Conviviendo con monstruos

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Puede que esté loca, puede que no.
Puede que los monstruos solo los vea yo, puede que no...

Me acuerdo que la primera vez que vida a uno, fue a los ocho años.
Iba con mi madre, yo andaba unos metros por delante de ella y de pronto me paré en seco, no pude gritar, y mucho menos moverme, simplemente me quede ahí parada contemplándolo. Aun me acuerdo de su aspecto, y como no, hoy día somos buenos amigos. Él se llama Dan, digamos que es alto, casi dos metros. Tiene mucho pelo y unos ojos enormes. Pero lo que mas me sorprendió es que fuese azul.
Bueno, ese día como ya dije, iba con mi madre, ella obviamente se asusto cuando vio que no me movía, en un principio no entendía a que venían tantas preguntas, como para no ver al monstruo que estaba en nuestras narices. Y al rato comprendí, ni ella ni nadie lo podía ver. Y ahí fue cuando al fin me moví, y no, no me aleje de el como una loca, al contrario, me acerqué. Mi madre no sabia que hacía, pero luego pensó que era normal tener "amigos invisibles" entonces cuando hable con Dan le pareció normal.
Si señores, hablé con él. ¿Y saben que le dije?
Le pregunte si le cayó un bote de pintura azul o si lo vomito un pitufo. Él no me respondió de inmediato, supuse que se quedo extrañado ya que le podía ver y mas tarde me respondió con una grave y ronca voz.- No niña, nací así-. Me pareció demasiado borde, pero no le di importancia y seguí haciéndole preguntas.
En ese tiempo yo no era lo que se dice... Discreta. Perdón, ni antes ni ahora. Si tengo una pregunta por tonta que sea la pregunto y mis comentarios no me los cayo.
Y bueno que puedo decir, han pasado nueve años y sigo viendo monstruos por todos lados, nadie sabe que los veo, y lo prefiero así. Me tomarían por loca.
Dan vive conmigo, duerme en mi cama y cada vez que puedo le traigo un poco de comida. Ahora intento que mi madre no me escuche tanto hablar con el ya que hace un año me mando a un psicólogo porque no veía normal que siguiera hablando con amigos imaginarios, y desde entonces procuro ser mas discreta. Aunque solo aquí, ya que en el instituto ya me han marcado como loca, pero no me importa la verdad, ¿quien necesita amigos teniendo pitufos grandes? Vale no, se lo que cabo de decir y realmente no estoy de acuerdo. A veces me siento un poco sola y me encantaría tener amigas con las que salir y hablar libremente, migas de verdad. Pero bulbo, eso es algo que ya no podre tener.

Hoy era sábado, no tenia planes pero decidí dar una vuelta con alguno de mis amigos monstruos.
Dan al que ya conocéis.
Mike es de la misma estatura que Dan aunque mas delgado y de color rosa.
Nicole es mas bajita y de color amarillo.
Los cuatro nos fuimos al cine a ver una película que acababan de estrenar.
Pedí cuatro paquetes de palomitas y cuatro refrescos, el encargado se quedo un poco asombrado, yo no dije nada ni intente arreglar las cosas, me daba igual.
Entramos en la sala y con suerte había tres asientos vacíos junto al mio. Perfecto para los monstruos.
Las luces se apagaron dando comienzo a la película.
A la salida me cruce con un grupo de chicos de mi clase. A uno no le conocía, supongo que seria nueve, no suelo estar atenta en clase.
Cuando pasaron por mi lado me dedicaron caras burlonas y luego se echaron a reír, todos excepto el desconocido que me observaba con atención, no solo a mi... Su mirada se cruzó con la de los monstruos y no creo que fuese por casualidad. Me quede paralizada, no era la única que los podía ver. Una sonrisa de satisfacción se dibujo en mi cara. El lunes hablare con él, igual al fin tendré un amigo.

El resto del día me quede en casa viendo la televisión y hablando de vez en cuando con Dan. El domingo tres cuartos de lo mismo, mis fines de semana no eran gran cosa.
Y por fin llego el esperado lunes. Llegue mas temprano de lo normal, Dan me acompañaba, como todos los días, y sentado en uno de los pupitres cercano al mio se encontraba él, el chico que podía ver monstruos al igual que yo. Decidí hablarle en el recreo ya que tendremos mas tiempo así que me senté y saque los materiales de clase a la espera del profesor.
Las tres horas estuve imaginando como seria mi vida ahora que tendré un amigo, y realmente me encantaba, todo iba a ser diferente, ahora saldremos los monstruos y aquel chico.

La campana sonó dejándonos libre una media hora, baje las escaleras y comí mi desayuno lo ma rápido posible, no podía esperar más para hablar con él.
Se encontraba sentado al red esos de una mesa junto con sus amigos. ¿Como lo saco de ahí?
Que mas das, las cosas no pueden empeorar.
Me acerque a él por la espalda y le toque el hombro, se dio la vuelta y me miro sorprendido. Le dije si podíamos hablar un momento, me dijo que no, lo decía con una mirada sería y una voz temblorosa.
-Por favor...-Insistí.
Se quedo callado, los demás estaban mirando asombrado. Nadie sabia cual seria su respuesta, sus amigos lo miraban con cara de desaprobación, pero él al fin aceptó.
Nos alejamos unos metros y después de un largo minuto de silencio me atreví a preguntárselo.
-¿Puedes verlos?
-¿Que?- Dijo extrañado.
Igual me equivoque...
-A... Los monstruos.
-¿De que carajos me hablas?
-Yo... Vi como los mirabas.
-Lo siento, te has confundido.
Su tono de enfado me hizo darme cuenta de que me estaba mintiendo, además lanzó una mirada fugaz a Dan que se encontraba a mi lado.
-Por favor... Se sincero...
-Te e dicho que no los puedo ver, ¿es que no lo has entendido?
Empecé a llorar, todas las ilusiones que me había creado se han vuelto contra mi, cada imagen que cree es como una puñalada en mi estomago.
Él me miro preocupado pero se dio la vuelta y volvió con sus amigos.
El resto de las clases me las pase dibujando a una chica en un laberinto, sentada en un rincón agarrada a sus piernas. Así es como me encontraba ahora mismo, perdida, sin ayuda, sola.
Aquel chico que se sentaba cerca mía, el que hace unos horas me confirmo que no podía ver a los monstruos, levanto su cabeza para ver lo que dibujo, cuando lo vio me volvió a mirar con pena. Lo mire directo a los ojos y estos empezaron a nublarse, otra vez iba a llorar...
El timbre sonó y todos nos fuimos a casa. Yo no fui tan rápida como los demás, no tenia ganas de nada, y mucho menos de ir a mi casa.
Atravesé la puerta del instituto en dirección a mi casa, ya no había nadie por las calles, o eso pensaba. Una mano me agarro el brazo. Era ese chico.
-Ven.
Sin decir nada lo seguí entre las calles hasta llegar a un bosque solitario, no sabia donde estábamos, solo me preocupaba el momento en el que fuera a caso, llegare tarde y mis padres no se lo tomaran bien...
Al fin paramos de andar y nos sentamos en el suelo. Él no parecía que fuese a hablar así que comencé todo.
-¿Por que me has traído aquí?
No respondió de inmediato.
-Yo... Los puedo ver.- Dicho eso miro a Dan a los ojos.-Hola.
-¿Por que me dijiste antes que no?
-No quería acabar como tu...
Mire al suelo, no me atrevía a mirarle a la cara después de los que ha dicho. Me ha echo quedar como tonta. Aunque todos ya pensaban que lo era.
-¿Y ahora que?-Pregunte.
-No lo sé.
Pasó una hora, nadie decía nada, ni siquiera Dan. Estábamos tumbados a pesar de que nos podíamos ensuciar y al rato me quedé dormida. No sé cuanto tiempo transcurrió hasta que me desperté, pero no le di importancia. Me levante de la cama, no se como llegué ahí, ¿que pasó con aquel chico? A parte de eso, noto algo extraño...
Mire a mi al rededor, este no era mi cuarto... En realidad si, pero es de hace nueve años... Me mire en el espejo y no podía creer lo que había pasado, volvía a ser aquella niña de ocho años.¿Todo fue un sueño?
-Kate, me alegro muchísimo que hayas despertado.- Dijo mi madre corriendo hacia a mi.
-¿Que a pasado?- Pregunte desconcertada.
-Te diste un golpe en el parque y te desmayaste.
-¿Como...?
-Necesitas descansar mas. Luego vuelvo para ver como estas.
Se fue y me dejo sola en la cama sin entender nada.
Pasaron las horas y no me podía dormir, así que baje las escaleras y me fui al salón donde estaban mis padres viendo la televisión.
-¿Te encuentras mejor?- Preguntó mi padre.
-Si...- Mentí.-¿Puedo salir al jardín a jugar un rato?- Necesitaba estar sola y respirar tranquila mente.
-Vale, pero ten mucho cuidado.
No respondí y salí, jugué un rato con la pelota y luego me senté en el césped. Vi pasar a un niño de mi edad vagamente conocido... Pero no solo estaba él sino que le acompañaba un... MONSTRUO AZUL.
Me quede de piedra, realmente puedo ver monstruos, y ese chico es el mi sueño....

Nueve años mas tarde...

No le e dicho a nadie que puedo ver monstruos, y no me e acercado a ninguno, no quiero que pase como en mi sueño, no quiero estar sola...
Me han tenido que cambiar de instituto, pero no me importa, sigo estando cerca de mis amigos, pero... No puedo creer lo que estoy viendo...
Esta ese chico, con Dan. Nadie se le acerca...
Ahora él es el loco...
Los sentimientos que tuve en aquel sueño vuelven a mi.... ¡no! No quiero que nadie padre por lo que yo pase.... Las lágrimas empezaron a caer, una tras otra. Me las sequé discretamente y me acerque a él.
-Hola, soy Late, encantada.
El me miró sorprendido y con una amplia sonrisa.
-Yo soy kevin.
-¿Y tu amigo?- Sonreí.
-Dan.
Vida como empezó a llorar, yo simplemente lo abrace.
-Se todo por lo que has tenido que pasar...- Susurré.

Y ese fue el principio de una larga amistad.

Ana Wolf

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