Capitulo 2

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Eran ya las 5 de la tarde y me encontraba en el aeropuerto junto a Ken, nuestro vuelo salía a las 5.30 a Los Angeles. Me encontraba sola con mi padre y con una resaca enorme puesto que me despedí de mis amigos ayer y decidieron llevarme a un bar, cómo les echaré de menos, sobre todo a mi mejor amiga. De mi abuela, también, me despedí ayer a la noche. Lloramos como magdalenas.

Después de hacer todo lo normal que se hace para subir a un avión, es decir, enseñar el pasaporte, pasar por el detector de metales etc. Ya estábamos ambos sentados en el avión, yo en el asiento de al lado de la ventanilla y mi padre al lado.

Abróchense los cinturones - dijo el copiloto y eso hice. Las azafatas empezaroncon su típica información que bueno yo siempre he pensado que si no sería más fácil poner un vídeo. En ese momento se me cayó una lágrima y no me di cuenta hasta que estuvo en mi mejilla. Me la quité antes de que Ken se diese cuenta, pero ya era tarde.

¿Qué te sucede, Nati? - me preguntó pero yo ni si quiera me digné a mirarle, a lo que tampoco le contesté - ¿Nati?- volvió a preguntar.

Me volteé para mirarle a los ojos y dignarme a decirle algo - No me llames Nati, para ti soy Nathalia. Nati solo me lo decía mi padre, pero yo ya no tengo padre. - le dije con furia. Él al escuchar eso, agachó la cabeza y se puso recto, dado que ya estábamos despegando.

Adiós Londres, nada es para siempre.

[...]

Ya estábamos en LA, hacía un calor increíble. Bueno comprado con Londres en cualquier lugar hace más calor que allí. Me tendré que ir de compras porque toda la ropa que tengo es de abrigo y como que aquí poco uso le daré.

Me dirigía con Ken a su coche, él iba por delante y yo un poco más por detrás, no habíamos vuelto a hablar. Bueno él intentaba entablar conversación pero yo ni si quiera le contestaba. Cuando llegamos a su coche me sorprendió que fuese un BMW m4 coupe. Estaba alucinando, siempre quise uno de estos, me encanta todo lo que tenga motor. Ken se quedó mirándome con una medio sonrisa mientras yo miraba el coche.

Le debe de ir bien para tener un coche así.

Cuando acabé de mirar al coche, ambos subimos y nos pusimos en marcha a su casa, bueno ahora también la mía. Llevábamos unos 10 minutos cuando mi padre se dispuso a hablar.

-Nati.. Nathalia -corrigió- El instituto empezó hace unas semanas pero ahora están de vacaciones, asique el lunes empezaras el instituto. Estos días tendrás para acostumbrarte a vivir aquí con todos. Hablé con tus profesores y el director para que no estés perdida, Marc te ayudará.

-Emm sí, claro, como quieras - le dije. Espera dijo ¿con todos? ¿A qué se refiere con eso?.

Pasaron otros 15 minutos y estábamos entrando por una urbanización bastante grande con unas casas que parecían mansiones, bueno yo creo que eran mansiones. ¿En serio que vive aquí?

Le debe de ir muy bien. Y mientras mi abuela y yo casi muriéndonos de hambre en Londres.

Pensar eso me hizo enfadarme muchísimo más con mi padre. Me di cuenta de que el coche se detuvo en frente de una casa, la cual era más grande que el resto. Vi como Ken se bajaba del coche y yo hice lo mismo. Cogí mis maletas del maletero y me dirigí a la puerta principal la cual Ken abrió y a mi se me abrieron los ojos al ver esa casa por dentro, había un salón de estar con cinco sofás y una tele de plasma colgando en frente de ellos la cocina era increíble. Además había un piano y tres guitarras.

-Sígueme y te enseño tu cuarto - dijo Ken mientras subía las escaleras, lo que hizo que volviese a la realidad, y le siguiese por las escaleras.

Allí arriba había ocho puertas lo que supuse que serían habitaciones y baños, a lo que Ken me contestó.

-Hay seis habitaciones, ésta es la de tu hermano, y estas la de los invitados, la tuya es la del final del pasillo. Esta ultima es el baño dado que todas las habitaciones no tienen. La tuya si que tiene, no me mires así -aquello me lo dijo porque tenía las cejas fruncidas- pero de momento no está acabado por lo que tendrás que usar éste - a lo que yo solo asentí.- Mi habitación está abajo. Bueno, espero que te guste tu cuarto, sino podemos cambiarlo todo o decorarlo como quieras, no importa.

Abrí la puerta y mi boca se abrió y no podía cerrarla. Era preciosa, siempre quise una habitación así. Tenía un cama bastante grande en la parte de abajo junto con un escritorio y a la izquierda de la habitación había unas escaleras, que eran también estanterías, para subir a lo que era un segundo piso donde había sofás y unas mesitas. Desde ahí podía ver la televisión que tenia a la vez que desde el sofá. Debajo del segundo piso había dos puertas que supongo que una llevaría al baño y la otra a mi vestidor. De frente se encontraba una cristalera que daba a parar a la terraza. La habitación estaba pintada de verde junto con blanco y gris. Era hermosa.

-Cuando eras pequeña siempre me dijiste que querías un cuarto así pero igual habías cambiado de opinión, no lo sabía, así que lo hice, si no te gusta solo tienes que decirlo y lo cambiamos. - dijo mi padre bastante nervioso y sin apartar la mirada del suelo.

- No, está bien, me gusta y gracias. - fue lo único que pude decir.

-Bueno te dejo que te acomodes, dentro de un rato cenaremos, baja cuando quieras. - fue lo único que me dijo y cerro la puerta.

Dos horas después

Por fin había acabado de colocar todo, estaba agotada y me moría de hambre. Por lo que decidí bajar a comer algo. Cuando ya estaba a punto de entrar oí a Ken hablar con otra persona.

-Nati está arriba acomodando sus cosas. -dijo Ken.

-¿Y cuándo bajará? Estoy nervioso por cómo reaccionará al verme. ¿Crees que estará enfadada conmigo? Ya sabes, por no llamarla ni nada durante todo este tiempo... La eché mucho de menos, papá. -dijo ¿mi hermano?

-Fijo que también te echó de menos a ti, eres su hermano, ¿recuerdas? Además con el que está enfadado es conmigo nunca me perdonará. Y por cierto, ella no sabe nada sobre los chicos, no quise decírselo porque seguramente que no hubiese venido.

¿De qué hablaba mi padre?¿Qué chicos? No entiendo nada... Respiré y entré a la cocina, pero parece que ellos no se dieron cuenta por lo que siguieron conversando hasta que yo interrumpí.

- ¿Hermanis? - pregunté cuando mi hermano me miró y se le cristalizaron los ojos a lo que a mi también.

- ¿Nat? - yo solo asentí y noté sus brazos rodeándome - te extrañé mucho, hermanita.

- Yo.. yo.. también pero ¿podrías soltarme? - me miró triste - me estás ahogando - le dije a lo que soltó una carcajada. Joder, cómo lo había extrañado.- Estás muy cambiado.

Me sacaba casi una cabeza y media, su pelo se había oscurecido pero sus ojos, los mismos ojos que mamá, seguían igual, ese color raro entre azul y verde que hacía que no supieses de que color eran por mucho que los mirases.

- Tú también, hermanita. Estás muy.. em.. crecida. - dijo mientras los dos nos reíamos.

Estábamos cenando los tres, yo solo comía mientras Ken y Marc hablaban. Al de poco sonó el móvil de Ken, cuando acabó de hablar nos miró a ambos y resopló.

-Nathalia, bueno, no sé cómo decirte esto pero... -le mire estañado- yo no vivo aquí. Aquí vive tu hermano con cuatro amigos más. Todos van al instituto, al mismo que el tuyo. Yo solo vivo aquí durante el tiempo que no estoy viajando por trabajo, y, bueno, mañana me iré por la mañana muy pronto.

- Osea me traes aquí, después de abandonarme, llevarte a mi mellizo a millones de kilómetros de mi, arruinarme la vida, cambiarme de instituto, tener que dejar todo en Londres y ahora me dices que tengo que vivir con 4 chicos más que además de mi hermano son prácticamente unos desconocidos para mi. Te odio. - fue lo único que pude decir antes de largarme e irme a mi habitación.




Marc Colins (Tim Borrmann) en multimedia

Mi vida Entre chicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora