Me presento

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-"Si, estoy bien"

Esas fueron las únicas palabras que logró articular. Salieron por inercia de sus labios, al encontrarse en ese estado de angustia, aún con lágrimas en los ojos.

-"No te imaginas como me tranquiliza el verte despierta ¿Quieres algo de comer? No soy un excelente cocinero, pero no me puedo morir de hambre. Si gustas mientras almorzamos me cuentas que te pasó. Son pasadas las 3 de la tarde. Hoy pedí el día administrativo en el trabajo, no te podía dejar sola"

Por algún motivo Sora sentía una sensación de alivio dentro de sí. Sensación que le parecía extraña al estar en una cama desconocida, en un edificio desconocido y sabiendo que un chico que no conocía había hecho tanto por ella en tan solo unas horas.

Se secó las lágrimas y decidió darse la vuelta. En ese momento algo sintió dentro de sí, no sabía explicar lo que era. Estaba ante un chico completamente desconocido, al que jamás había visto. Este no debía tener más de 25 años. Llevaba una remera blanca y un buzo negro holgado. A Sora le causó cierta gracia y ternura su cabello, este era color castaño y bastante alborotado, lo cual le daba un aspecto de niño que Sora encontró ¿atractivo? No sabía si esa era la palabra adecuada, pero ante ese primer encuentro ella no supo que hacer. Solo esbozó una pequeña sonrisa, para luego decirle "gracias".

- "¿Gracias por qué? Estoy seguro de que tú en mi lugar habrías hecho lo mismo. Ven, vamos a comer algo que de verdad es tarde y yo tengo hambre." Dicho esto le dedicó una tierna sonrisa a Sora y se levantó. Seguramente en dirección a la cocina.

Cuando Sora se estaba levantando este volvió a entrar en la habitación.

- "Por cierto, hoy te quedas acá. ¡Ah! Tengo bastante ropa deportiva en el mueblo de enfrente. Toda está limpia. Puedes tomar lo que gustes mientras lavas la que traes puesta. En los cajones de abajo hay toallas, por si luego quieres tomarte una ducha".

En ese instante Sora recién prestó atención a su verdadero estado: Su blusa anaranjada estaba llena de polvo, sus jeans grises estaban con un poco de barro y estaba descalza. Sus calcetines eran los únicos que aún tenían un estado decente.

Se miró con cierta pena y se tocó el cabello, no quería ni imaginar como este estaba. Le dio pena pensar que en ese estado ese chico la había recostado en su cama limpia. Suspiró y se puso a llorar de nuevo.

- ¡Heyheyhey! Tranquila, no llores"

Dicho esto él corrió a abrazarla en un impulso innato por contenerla. Ella, sin embargo, solo atinó a aferrarse más a él y a llorar en su pecho. Se sentía fatal.

- "Vamos, no estás sola" le dijo él mientras con un brazo la estrechaba y con el otro acariciaba su cabello. Ante estas palabras Sora no pudo más con su llanto y ya sabiendo que no lo controlaría solo le dijo: - "Si, si lo estoy".

- "Vamos, estoy contigo. No sé qué es lo que te haya sucedido, pero no te voy a dejar a tu suerte, si te encontré es por algo. Echa fuera todo lo que tengas dentro ahora. Piensa que lo peor ya sucedió".

Desde la tarde del día anterior ese era el primer momento de tranquilidad que sentía. Algo dentro de sí le decía que él no mentía, que él de verdad iba a estar con ella. Que él no era como Yamato. Aún sin saber su nombre ella sabía que él la iba a ayudar.

Se separó unos centímetros de ella, la miró directo a los ojos y le dijo: "Solo te pido que me cuentes todo lo que te sucedió y qué te llevó a que yo te encontrara anoche en este estado. Vamos, toma lo que necesites y dúchate. Te esperaré en el comedor para almorzar". Acto seguido besó tiernamente su frente, acarició su cabello una vez más y salió lentamente de la habitación.

Sora agradecía a la vida que él la hubiera encontrado, no sabía cómo agradecer tanto, aún no sabía cuáles serían sus próximas acciones a realizar, pero sin duda, él la iba a ayudar.

Abrió el ropero del chico, tomó una polera blanca, un pantalón de buzo negro con franjas a tono y un poleron a juego. Notó el aroma de las prendas y rio para sí misma. Tomó una toalla color azul y se dirigió al baño.

Se desvistió y se sintió rara. Se sentía doblemente desnuda, más desprotegida de lo habitual. Reguló el agua en la ducha y cuando ya estuvo lo suficientemente tibia ingresó a ella.

Aún no entendía todo lo que estaba pasando. A pesar de todo cerraba sus ojos bajo el chorro de agua pidiendo a Dios que fuera una pesadilla y la despertara rápido de ella. Sabía que eso no iba a suceder, pero no encontraba respuesta ante lo que le había ocurrido. Ahí vino a su mente el chico moreno de cabellos alborotados. Quizás él era un ángel, o una aparición, era demasiado generoso para ser real. Pensó en él y se le erizó la piel, él provocaba en ella cierta sensación que recordó haber sentido cuando adolescente, pero que ya no recordaba cuando era que le sucedía. Culminó su ducha estando un poco más tranquila. Se vio en el espejo del baño y sentía ganas de llorar al solo verse. Su rostro reflejaba el cansancio y las horas que había llorado. Sabía que aún le quedaba por llorar, hasta que recordó las palabras del chico: "lo peor ya había pasado".

Se dio cuenta de que efectivamente eso era cierto. Ya su, ahora ex novio, le había visto la cara quizás por cuanto tiempo, tiempo que ella tomaba como perdido dentro de su vida. Lo que sí, eso le daba igual a esta altura, lo cierto era que no se la vería más y se iría de su departamento, seguiría con su trabajo, con su carrera y velaría más por sí misma. Quizás esto era el inicio de algo nuevo, quizás este era el inicio de lo que ella realmente quería para su vida. Aún era joven y era lo suficientemente inteligente para salir de ese hoyo y reponerse de aquel engaño.

Se secó el cabello, se vistió y rio, le gustaba la ropa que llevaba, le recordó a cuando era niña y jugaba al futbol. Salió del baño, ordenó rápidamente la habitación y caminó hacía la cocina. Él estaba ahí, esperándola con una sonrisa y una mesa servida. En ese instante se dio cuenta de cuánto tiempo llevaba sin comer y de cuándo fue la última vez que había comido con Yamato. Para sus adentros pensó "Que suerte debe tener la novia de este chico".

El extendió una silla para que ella se sentara. Trajo ambos platos de comida, y se sentó frente a ella.

- "Hola, me presento. Me llamo TaichiYagami. Un gustó haberte encontrado. Te ves muy linda. Espero te guste lo que preparé".

- "Hola Taichi, soy Sora, Sora Takenouchi, el gusto es totalmente mío y... Ahora te contaré lo que me sucedió y como es que llegue aquí. Al parque donde me encontraste, digo".

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Espero les guste, si les gusta Yamato, no me odie porfiiiiiiiiiis <3 jajaja. Aun que cualquier cosa, comentario, crítica o lo que sea, diganmelo <3 Un abrazo. Nos estamos leyendo! ^^ 





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