El ratón avaricioso, la serpiente astuta y el león justo

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En el Amazonas había un reino secreto. En él vivían multitud de animales diferentes pero, voy a contar la historia de unos seres en concreto.

Una serpiente vivía en la copa de un árbol y justo a los pies de este, tenía su vivienda un ratoncillo con sus tres crías.

Esa zona del bosque era la mejor, sin duda alguna, pues tenía alimento de sobra y nunca faltaba de nada.

La serpiente tenía entre ceja y ceja a los pequeños ratones y cada vez que veía al ratón ir en busca de comida, trataba de ir a comérselos con tan mala suerte que cada vez que estaba a punto de llegar al suelo, el ratón venía de vuelta.

Ella supo que era demasiado lenta pero no se rendía.

Un día se le ocurrió una gran idea.
Desde una de las ramas, llamó al ratón. Le dijo que había un gran trozo de queso al otro lado del bosquecillo, que les sería muy útil para no andar yendo y viniendo cada día a por algo para comer.

El ratón le hizo caso y fue en busca de ese trozo de queso. Cuando llegó allí no vio ningún queso. Entonces, se dio cuenta. La serpiente le había engañado. Echó a correr, de vuelta a casa. Pero ya era demasiado tarde, allí sólo yacía la serpiente, sus crías habían desaparecido.

El ratón lloraba desconsolado y decidió avisar al rey, un león muy sabio. Cuando llegó allí, el león no pudo decirle más que unas pocas palabras: "A pesar de haber sido mala, la serpiente ha sido muy astuta. Te tendió una trampa en la que, sin haberlo pensado dos veces, caíste por avaricia. Quisiste más aun teniendo todo lo que necesitas y, por ello, ahora tienes menos que antes. Espero que esta experiencia te haya enseñado algo".

A partir de ese momento, el ratón supo qué no hacer y en qué animales no confiar. Y, por supuesto, aprendió a valorar todo lo que tiene.

El Ratón Avaricioso, La Serpiente Astuta Y El León JustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora