Capítulo I - El pueblo de los hilos

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El sol radiante y abrasador azotaba el pequeño pueblo alejado de toda otra civilización. La ciudad de los hilos se encuentra cerca de la costa, y se mantiene alejada de todos los imperios, estando ubicada en el desierto de Skiadrum, al sur de la isla. La gente que habita la ciudad trabaja sin descanso, obteniendo apenas el alimento para toda su familia. Son un pueblo cutre y pobre, ninguna prioridad del gobierno de Skiadrum. Sin embargo, los jovenes están llenos de vitalidad siendo la razón de las sonrisas de todos.

Una chica de 15 años era admirada y querida por su personalidad afectiva y conocimientos, tenia bastante popularidad, cosa que nunca le interesó. Ella es Kasumi. Poseía cabellos castaños que bailaban al compás del viento como hilos, terminando en ondas en las puntas. Estatura mediana, y contextura delgada sin mucho que presumir, lo que a veces le acomplejaba. Vestía una camisa blanca sin mangas manchada por la arena, tenía unos shorts negros y un par de sandalias gastadas. Una orquídea acomodaba sus cabellos cercanos a la cien, extendiendolos horizontalmente hacia atrás. De su cuello colgaba un collar con una pequeña llave. Por último y más despampanante, sus ojos, azules ojos que penetraban dulcemente en la mirada de todos e hipnotizaba sin mayor esfuerzo, teniendo también la seguridad de la mirada de un felino, hacían que Kasumi fuera demasiado atractiva, a pesar de ya serlo por su personalidad.

Kasumi, cargaba incontables bolsas en sus manos caminando con dificultad. Entró rapidamente a una choza un tanto apartada del resto, siendo la más atractiva del lugar gracias a los colores que Kasumi pasó horas pintando. Depositó las bolsas con mercadería sobre una pequeña mesa y secó el sudor de su frente con un pedazo de trapo.

-¡Abuela, he vuelto!- gritó dirigiéndose a la única puerta que dividía la cocina y la habitación de la anciana.

Abrió la puerta de golpe, dando un susto de muerte a la mayor.

-¿Necesitas algo abuela?- preguntó la joven inclinando su cabeza hacia un lado, fijando su vista en la anciana.

Ésta dió media vuelta, se hallaba sentada sobre una pequeña silla de madera. Tenía cabello blanco y liso, una pequeña coleta se escondía tras su nuca. Tenía ojos apagados tras los años de trabajo y poseía una sonrisa que no demostraba los dientes.

-¿Sabes Kasumi?- dijo la mayor al momento de levantar su cuerpo y se encaminó hacia la joven-He anhelado con todas mis bríos no tener que afrontar este momento.

-¿Sucede algo?- dijo la castaña tomando la mano de la otra mujer entre las suyas.

-Han pasado 11 años desde que llegaste aquí y ahora es momento.

-Abuela...¿Qué trastas de decir?- preguntó confusa Kasumi.

De manera veloz escabulló su mano de las de su "nieta", caminando hacia el armario presente en la habitación. Abrió sus amplias puertas y de éste sustrajo una pequeña caja color rosa pastel.

-Desde que tienes memoria te he hecho saber que no tenemos la misma sangre Kasumi, sin embargo, hoy es distinto. Te pido por última vez que escuches atentamente mis palabras y luego veas el contenido de esa caja.

-Está bien- ambas mujeres se sentaron sobre la cama de paja en la cual la anciana dormía.

-Hace 11 años, cuando las cosas entre los grandes imperios se encontraban turbias y tensas, además de los asesinatos que se intensificaban y el llamado a la intervención del resto de la nación para resolver los problemas de los más importantes con las votaciones ignoradas, hace 11 años te encontré. Estabas con un grupo de niños callejeros a las orillas del rio que surca todo Skiadrum.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2018 ⏰

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