―¿Necesitas lentes Serene?, soy tu madre. Por Dios ―contestó aquella mujer con el ceño fruncido.
Eso era una señal para serene pero que su madre nunca hacía ese tipo de expresiones, ella tenía una obsesión con las cremas de belleza y no quería que ninguna línea de expresión apareciera en su bello rostro.
―Lo siento, estaba muy nerviosa porque tuve que regresar antes de tiempo. Ya le dije al chofer pero creí que papá estaría aquí para regañarme.
―Y debería de estarlo ―interrumpió, ―pero como está en una cena de negocios me temo que no vendrá hasta bien entrada la noche.
―Ya veo, entonces cenemos antes de dormir.
―De eso nada señorita, me debes una explicación.
―Me trajo un amigo...no es nada más que eso ―justificó Serene torpemente mientras ganaba un poco de tiempo para inventarse una mejor historia.
―¿De qué me estás hablando?, yo me refiero a lo que pasó esta mañana en la empresa de tu padre. Alguien me comentó que te vio llegar de la misma forma que yo te vi, pero que tus compañeros no estaban así.
―¿Quién te dijo eso?
―¡No desvíes el tema!, ¿qué fue exactamente lo que sucedió? ―insistió. ―Si no me dices la verdad tendré que hacer que tu padre te castigue, ¿qué fue lo que sucedió ahí.
―En verdad no tengo nada que explicar mamá, incluso papá me vio así en la empresa y no me dijo nada ―contestó con la esperanza de que ella no siguiera indagando.
―Si no tienes nada qué explicar entonces no te preocupes más, dejaré que sigas tu camino a la habitación. Entiendo que necesitas privacidad en tu vida.
Ella abandonó el recibidor y fue directo a la cocina. No estaba acostumbrada a preparar la comida para su familia, pero necesitaba ocuparse en algo para no seguir incordiando a su hija.
Serene subió las escaleras arrastrando los pies mientras intentaba pensar en cómo explicaría a sus padres todo lo que había sucedido. Hace poco había tenido la discusión de siempre con su padre, aquella en la que ella terminaba alegando que ya era lo suficientemente madura como para salir y cuidarse sola.
Si analizaba todo en retrospectiva, solamente evidenciaba un enorme error que podría costarle el encierro nuevamente. ¿Por qué no se escapaba de casa?, porque tenía miedo, temía el ser incapaz de salir adelante sin que sus padres le ayudaran porque, técnicamente, ella no sabía hacer nada excepto postear cosas en las redes sociales.
Como no tenía nada más que hacer, abrió su cuenta en Instagram para responder los cientos de comentarios que tenía su última foto. Era ella, obviamente, posando junto a un farol con una enorme capa, producto de uno de los diseños de la empresa de su padre.
«Sería una fortuna el poder vivir como tu, poder estar en París y vestir ropa de diseñador» decía el comentario de una chica debajo de la fotografía.
«No es tan facil como piensas, tener esta clase de vida tiene sus ventajas y desventajas. Si supieras» respondió antes de comenzar a cambiarse de ropa para utilizar su pijama.
La última vez que estuvo castigada fue por culpa de su exceso con las compras, pero esta vez no lo había hecho, el único error había sido que olvidó la excursión y,por supuesto, que el clima arruinó por completo sus planes. Sólo era una víctima de las circunstancias.
Ésta vez sería por arruinar su imagen y haberse presentado así en la empresa. Como la hija del dueño se supone que ella debería lucir una imagen impecable, como mano derecha de su padre se suponía que debía ser capaz de resolver sus problemas a la perfección, por lo que asistir en esas fachas no hacía mas que evidenciar su falta de compromiso con su trabajo y con su persona.
ESTÁS LEYENDO
Amor por accidente
RomanceA todos nos pasa, ¿no es así?, saber de la existencia de una persona a la que nunca antes habías notado y entonces comienzas a ver a esa persona por todas partes. En Francia, incluso a la hija pródiga de una familia adinerada, también le suceden es...