~Corazónes al compás

~Mi preciado mes

- Entonces ¿que regalo le darás a Kazuto para su primer mes de novios?- Cuestionó Silica mirándome con una sonrisa pervertida

Suspiré; No lo sabía.

-Un juego, tal vez un peluche... chocolates... O quizás... ¿Tu cuerpo?- Se acercó a mi y comenzó a picar mi estómago, con la misma mirada.

-¡Deja de hacer eso!- Grité con una sonrisa.- No voy a hacer eso con él. No aún.

Y la maldita mirada volvió... de nuevo.

-Bien, bien. Pero entonces...

-¿Entonces que?- Le pregunté.

Ella frunció el ceño y pareció perderse en sus pensamientos, la mire. Era increíble que Kirito nunca se hubiese fijado en ella, era linda y tenía unos hermosos ojos brillantes. Su cabello también le ayudaba... pero entonces caí en la cuenta de que era toda una Maga.

Nada por aquí, y nada por allá.

Asuna también era hermosa, mucho más que yo y justamente por eso no lograba comprender por qué me había elegido a mí.

-¿Por qué no salen a algún lugar?- Silica habló sacando todos mis pensamientos.

-¿A un lugar como cual?

-No lo sé. Ustedes puedes ponerse de acuerdo... Dudo que Kirito necesite algo en especial.

Asentí, ella tenía razón. Kirito estaba feliz con lo que fuera.

-¿Hace cuento no te conectas a ALO?- Le pregunté intentando cambiar el tema

-Ayer en la noche subí 5 niveles- Dijo muy orgullosa.- Tu ya no te conectas muy a menudo.

-Lo sé, lo siento.

-¡Tengo una idea!- Gritó.- Dijiste que en GGO les dieron unas pulseras ¿No es así?

Yo asentí.

-¡Manda a hacer las mismas, pero para éste mundo!- Dijo con ojos relucientes y por primera vez pensé que tenía algo de cerebro.

-Silica... ¡Eres la mejor!- Me levanté y fui a abrazarla. -¡Gracias!

Ella puso una cara creída.

-Cuando tengas problemas sólo llama a la tía Silica.

-En ese caso creo que iré a jugar un poco.- Dije sin hacer caso a su anterior frase.

-Está bien. Yo me voy ya- Se acercó y me dio un beso en la mejilla izquierda- Te veo luego.

Esperé a que se fuera y cerrará la puerta y fui directamente a mi cuarto.

[...]

El esperado día había llegado, Shino y Kazuto habían acordado ver una película que recién había salido.

Kirito estaba nervioso, había comprado un lindo collar para su novia.
Una fina pistola plateada. Los detalles hacían que pareciera una real, pero de tamaño demasiado pequeño.

Caminó tranquilo por la calle con los audífonos puestos para matar un poco los nervios, y cruzó la calle.

De alguna manera un sonido se elevó más que la música que escuchaba, al darse vuelta vio un carro a exceso de velocidad que justo venía hacía él. Pero algo más llamó su atención: Shino veía la escena a pocos metros de él, tenía los ojos desorbitados de miedo, y las manos sobre su boca. Luego todo quedó oscuro.