If I say

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Estaba sentado en una esquina, pensando en todo lo que había ocurrido en estos últimos días. Se había escapado y perdido todo aquello que amaba, ¡qué sentido tenía seguir viviendo ahora? Hace unos días era el hombre más feliz del mundo y ahora solo puedo sentir correr lágrimas por mi cara en todo momento. Había perdido todo de un instante al otro. Mi mamá, mi papá y mi hermana ya no estaban más en mi vida. Me paré y entré en el cementerio con un gran ramo de flores entre mis brazos. Podía ver bajar sus ataúdes y ser cubiertos por tierra a la vez que un cura decía cosas sin sentido sobre el mundo Dios y mierdas por el estilo. En definitiva, solo hablaba de cosas sin sentido. ¿Por qué no se calla? ¿Acaso no se da cuenta de que nadie lo está escuchando? Su voz martilleaba mi cabeza una y otra vez. Pasé la mano por mi cabello y pude sentir que estaba empapado. Ahí pude darme cuenta que llovía, apenas eran unas gotas y la verdad poco me importaba mojarme en estos momentos. Levanté la mirada y me di cuenta de que no había ya nadie más allí, todos se habían ido y me había quedado solo, pero por fin en paz. Me senté en el piso para sentir la tierra mojada recién colocada por el enterrador. La tierra que cubría el cuerpo de las personas más importantes de mi vida.

Sentí una mano en mi hombro que me movía ligeramente sacándome de mi trance, pero no me giré. Para qué. Pude escuchar una voz, pero no pude distinguir a quién pertenecía. Igualmente no me importaba. El movimiento, para mi desgracia, no cesó; al igual que esa voz.

"Hey, llevás acá sentado por horas bajo la lluvia. Te vas a enfermar." Dijo la voz.

¿Horas? Si apenas llevaba unos minutos. Exagerado. Pero no se callaba ese chico, cosa que descubrí cuando se sentó en el piso enfrente de mí. Apoyo una mano en mi rodilla y me miró a los ojos, que entonces pude notar que eran azules y estaban ligeramente irritados. Pude ver que llevaba un paraguas en la mano con el que nos cubría a ambos de la lluvia que cada vez era más fuerte.

"Oye, ¿estás bien?" siguió insistiendo.

Esa voz ya me estaba empezando a parecer demasiado irritante y molesta. Ni siquiera en un cementerio puedo encontrar paz y poder olvidar todo. Parece como si alguien estuviese contra mí, que quisiera que mi vida se volviese un caos absoluto, tanto que ni pueda conseguir un poco de silencio. Una mano pasó por delante de mis ojos, sumada con esa voz penetrante, con un acento muy fuerte, aunque no puedo darme cuenta de dónde.

"Callate" escuché mi voz salir de mí después de tantos días sin haberla utilizado. La noté más rasposa y grave de lo habitual, además de cansada y llorosa, a pesar de que ya había expulsado todas las lágrimas que me quedaban en mi cuerpo.

El chico únicamente asintió, permaneciendo en el mismo lugar, en completo silencio. Lo único que se podía escuchar era la lluvia chocar contra el paraguas. El chico de ojos azules me miraba a los ojos, sin desviar la mirada de mí en ningún momento. Después de un largo tiempo, el extraño decidió que se había cansado de mí, de la lluvia, de todo y se levantó y se fue. En realidad, ni siquiera me extraña que lo haya hecho; todos lo hacen: solo se levantan y se van para después no volver. Pero con este chico me equivoqué, el volvió, con unas llaves de auto en una de sus manos.

"Hey Harry, tenemos que irnos de aquí. Vamos te llevo a casa."

Me sonreía y me extendía su mano libre para ayudarme a levantarme. Me extraño bastante que él supiese mi nombre y yo no supiese nada de él. ¿Debería agarrar su mano? ¿Quería volver a mi casa? ¿Quería ver todas esas cosas que me hacía recordar a mi familia? ¿Quería ver todas esas cosas que me hacían recordar a mi familia? ¿Quería dormir en la cama en la que todas las noches me arropaban mis papás y me contaban historias hasta que me dormía? ¿Quería estar en el baño en el que Gem y yo nos contábamos secretos y hablábamos de cosas prohibidas mientras todos dormían? No, definitivamente no quería. No quería volver a casa.

"No quiero ir a casa"

"Deberías ir, ducharte, cambiarte y descansar un poco. Hoy ha sido un día bastante largo y más duro aún, ¿no es así? Vamos, yo te llevo"

"No quiero ir al lugar lleno de recuerdo de las personas que acaban hace apenas un rato de enterrar. No quiero pasar por los mismos pasillos que ellos viendo en las paredes sus fotos colgadas. No quiero recordar el motivo por el que ellos están tres metros bajo tierra. Solo quiero ser yo el que esté allí y no ellos" Señale el piso y se formó un silencio.

"Puedes... dormir en mi casa sino"

Se notaba bastante que él no estaba para nada de seguro de lo que acababa de salir de sus labios. Estaba muy indeciso, como si estuviese teniendo una pelea consigo mismo en su interior. No le agradaba la idea pero él me quería ayudar. En esos momentos sentí que de algún lado lo conocía. Tenía algo familiar en la expresión de su cara, perdida atrás de esos anteojos, sus ojos parecían tener algo más.

"¿Por qué querrías ayudar a un extraño? ¿Por qué querrías que YO durmiese en TU casa? No sabés nada de mí, solo mi nombre y en verdad no sé cómo lo sabés. ¿Por qué me ayudarías?"

"Por el simple hecho de que hoy mi mejor amigo ha perdido lo más importante en toda su vida y en estos momentos me necesita, aunque me odie por haberlo abandonado varios años atrás. Porque sé que de haber sido la situación al revés, hubiese hecho exactamente lo mismo por mí. No lo olvidé nunca, siempre fui lo suficientemente cobarde como para volver, pero me di cuenta que me necesitabas y aquí estoy."

Soltó todo a una gran velocidad, mirándome profundamente a los ojos y ahí me di cuenta. Era él. Era mi mejor amigo. Me quedé observándolo en silencio, no podía ser. No sabía si reír o llorar en esos momentos.

"Harold, no tengo todo el día, me estoy empapando vos igual y nos vamos a enfermar, ¿venís o te vas a quedar acá para siempre?"

"Ni siquiera cuando estoy de luto podés tratarme bien, Niall Horan" tomé su mano para levantarme con una pequeña sonrisa.

"Ya sabés que no"



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