AMIGA SOLEDAD

1 0 0
                                    


Él estaba solo, ella se sentía así. Vagaban por internet porque por ahí decían que las conversaciones que allí se daban, duraban más que las reales.

Su alma era silenciosa, pero él se mostró diferente, ruidoso. Él escondía un secreto, su ser, y cosas que en la vida pasan... Movido por la venganza, y las desilusiones, quiso ser distinto, porque creyó que funcionaría.

Ella era un libro abierto, y se le escapaban las palabras. Era por naturaleza confiada y solidaría, siempre humilde.

Todo empezó cuando él comentó su deseo por viajar a México, ella era mexicana. Al principio, él mantuvo su personaje pues no quería echarlo a perder... además no había llegado hasta allí sino mintiendo. Pero ella era lo que él necesitaba y le hizo pensar a su alma silenciosa que esta vez sería aceptado. Se abrió a ella, y la chica hizo lo mismo, se liberaron, lloraron y se quedaron hablando hasta las cuatro de la mañana.

Dicen que sacar lo que se lleva dentro, ayuda, y nos quita peso para seguir caminando... más ellos decidieron quedarse allí sentados.

Lo que él le contó la deprimió, y se dedicó a consolarlo. Pero ese consuelo nunca fue suficiente para él, y siempre necesitaba más...

"¿Estás bien?" justo cuando una oleada de tristeza pasaba por su pecho.

Caer en la cuenta de que ella era muy importante, le hizo entender que mentir lastimaba mucho más de lo que jamás entendió. Para solucionarlo ya era tarde.

¿Cómo le explicaba que nunca tuvo algo tan real empezando con una mentira?

Intentó alejarse, y se prometió a sí mismo no volver a mentir.

Su distancia la lastimó. Él comenzó a conectarse menos seguido, diciéndole que si no fuera porque hablaba con ella ya no le encontraba sentido a las redes sociales. Y en parte era cierto.

Pasó el tiempo... la distancia hizo su efecto. Ella salió de esa oscuridad en la que él, de alguna manera la sumió. Se dio cuenta de que sentirse sola, no es lo mismo que estarlo, y mirando a su alrededor, se dio cuenta de todas las personas que había. Volvió a sonreír, se sintió feliz. Se volvió menos ingenua, y su autoestima aumentó.

Él empeoró, con ella o sin ella sufría igual, solo que con la segunda opción, al menos uno de los dos se salvaba. Tres días tirado en la cama, sin hablar, reír o siquiera quejarse sin atender en su clase favorita... era como si no estuviera allí.

Volvió porque creyó que ella podría reunir los pedazos de sí mismo desparramados por el suelo. ¡Ella estaba ahí como siempre después de tanto tiempo! Le contó que la había pasado peor, pero ella no tuvo palabras consoladoras para él esta vez.

Ella le dijo que lo extrañó, y que le quería tanto como siempre, pero que había ansiado esta conversación para cerrar un ciclo. Ella estaba bien ahora, había ahogado sus penas en las lágrimas de él. Ya no lo necesitaba. Le reclamó que él no estuvo todo este tiempo, pero que de alguna forma le sirvió para darse cuenta de que podía sola.

Él le dijo que dudaba poder hacerlo solo, con lágrimas en los ojos, y cubriéndose la boca para evitar un grito ante lo que acababa de descubrir.

Ella se fue, y él le dedicó unas palabras que nunca supo si ella leyó.

Y termina justo como empieza, solo. Con su única compañera inseparable; la soledad, con la cual era absurdo mentir. Apagó su teléfono, y volvió a sentir el silencio, no tenía nada que decir, solo soltó un suspiro y apoyó su cabeza sobre la almohada.

No la culpó, ni la odió, no podía. Se calló, porque creyó que la soledad merecía, y temió porque pensó que a ella pertenecía.

p-~:�J0


Lápiz y papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora