Una mañana común en el palacio de Regina Mills mejor conocida como la reina malvada se sintió un gran temblor el cual ocasionó que los espejos del aposento cayeran quedando en pequeños pedazos en el suelo, con extrañeza la reina pregunto.
-Espejito espejito ¿Que ha sucedido?-
Al este no poder responder la reina se transporto mágicamente en una cortina de humo al castillo de Rumplestilkin el oscuro, allí lo encontró desesperadamente en los libros.
-¿Que es todo esto?-
Pregunto la reina tomando en sus manos un libro.
Un hechizo respondio el, pero no salió como lo esperaba pues el resultado no deberia ser un gran temblor, ella se sorprendio al escuchar que algo le salio mal al oscuro y con una risa sarcastica se marchó. En otro reino "muy lejano" Kingslanding la capital de los siete reinos, el rey Robert Baratheon sintió el mismo temblor y fue a preguntarle a Mordago el sabio real y la mano derecha del rey, este tampoco supo como explicar lo sucedido y dijo haber estado experimentando con un conjuro de poder el cual traeria poder y prosperidad pero algo salio mal no fue lo que esperaba. El rey se marcho y reunió a 2 de hombres para que exploren el reino y tal vez poder averiguar lo sucedido. Esos 2 hombres salieron lo más pronto posible por orden del rey, se dirigian cabalgando hacia el este hasta que de repente notaron que habia algo raro, un area nueva, un lugar que nunca habían visto y no deberia estar ahí. Mientras la reyna Regina se encontraba en su carruaje de igual forma explorando también buscando la respuesta de lo sucedido, en el camino con extrañeza ambos grupos exploraban dispuestos a seguir hacia adelante y descubrir lo que sucedido hasta que ambos grupos se toparon frente a frente. Los guardias de Robert alzaron espadas preguntando quienes eran y ordenando por orden del rey que se identificarán, los guardias en el carruaje de la reyna bajaron y de igual manera alzaron espadas, al ver esto la reyna bajo de su carruaje con elegancia ordenando a sus hombres bajar las armas y pidiendo gentilmente a los hombres del rey que bajen sus armas pero estos se negaron.
-Por orden del rey identifíquense-
Repitieron nuevamente apuntando sus espadas hacia la reyna.
Esta retrocedio sin quitarle los ojos de encima a los hombres y ordenó a sus hombres atacar a estos, atacaron pero los hombres de Robert los asesinaron al tener mejor entrenamiento, al solo quedar la reyna los hombres apuntaron sus espadas hacia ella y por tercera vez pidieron que esta se identificarán.
-Yo, soy la reina...
dijo acercandose lentamente.
...lastima no podrán informarle a nadie-
En ese mismo momento lanzo una bola de fuego hacia uno, haciendo que este cayeron al suelo y se encendiera, el sujeto restante comenzó a correr lo más rapido que pudo gritando bruja fuertemente, la reyna usando su poderosa magia hizo que las ramas de los arboles lo trajeran de vuelta y poniendole frente a ella. Con la mano en su cuello la reyna pregunto.
-Ahora pregunto yo ¿Quien eres? Identifícate-
El solo dijo ser un caballero del rey Robert Baratheon, rey de los 7 reinos, luego de escucharlo hablar se transporto junto a el a su palacio donde ordenó ponerlo en custodia e interrogarlo, envio al cazador que lo tenia bajo su control a investigar aquella extraña tierra de 7 reinos. Al caer la noche el rey Baratheon se dio cuenta de que sus hombres nunca regresaron entonces planeo todo para salir al amanezer con 4 hombres, fuertes y valientes. Al amanecer salieron temprano y fue a explorar su reino, como el grupo anterior llego un momento en que se dio cuenta de que no se encontraba en sus tierras o por lo menos no en las que recordaba, siguiendo el camino vio un carruaje abandonado con 3 cuerpos, al revisarlo vieron que uno de ellos era de los suyos quemado, lo identificaron por su armadura de Kingslanding, el resto de los cuerpos llevaban una armadura oscura, desconocida para ellos. El rey ordenó a 2 de sus hombres llevar el carruaje y los cuerpos de regreso a la capital. El y los hombres restantes siguieron explorando esas tierras, procurando no olvidar el camino de regreso. En su camino el rey vio un inmenso castillo a la orilla del mar, el y sus hombres se dirigieron hacia el, al llegar a la entrada se encontraron con la guardia real del principe encantador ahora rey al contraer matrimonio con Blanca Nieves hija del antiguo rey del Bosque Encantado que murio dejando viuda a la reyna malvada Regina Mills. Los hombres del principe ordenaron que se identificaran.
-Soy Robert Baratheon rey de los 7 reinos- dijo bajando de su caballo con espada en mano.
Y molesto por la muerte de sus hombres los primeros que mando asesino a estos guardias, el rey entró pidiendo respuestas gritando a los cuatro vientos que el era el único rey y dueño de todas las tierras, en eso el príncipe encantador David con una docena de hombres que apuntaban con arcos y flechas al rey Robert, David pidió molesto una explicación.
-Soy el rey Robert de los 7 reinos y usted a matado a mis hombres- dijo con voz fuerte y firme.
Aqui no tiene título alguno dijo David ordenando que se marchara con sus hombres de inmediato, Robert se marchaba no sin antes amenazar con regresar con su ejercito de los 7 reinos. Mientras el cazador regreso donde Regina con la información de todo lo que vio, vio fuertes hombres, grandes ejercitos y ciudades enormes, mientras este le hablaba a la reyna llego una carta de Blanca Nieves pidiendo su presencia urgente. Al terminar de leer Regina apareció rápidamente en una cortina de humo en el salón de los consejeros de Blanca Nieves, al ver la reyna llegar muchos como El ada azul, Rubí la caperucita, Pepe el grillo entre otros discutían la presencia de la reyna malvada, pero Blanca Nieve afirmo necesitar su ayuda para vencer al rey de los 7 ejercitos, Blanca Nieves explicaba a la reyna lo sucedido y quienes eran.
-Si, se quienes sin-
Interrumpió la reyna.
Allí pasaron un largo rato discutiendo la situación, sobre como vencer a ese enemigo que amenzaba a Blanca Nieves. El rey Robert hizo igual reuniendo a su consejo y a todos los Lords de los 7 reinos desde el norte hasta el sur, incluso a las tribus, todos reunidos por mandato obligatorio del rey.
