libro, puesto que, en su opinión, es evidente que no estoy dispuesta a compartirlos con ella.

¿Quiere que escriba mis sentimientos? Muy bien, voy a escribir mis sentimientos: ¡NO PUEDO CREER QUE ME ESTÉ HACIENDO ESTO!

Como si no supiera ya todo el mundo que soy un bicho raro. Soy casi el bicho más raro de toda la escuela. Reconozcámoslo: mido 1,79 m, soy plana, lisa como una tabla, y voy al primer curso, el de los novatos. ¿Se puede ser más bicho raro?
Si el resto de la escuela lo descubriera, me moriría. Sí, así es, me moriría. ¡Oh, Dios! Si de verdad existes, por favor, no dejes que lo descubran.

En Manhattan viven cuatro millones de personas, ¿cierto? Eso significa que, de ellas, dos millones son hombres. Pues bien, de DOS MILLONES de hombres, ella tiene que salir con el señor Gianini. No puede salir con alguno que yo no conozca. No puede salir con alguno que se haya ligado en D'Agostinos o algún otro lugar. No, claro.

Tiene que salir con mi profesor de álgebra. Gracias, mamá. Muchas gracias.

El Diario De La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora