Nunca pensé que la casa de Niall pudiese quedar tan lejos. Habíamos tardado unas cuantas horas en llegar allí. Niall solo había manejado, manteniéndose en silencio, un silencio que agradecí. Además tampoco era un silencio incómodo, sino todo lo contrario. Ambos sabíamos que teníamos muchas cosas de que hablar, pero los dos supimos que no era ni el momento ni el lugar. En esos momentos, Niall estacionó el auto en un garaje y se bajó del auto. Yo repetí la acción.
"Llegamos" la voz del rubio rompió el silencio. Sonaba bastante tranquilo. "Es por aquí, Harry"
Lo seguí hasta un ascensor y nos subimos a él. Me pareció muy raro que Niall estuviese tan tranquilo a mi lado, dentro de un ascensor cuando éstos le dan pánico, por culpa de ser claustrofóbico. Siempre subía por las escaleras, mientras que los demás nos subíamos ascensor. Íbamos por el tercer piso y empecé a notar como se comía las uñas. Estaba nervioso.
"Tranquilo, rubio, Nada va a pasar"
Me dedicó una gran sonrisa y una mirada de agradecimiento. Le sonreí de vuelta. Puede que su cara y su cuerpo hayan cambiado, pero en el fondo sigue siendo el mismo chico irlandés. En el décimo piso, el ascensor se detuvo. Las puertas tardaron apenas unos segundos en abrirse, pero supe que para mi amigo fue como una eternidad, porque apenas pudo ver el pasillo salió corriendo hacia fuera.
"El trayecto de doce pisos desde el garaje hasta acá se me suele hacer más corto si tengo una buena compañía" me guiño el ojo.
"No esperabas que yo te fuese a entretener todo el camino ¿o no, Horan?"
"No. Los dos sabemos que besás muy mal"
"Eso no decías antes..."
No hubo respuesta por su parte. Me ignoró completamente. Me di cuenta que había metido la pata bien hasta el fondo. Mierda. No quería que se ofendiese. Todavía había una herida y yo había metido el dedo en la llaga bien hasta el fondo. Yo y mi bocota que no sabe cerrarse. Simplemente abrió la puerta y me dejó pasar. Su casa era un verdadero desastre, el living era grande, con un sillón de tres plazas y dos individuales y, en el medio de éstos, una mesa de centro abarrotada de papeles y cajas de pizza. En la pared de enfrente, había un gran televisor colgado. A la izquierda había una barra que separaba el living de la cocina y, al lado, una puerta que se encontraba cerrada.
"Sentate donde quieras, Harry" se calló unos segundos y añadió "o mejor dicho, donde puedas"
El sillón de tres plazas se encontraba cubiertos de bolsas de papas fritas, refrescos y botellas de todo tipo de alcohol. Las botellas pasaban de cerveza hasta tequila, pasando por el whisky, el vodka y el ron. También se podían ver numerosas colillas en el piso. Me senté en el único de los sillones que se encontraba vacío, esperando a que Niall se sentase junto a mí, cosa que no hizo. En cambio, fue hacia la cocina, donde tomó un par de cervezas y se dirigió al salón, donde tiró al piso lo que había en el sillón más grande y se acostó sobre él.
"Atrapala" me lanzó la botella.
La agarre y la abrí. Era Heineken.
"¿Sabes? La última vez que me tomé una de estas fue la aquella noche que pasamos en la playa, antes de que te fueras" dije para romper el hielo.
"¿En serio? Yo es la única que tomo desde entonces. Es la más rica que hay en el mundo"
"Tenés razón, pero siempre me hacía acordar a vos y estaba muy enojado" destapé mi cerveza
"Brindemos por algo" destapó su botella "Brindemos por nuestro reencuentro" chocamos nuestras cervezas y nos las bebimos de un trago.
"Voy a pedir pizza, ¿palmitos no es cierto?"
"Esa para mí, y para vos la provoleta"
Asintió como respuesta y pidió las pizzas.
"En media hora van a llegar, ¿Fernet para la espera?"
"Amigo, no hace falta ni que preguntés"
Dicho eso, sacó de no sé dónde dos vasos y una botella de Coca-Cola y otra de Fernet. Ahí noté que tenía una heladera chiquita al lado del sillón. Me reí de eso.
"Ya me conocés, Hazz. No debería hacerte tanta gracia"
"Cumpliste tu sueño" me reí más fuerte, esta vez acompañado de la risa del rubio, resonando por toda la casa.
"Eso es porque no viste la que hay en mi pieza. Si la vieses no podrías parar de reír por años"
Por mi cabeza pasó la pregunta que lleva cinco años persiguiéndome. Me di cuenta que solo estábamos riendo por boludeces, pero lo más importante no lo habíamos ni mencionado. Cuando me quise dar cuenta, la pregunta ya había salido de mis labios.
"¿Dónde estuviste todo este tiempo?"
La risa se detuvo de golpe y se cambió por un silencio. Un silencio que se mantuvo hasta que el timbre anunció la llegada de las pizzas. El chico de ojos azules, se levantó lentamente, arrastrando los pies, recibió las pizzas y las pagó, cerrando después la puerta tras él. Juntó todos los papeles de la mesa y los apoyó en la barra, dejando la pizza de palmitos enfrente de mí y la de provoleta enfrente de él. Se bebió el vaso de Fernet en un solo trago. Carraspeó y me miró a los ojos, tomando aire, como si lo que me fuese a decir fuese una carga que llevaba sobre sus espaldas durante años. Para ser más exacto, durante cuatro largos años. Cuatro años en los que parecía que la tierra lo hubiese tragado.
"¿Por qué nunca llamaste, por lo menos para decir que estabas bien? ¿Acaso crees que podés aparecer y desaparecer cuando quieras? Me lastimaste, Niall. ¿Eso nunca te importó?"
Mi voz no sonaba ni con bronca ni enojada. Sonaba triste, decepcionada, llorosa. Miré al rubio que estaba con los ojos empañados. Estaba a punto de llorar.
"¿Crees que quise dejarte? Era lo único que podía hacer. Volví a Irlanda con mi familia porque ellos se habían enterado de que era homosexual y me internaron en una escuela, sin poder comunicarme con el resto del mundo. Solo. Ellos querían que "corrigiese" el hecho de que a mí me atraían los penes y no las tetas, así que solo me llevaron allí y me tiraron ahí. Dijeron que no querían un hijo que se comportase como niña." Su risa amarga llenó la habitación "Me sacaron de ahí hace apenas dos años, cuando empecé a ir a la facultad. Y tuve que estudiar Derecho, porque esa es una profesión de "hombres". Empecé a salir con chicas y, por fin me dejaron en paz. Me mudé a esta ciudad entonces, con todos los ahorros que había juntado trabajando en el internado, haciendo las tareas de otros chicos, y en el trabajo que conseguí en una tienda de ropa cerca de la facultad" se sentó en la mesa, enfrente de mí y me tomó las manos "Siempre me sentí mal por haberte dejado, nunca quise hacerlo. Cuando me enteré de que estabas en Holmes Chapel, tomé mi auto y fui directo para allá. Tuve miedo, por eso es que me acerqué a vos cuando estabas en el cementerio y no antes. Harry, lo siento, pero yo no quise hacerlo. Solo hace apenas que llevo unos meses acá, no sabía dónde estabas ni qué hacías. El miedo a que me rechazases nunca me dejó acercarme a vos antes. Perdoname"
Su voz me rogaba que lo perdonase, sus ojos lloraban por mí. Esos ojos azules que siempre brillaban estaban rojos e hinchados. Ahí me pude dar cuenta que era completamente verdad lo que decía y lo abracé. Lo abracé muy fuerte.
"Dios mío, Niall. Yo no sabía eso, en verdad que lo siento" ahora yo lloraba "lo único que en estos momentos me importa es que están junto a mí otra vez. No llores más"
Se separó de mí con una sonrisa. Con ESA sonrisa que decía que tenía un plan. Oh sí.
"Entonces hay que celebrarlo, andá arreglarte, usá ropa mía si querés, vamos a pasarla en grande esta noche" su sonrisa llenó su cara y sí, definitivamente iba a ser una gran noche.
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"Invité también a unos amigos" me gritó en el oído porque la música estaba tan alta que apenas me dejaba escucharlo "están allá" señaló una mesa bastante alejada de la pista, donde había cuatro chicos sentados y nos dirigimos a ella.
"Chicos, él es Harry"