Ya terminando ese año escolar, en un paseo de maestros que había hecho papa acompañado de mi hermano, sufrieron un accidente en el cual nos dejaron solas a mama y a mí, está perdida no la pude describir en esa época ni aun hoy después que ya no tengo ni a mi madre, solo sé que mi corazón es más hermoso cada vez, lleno de vacios y heridas, sustituidas con él nunca olvido de lo amado, mi madre que sufrió joven aun la soledad de su cuerpo, borro la presencia material vendiendo nuestra casa y mudándonos con mi abuela a su pueblo de origen, le quedo solamente al igual que a mi hoy, los recuerdos y además a ella la presencia espiritual de lo que tanto amo. Renato se había enterado de lo acontecido y me envió dentro de la carta habitual que enviaba para mi, sus sentimientos de solidaridad, no hablábamos de amor en las cartas, solo de amistad me comentaba además que seguiría un curso por allí y no vendría en un año más, le envié mi nueva dirección, y al pueblo llegaron tres o cuatro cartas mas, luego nos ocupo el estudio y nuestras propias vidas, todo quedo en coma hasta cuando los miradas quizá alguna vez se encuentren otra vez. Lamente mucho cuando mama me dijo a mis diecisiete que tenía edad para aceptar algún novio, que no estuviese Renato cerca, mas continúe mi vida entre algunos chicos de mi edad donde yo era tan solicitada como Anabela, por ser de belleza afuereña. Nunca conocí alguien que me despertara algo de amor, en el pueblo me gradué, tenía ya planes para la universidad estudiaría psicología en una ciudad nueva para mi, habíamos comprado un departamento para que yo me mudara esta vez sola, mi madre decía que ella me había dado todos los consejos que hasta mi edad podría dar una madre, que de allí en adelante yo decidiría que mi vida sea feliz o desgraciada, otra vez contradecía sus enseñanzas yo pensaba que nadie decide sufrir, todos lo hacían pensando ser felices, y lo eran a su manera.
Cuando Renato había llegado al país, me fue a buscar al pueblo para darme una sorpresa, más no encontrándome y por miedo a que ya le pasara lo mismo si me buscaba en la ciudad, llamo desde la casa de mi abuela y dejo un mensaje:
- Vero desde que llegue a este pueblo, sabía que no te encontraría porque no te respiro tu ausencia se siente en el aire, te llamare cuando llegue por allí.
No pude respirar con facilidad, no había recibido sus cartas hace mucho, no sé si él no las envió o yo no las conteste, lo real era esta gastritis fascinante en mi estomago, espere su llamada tratando de no ausentarme demasiado tiempo, por lo que no se me ocurrió si sería mejor que me arreglase el cabello para demostrarle que ya era grande para tener novio. Esa noche en su llamada dejo claro que saldríamos a cenar, cuando abrí la puerta allí estaba otra vez su mirada igual que antes, otra vez no habíamos podido decir nada sus labios estaban pegados a los míos, sentí el frio de la primera vez aunque hoy estaba desnuda en verdad, mi cuerpo se fundió con el suyo como si solo hubiesen esperado que yo creciera, que tuviera esa edad maravillosa donde estas lista, por supuesto no cenamos fuera y toco pedir una pizza a domicilio.
Como esos días hubieron algunos, hasta que llego el día en que el debía viajar, todo se convirtió en pasado, no hubo reproches porque jamás hubo promesas, lo único cierto el amor, dijo que deseaba llevarme con él, mas yo empezaba a vivir y no sería justo sacarme del cascaron para encerrarme en otro de mujer casada, mejor esperaríamos hasta su regreso, así volvimos a estar separados por kilómetros y unidos por una fina línea de tecnología. Pienso que el hambre de vivir hizo que Renato, llenara la ausencia y gozara de experiencias nuevas, nunca lo supe en sus conversaciones telefónicas pues hablábamos del cotidiano vivir, sin cursilerías, el jamás dijo algo que pueda lastimar la relación, sabía que para mí lo único soportable era la distancia, solo ella era mi limite. Una mañana desperté sintiendo que algo me tocaba, la lejanía me hería, sentía su cuerpo, mi piel lo llamaba, esa mañana no lo pensé ni un momento iría a Italia, acabaría con la nostalgia y me dejaría encerrar para siempre en sus brazos, hable con él, estaba feliz esperaba mi decisión, y se complacía de que ya hubiese llegado, mi madre me ayudo inmediatamente hacer mis papeles, por primera vez me trataba como mujer aunque no le dije el motivo del viaje, ella lo sabía, lo único que me dijo es:
- vive hija mía, pase lo que pase no olvides que te amo, ah por cierto¡ soy joven para ser abuela.
Renato me esperaba, dispuesto a pasar una luna de miel, estaba en el aeropuerto con una maleta y pasajes para parís, teníamos reservaciones en un hermoso hotel, no tuve mejor guía ni lo hubiese querido tener jamás, pasamos ocho días entregándonos en los trenes, en hoteles de lujo o en moteles baratos, estábamos dispuestos a recuperar lo perdido en el menor tiempo posible, luego regresamos a su departamento pues su trabajo y estudio requería también de su tiempo, tenía todo organizado. llegamos en la noche, todo era impecable me sorprendió que viviera con tanta pulcritud estando solo, mi corazón latía con fuerza al verlo caminar por la casa, nos amamos como si tuviéramos la certeza de que no se volvería a repetir, tal vez el corazón avisaba anticipadamente que el destino nos jugaría una mala pasada, nosotros no lo oímos hasta que golpeo temprano la puerta, Renato se levanto de mala gana y allí estaba Paula con su mirada perdida y los nervios a flor de piel, yo tenía diecinueve años, ella tal vez diecisiete, traía en sus manos algo más grande que la fuerza de la distancia, algo que si nos pudo separar una vez mas: ¡Un embarazo¡ Renato no lo podía creer, estaba callado sentado en el mueble como si hubiese perdido la vida, yo miraba tras la puerta me vestí, sentía mi cuerpo frio como si de pronto estuviese parada desnuda en la entrada de un iglú, así estaba mi alma tanto que mis lagrimas no brotaron, pues estaban congeladas querían irse conmigo para dolerme siempre, cogí mi maleta y mi bolso de mano, Salí tratando de no mirarlos, no dije nada, Renato se levanto, le hice un ademan con la mano pidiéndole no detenerme, abrí la puerta y escuche sus palabras -te amo-, hasta hoy las escucho y regreso a ver si esta allí, fui a un hotel y continúe con mis vacaciones cinco días más, no lo llame ni busque, recordé a papa diciendo:
- uno debe cumplir sus responsabilidades le guste o no.
Sabía que el padre de Renato le había inculcado lo mismo; Pensé si la responsabilidad obligaba a guardar el amor, Renato supo que si, al igual que yo, cuando subí al avión de regreso aleje el ayer y busque el ahora, mama me esperaba no pregunto nada que ya viera en mi alma "a través de mis ojos". Una aventura genial dije y me abrí para ella como una niña buscando protección.
-Me vine madre sin oír nada mas, no quería que eligiera entre su hijo y yo, no quiero que se arrepienta jamás, por eso no le hice sentir mi dolor, lo deje porque lo amo.
Regrese a la universidad y acepte a Sergio, era el novio que no tuve en el colegio, llamadas telefónicas largas, después de haber pasado el día con él, ramos de flores y peluches invadían mi departamento en cualquier momento, me di cuenta que no quería vivir lo que no viví ayer, así que empezaron unas cuantas aventuras que dejaban la picardía en mi rostro por un tiempo, dejando a Sergio en el olvido; a los cinco años que salí de la habitación donde Renato construyo su vida, empecé a construir la mía, Pablo tenía un hijo con una mujer que no permitió que el niño viviera con nosotros, aunque ese era el plan de mi esposo, pero pasaba temporadas en casa, nos casamos con una linda boda, no sé si lo amaba pero a mis veinte y cuatro años sentí que el tren se iba a ir sin parar en mi estación, mas el tren se averió en un año, la convivencia era buena en casa pero el hijo ansiado por mi esposo no llegaba apesar de los tratamientos, que me hacía a escondidas con su hermano que era ginecólogo, a los dos años nos separamos.
Renato había regresado a radicarse en el país tres años antes de esto, me había cruzado con él, andaba con su esposa y su hijo, mientras hablábamos ella trataba de localizarme, en otra ocasión paso con indiferencia aunque intento que me diera cuenta que me vio.
Una mañana caminaba yo a mi trabajo cuando me encontré con una escena de novela, Renato había sido descubierto con su amante por su esposa, supe más tarde que fue una aventura de fin de semana, ella lo insultaba mientras la otra mujer huía de la situación embarazosa que se acababa de dar, no sé porque me acerque, el nudo en la garganta se desato y mirando a Paula grite: cómo es posible que no sepas cuidarlo, el alejarme de el por ti ha sido una pérdida de tiempo. Cuando termine de hablar me di cuenta que yo no era parte de eso me disculpe y camine a prisa, totalmente confundida con mi corazón estropeado.
La mañana siguiente en mi consultorio me esperaba una llamada, era él, necesitaba hablar conmigo, y pasaría por mí a la hora del almuerzo, no pude decir no, realmente no quise decirlo, acepte; esa mañana las consultas se hicieron largas, mi ética profesional no me permitía decir a mis pacientes, lo que realmente pensaba, me hubiese gustado mandarles al carajo y decirles que vivan desnudos cada día, si hiciera sol solo usasen bloqueador y si hiciera frio usaran un abrigo, pero que no se levanten usando bloqueador y chompa, pensando en lo que podría ser, vivan carajo vivan, dejen de ser víctimas de sí mismo y no me jodan mas. Pero mi reportorio de consejos estaba allí grabado como si fuese su madre, y mis oídos estaban adiestrados para ser su amiga y dejar que se desahoguen, repitiendo tanto sus problemas hasta que dejaban de ser problemas, se sentían sanos ya y dejaban un cheque mas en mi cuenta.
Una vez más el almuerzo solo fue un pretexto para de allí llegar a la cama, solo que esta vez fue diferente mientras él se justificaba por la escena de la mañana anterior, yo sentía que su mujer se merecía que me acostara con su marido después de todo, ella me había quitado todas las noches que la piel de Renato hubiese sido mía, pero esto no fue lo único diferente, hubo algo mágico, lo descubrí el mes siguiente.
Después de esa tarde en que el inconscientemente me pedía perdón por haberse acostado con otra que no fuese su esposa, yo le había prometido llamar cuando regresara de un masterado que lo realizaría en Argentina por tres meses, nos despedimos con un te amo de sus labios, que esta vez fue correspondido por mí al cerrar la puerta. En argentina deseaba llamarle pero no quería ocasionar problemas, por lo que si ya había esperado tanto, tres meses sin hablar era nada, al mes de estar allí me sorprendió un retraso en mi menstruación que nunca había tenido, acudí al médico preocupada, pues tenía la esperanza de tener un hijo con ayuda de la ciencia, el ginecólogo me explico que no entendía como en mi país me diagnosticaron infertilidad, si estaba tan fértil que podría tener diez, cuando le explique qué tal vez como había tomado un remedio por seis meses para ayudarme a concebir, habría hecho efecto aunque después de mi divorcio, en verdad no lo lamentaba, pero al darle el nombre de la medicina, el médico me explico que era solo un complemento vitamínico que nada tendría que ver conmigo en tal caso el estéril era él.
De pronto se me vino la imagen de su hijo realmente no se parecían en lo más mínimo, pensé burlarme de él, mas ese momento comprendí que de la que se burlaron fue de mi, mi cuñado lo sabía bien y creo que el también. El doctor además me explico que no podía cuidarme puesto que estaba embarazada.
En ese instante, pense llamar a Renato quise contárselo, pero me detuvo el miedo, nunca habíamos hablado de amor eterno, no había promesa alguna que indicara que él iba estar conmigo, colgué y llame a mi madre, a diferencia de lo que yo había pensado, estaba ella feliz con la noticia, creo que dado las circunstancias aceptaba mi embarazo como un milagro, pensé llamar a mi ex -esposo para darle la noticia, pero tampoco lo hice me recosté y disfrute de sentirme fecunda.
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EL DIARIO ROSA
Romancesabia que no me pertenecía, pero siempre sera mio, nadie me quitara lo que mi corazon es capaz de sentir.