No rompas un corazón.

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— Hola, mi nombre es Yeol; Park Chan Yeol.

Sus zapatos toscos y feos, su ropa comprada en la sección de ñoños, lentes gruesos de fondo de botella, brackets llenos de comida, granos de pre pubertad, voz chillona y molesta, cabello negro cortado como si fuese un hongo. Eso era Chanyeol.

Baekhyun sonrió con incomodidad mientras era obligado a saludarlo. Ese niño —porque era dos años menor que él, por lo tanto un niño— era la definición perfecta de persona molesta. Lo conocía desde que tenía memoria, pero siempre que se encontraban, Yeol se presentaba como si fuese la primera vez. Tan molesto.

Chanyeol era el hijo de Park Eungi, la mejor amiga de su madre; una mujer hermosa y madre soltera, era la persona más amable y cariñosa que jamás conoció en sus catorce años.

¡Pero su hijo era una molestia!

Yeol siempre se encontraba obsesionado con algún tema; dinosaurios, autos, superhéroes, o lucha libre. Era demasiado afectivo para gusto del mayor, encimoso; abrazaba con demasiada fuerza y si se atrevía a besar la mejilla de Baek, esta quedaba llena de saliva. Parecía que podía hablar hasta por los codos. Y lo peor de todo, demasiado inocente para funcionar.

Su madre insistía en que Yeol era un gran niño, y que debía forjar una buena amistad con él. Baekhyun sabía que su madre solo se creaba un a telenovela en su cabeza, una donde él y el feo Chanyeol terminaban juntos.

Pero mientras Baek estuviese en su sano juicio, jamás se fijaría en Chanyeol.

— Baek, ¿quieres jugar con mis dinosaurios? —Le preguntó con una sonrisa.

Ambos se encontraban alejados de la fiesta que se llevaba a cabo en el patio de la casa Park, más específicamente en el cuarto del menor, ya que sus madres habían insistido en que fueran a jugar juntos, por ser los únicos menores del lugar. Ya no soy un niñito, mamá. Chanyeol era hijo único, por lo tanto, su cuarto era enorme y tenía tantos juguetes como quisiese.

— No, gracias. —Respondió entre dientes mientras se dejaba caer en la mullida cama y revisaba su celular.

Un mensaje de su mejor amigo había llegado; "¿Vienes a mi casa?". Suspiró molesto mientras respondía: "No puedo. Estoy atrapado con Súper Ñoño y sus estúpidos dinosaurios". Baekhyun casi podía escuchar la carcajada que Luhan había soltado desde donde quiera que se encontrase. No pasaron ni dos minutos cuando un nuevo mensaje llegó: "Que te diviertas entonces, solo no arruines su inocencia".

El chico castaño suspiró frustrado mientras guardaba su teléfono en su bolsillo. Alzó la mirada y encontró al dueño del cuarto tirado en el suelo mientras hacía ruiditos raros que aparentaban ser los rugidos de los pequeños dinosaurios de plástico en sus manos. Sonrió como un gato malvado con un plan entre manos.

— Yeol —le llamó y en seguida, el chico azabache le miró de inmediato— ¿en qué grado estás?

— Terminé el sexto grado —sonrió emocionado—. Saqué buenas notas, ya que estuve tomando algunos cursos de regularización, en esos cursos conocí a Seola, ella-...

— Sí, sí, sí —cortó el discurso del menor y se levantó de la cama—. Dime algo, ¿alguna vez has besado a alguien?

Chanyeol se incorporó del suelo, sentado frente al castaño, con la cara roja y una sonrisa tonta e inocente. Desagradable, pensó Baek mientras disimulaba una mueca.

— ¿B-Besar? Bueno, no. —El mayor sonrió satisfecho.

Baekhyun llevó sus manos detrás de su espalda y comenzó a avanzar lentamente hasta donde Chanyeol se encontraba. El menor, aún rojo como tomate, retrocedió sentado hasta que se topó con la pared y se vio acorralado por el cuerpo del castaño. Chanyeol se levantó como resorte, descubriendo que era ligeramente más alto que el mayor, por apenas unos centímetros, pero debido a la incómoda situación, el azabache se sentía tan pequeño e intimidado.

El hijo de la amiga de mi madre. [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora