Capitulo II

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-Tío, me parece que no podemos ir a París, tengo que entrenar para mis próximas competencias- dije con esperanza para que el cancelara el viaje para poder planear su venganza. El con poco desagrado tuvo que cancelar el viaje.

Tiempo después, cuando se le había pasado el enojo, se acostó a mi lado y empezó a acariciarme, esas caricias que tanto me gustan (salvajes, dulces y llenas de amor) me monte sobre el, los dos teníamos intenciones de que nuestros cuerpos llegaran al climax... Dicho y hecho tiempo más tarde lo había llevado hasta el orgasmo, con mucho cuidado me vestí rápidamente y salí en busca de un detective privado, para saber quién era el puto hombre con el que mi media naranja me estaba engañando.

Pase horas buscando un detective que me pudiera ayudar a encontrarlo rápido, tarde vario tiempo pero encontré a uno con mi presupuesto, gracias a Dios era el buen fin. Llame al número que el anuncio indicaba
-¿Bueno? ¿hablo con el detective?-dije con voz nerviosa
-Si, el habla, ¿en qué necesita mi ayuda?-dijo el hombre al otro lado de la línea con una voz sexy
-Necesito su ayuda para encontrar al amante de mi pareja, me engaña y no se desde hace cuanto tiempo, por favor, ayúdeme- traté de no romper en llanto. -Me gustaría verlo en persona, ¿a qué hora podría?
-En una hora, lo espero en el café "El dicho"

**

Llegue al café, donde Don Tomás y Poncho me recibieron muy alegres como siempre, yo trataba de dar una sonrisa pero no podía por dentro mi alma estaba destrozada.
A mi mesa, se iba acercado un guapo hombre, la verdad muy sexy... Se sentó y me pregunto
-¿Eres Dabit Peres? ¿el chico que requiere mis servicios?-dijo con esa ronca voz
-Si... Ese mismo- dije en un tono serio y sin pensarlo me mordí el labio inferior.
Pedí un capuchino, el un café americano y empezamos a hablar, poco a poco me di cuenta que el compartía muchos sentimientos que yo también sentía, empezamos a hablar de nuestra vida personal
-Creo que aquí no es el mejor lugar para hablar de esto- dijo el, ya que vio que Marieta la empleada estaba muy atenta a lo que decíamos
-Lo sé, que tal si vamos a tu departamento- dije en un tono seductor, que te pasa Dabit decía mi cabeza una y otra vez, tú eres hombre de un solo hombre, mi cabeza decía eso... Pero mi cuerpo mostraba lo contrario.

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El Diario De Un NadadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora