Se va un ángel, se va la luz, la oscuridad lo envuelve todo, y yo, aquí, en las penumbras del alma pernanezco quieto, sollozando... orando por su regreso, clamando por ella como un poseso.
La vida oscura no es vida, es agonía, hasta que ella regrese un día.
La desesperación me hace presa, me da vueltas la cabeza. Me arranco la piel atormentado, y gimo como un condenado, por su recuerdo.
La espera no alivia, duele, la muerte puede que me consuele, pero recuerdo que ella volverá y desisto de morir, el único camino es sufrir.
Un breve momento contigo es el paraíso, hasta el momento en que te vayas, que es cuando caigo al precipicio.
El dolor de un alma impura sólo tendrá una cura: Ángel, vuelve a mí.
Si ella vuelve, todo se resuelve. El dolor no es más que el recuerdo lejano de un pobre sujeto enfermizo y enamorado.
Un sujeto al que has inspirado desde el momento en que al Chat has entrado.
