Te amaré hasta que me quede sin aliento.
Hasta que esta soledad que me acompaña retumbe en las paredes de mi alma y la aturda, dejándola inestable y rota.
Hasta que los gatos tengan cinco patas.
Hasta que los perros no ladren.
Hasta que los aviones se desplacen por la vía marítima.
Hasta que las serpientes no mueran cuando les arrebatan su cabeza.
Hasta que no se hable de política y sus derivados.
Hasta que la existencia de seres humanos que repudian la homosexualidad, se extinga.
Hasta que el racismo desaparezca.
Hasta que los hipopótamos y cocodrilos sean domésticos.
Te amaré siempre, que no quepa la menor duda.
Y tal vez... hasta que no seas la protagonista del 99.9% de estos textos que deambulan por mi mente.