1965-1966. El Miura en su mayor auge.

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Los cupés de Sant'Agata ya estaban empezando a hacerse notar a principios de 1965. Esta fue la primera gran etapa de la empresa Lamborghini, y uno de sus períodos más prolíficos y creativos. Entre octubre de 1965 y de junio de 1966, la empresa presentó una cantidad impresionante de modelos nuevos. Aunque coches como el 3500 GTZ (con una carrocería de Zegato), el 350 Spyder de Touring y el Monza 400 de Neri y Bonacini eran esencialmente prototipos, el chasis aparentemente extravagante que Lamborghini presentó en su stand del Salón del Automóvil de Turín de 1965 estaba destinado a tener un profundo impacto en la historia de la empresa y en toda la industria automovilística. El diseño de este chasis se remonta al enorme entusiasmo de los dos jóvenes ingenieros contratados por Ferruccio para dirigir el departamento técnico de su fábrica. Dallara y Stanzani eran jóvenes, apasionados y entusiastas. La confianza que Lamborghini depositó en ellos al ponerlos al mando de su nueva y extraordinaria operación propició que los dos ingenieros generaran nuevas ideas más avanzadas. Estas ideas estaban basadas en los últimos adelantos en los coches de carreras de este período, es decir, los deportivos de dos plazas. De hecho, este era el concepto de los dos jóvenes ingenieros de Bolonia: poner en la carretera una versión apenas domesticada de un verdadero coche de carreras, más que una reinterpretación del clásico GT tradicional. Su proyecto, denominado provisionalmente 400 TP, tenía el motor de 12 cilindros y 4 litros del 400 GT, montado transversalmente detrás del habitáculo, con la caja de cambios y el diferencial unidos a la base del motor en una sola pieza. El chasis estaba hecho de chapa metálica plegada, soldada y perforada para reducir el peso.

Según cuenta la historia, cuando Lamborghini vio el proyecto lo aprobó inmediatamente, probablemente dejando muy sorprendidos a los dos diseñadores que, sin duda, ni siquiera habrían osado esperar un final tan feliz para su propuesta. Por una vez, sin embargo, Lamborghini se equivocó en su pronóstico: declaró que un coche así debería fabricarse porque sería una buena publicidad para la marca, a pesar de que, evidentemente, nunca se venderían más de cincuenta en todo el mundo. De vez en cuando, incluso los mejores cometen errores. El chasis se completó en muy poco tiempo y se exhibió en Salón del Automóvil de Turín en octubre de 1965. Uno que creyó en el chasis y, sobre todo, en las capacidades de Lamborghini fue Nuccio Bertone. El carrocero turinés era experto en coches y motores, y tan pronto como vio el chasis se acercó a Lamborghini y le dijo: "Yo soy el que puede hacer el zapato para tu pie". Los dos se dieron la mano, y esto marcó el comienzo de una aventura extraordinaria.

A Marcello Gandini le tocó la tarea de interpretar las ideas de Bertone, creando una carrocería única y sensacional para el chasis fabricado en Bolonia, algo que, en su mezcla de agresividad, elegancia, originalidad y clase, estaba destinado a convertirse en algo irrepetible: nació el Miura.

Nadie sabe realmente por qué se le puso este nombre. Sobre todo, Ferruccio nunca quiso revelar qué fue lo que le sugirió la analogía con esta raza de toros poderosos y extraordinarios, una leyenda de la tauromaquia española. Para alguien como él, un hombre que nació bajo el signo de Tauro y que había utilizado este símbolo para el orgulloso logo de todas sus actividades industriales, el hecho de que le pusiera el nombre de un toro de lidia a uno de sus coches debe entenderse como algo de lo más natural. Lo que es verdaderamente sorprendente es el el hecho de que, al elegir el nombre de su primer coche que tendría gran impacto internacional, eligiera instintivamente el mejor nombre y el más indicado. Según los expertos, los toros Miura no son en absoluto unos animales cualquiera. Son los más fuertes de todos los toros de lidia, pero sobre todo son los más inteligentes y feroces, en el sentido militar de la palabra. Los toreros suelen describir en sus libros la inconfundible mirada del toro de Miura: la mirada de un verdadero luchador, astuto y fuerte. El nombre era particularmente apto y, con solo cinco letras, también muy inmediato.

El trabajo para preparar el Miura inmediatamente fue frenético. Gandini relató más tarde que, de octubre a febrero, todo el mundo trabajó durante todo el día, siete días a la semana, como locos. Se acercaba un acontecimiento importante y nadie quería perderse la oportunidad de presentar este nuevo modelo: el Salón del Automóvil de Ginebra de 1966. Y ahí estaba el milagro: que el chasis presentado como prototipo totalmente experimental en otoño de 1965 se había convertido en el coche de calle más impresionante del mundo, en tan solo cuatro meses. El Miura reinó sin oposición en el Salón del Automóvil de Ginebra.

El entusiasmo estaba por las nubes y, en una sensacional jugada maestra, Lamborghini logró elevarlo aún más al llevar el Miura al Gran Premio de Montecarlo, el fin de semana más fascinante para los coches deportivos en general y para los italianos de alto nivel en particular. El Miura naranja que aparcó delante del Hotel de París aquel sábado por la tarde atrajo a tantos espectadores que bloquearon por completo la plaza del Casino, elevando aún más el entusiasmo, el interés y los pedidos. Fue, simplemente, un éxito rotundo.

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